jueves, febrero 04, 2010

LA REGLA DE LAS 24 HORAS

"Muerde tu lengua si es necesario, y espera un día entero antes de refutar a tu pareja sobre algún tema controversial o con carga emocional".

¿Cuánto debes esperar hasta responderle a tu pareja sobre algún tema controversial o con carga emocional? Después de haber sido un buen oyente, ¿Cuándo tendrás finalmente la oportunidad de ser escuchado?

Ya sea que la conversación se lleve a cabo en la oficina o en la casa, siempre recomiendo 24 horas de espera antes de que el oyente pueda responder.

El periodo de espera de 24 horas no necesita ser rígidamente controlado con cronómetro. Lo que realmente importa es que un día entero ha pasado y la pareja tiene la oportunidad reflexionar sobre el tema controversial o con carga emocional antes de que los roles de oyente y orador se intercambien.

En caso de que suene absurdo esperar 24 horas antes de refutar o corregir a tu pareja, sólo escucha lo que Sam tiene para decir acerca de la “regla de las 24 horas”.

Estaba con Sam y su esposa, Nava, en nuestra ultima sesión. Y les pedí que hicieran críticas acerca del trabajo que habíamos realizado.

Sam, el calvo gerente general de una conocida compañía de ropa deportiva femenina, respondió primero. “Creo que la regla de las 24 horas fue lo que más nos ayudó, por lo menos a mí”, Sam dijo entusiasmado. “Ahora manejamos los desacuerdos mucho mejor de lo que solíamos hacerlo”.

¿Qué fue lo que Sam encontró tan útil acerca de la regla de las 24 horas?, me pregunté.

“Usted sabe, Dr. Wikler, cuando dejamos su oficina después de la primera sesión, sabía que no sería capaz de adherirme a la regla. Y tan pronto como nos metimos en el automóvil para ir a casa, salté sobre Nava por criticarme del modo que lo hizo delante de usted. Le dije que me hizo sonar como una clase de ogro”.

“Entonces Nava me detuvo y repitió lo que usted había dicho – que sólo podía comentar lo que ella había dicho en su oficina después del periodo de espera de 24 horas. Yo estaba furioso. Y pensé que iba a explotar. Pero mantuve la compostura hasta el día siguiente”.

“Durante los siguientes meses, ha sido extremadamente difícil para mí esperar 24 horas antes de responder a algo de lo que dice Nava cuando no estoy de acuerdo. Pero cada vez que lo hago, puedo ver lo bueno que es”.

“Primero que nada, la regla me ayuda a clasificar lo importante y lo trivial. A veces, por ejemplo, Nava dice algo mientras es la oradora y yo siento que es incorrecto. En el pasado, la hubiera interrumpido en el mismo momento para aclarar las cosas. Ahora, muy a menudo después de la espera, me doy cuenta de que no era tan importante después de todo, y que tenía muy poco que ver con el punto principal o lo que sea que Nava estaba tratando de decirme”.

“En segundo lugar, realmente ayuda al oyente. Desde que sé que no se me permite responder a nada de lo que Nava me dice durante nuestras sesiones de comunicación en casa, realmente puedo enfocarme más en tratar de entender lo que ella me está diciendo”.

“Y por último, pero ciertamente no menos importante, la regla de las 24 horas me ayudó a controlar mi temperamento. Antes, si me enojaba con Nava, decía cosas que no deseaba decir o simplemente decía lo primero que se me venía a la mente. Y muchas veces, me arrepentía de lo que había dicho. Pero con la regla de las 24 horas, tengo que esperar antes de hablar. Después, cuando llega mi turno, no estoy tan molesto como estaba el día anterior”.

Nava estaba nerviosamente jugando con su collar e impacientemente esperaba mientras Sam hablaba. Ella estaba claramente ansiosa por compartir sus pensamientos.

“La regla de las 24 horas fue útil por todas las razones que mencionaste Sam. Pero también fue beneficiosa para mí porque… me dio esperanza”.

Los ojos de Nava se llenaron de lágrimas y ella las secó con un pañuelo. Sam se volteó hacia ella con ternura y preguntó, “¿Qué sucede cariño?”.

“Cuando vinimos aquí la primera vez, yo estaba seriamente considerando el divorcio. Estuvimos casados por 29 años. Todos nuestros hijos crecieron y sentía que ya no podía llegar a ti, sentía que tú no me escuchabas o que no te importaba entender lo que sentía. Estaba tan frustrada, incluso nuestro rabino no pudo hacerte cambiar. Me dije a mí misma, ‘Si él no puede entender por qué estoy tan molesta todo el tiempo, quizás debamos divorciarnos y terminar con esto de una vez’”.

“Pero luego vinimos aquí y empezamos a seguir la regla de las 24 horas. Entonces cuando yo te hablaba, tú tenías que escuchar y pensar sobre lo que había dicho durante todo un día antes de que pudieras responderme. Sólo saber que estabas pensando sobre lo que yo había dicho me dio esperanza de que quizás, quizás podríamos llegar a mejorar nuestro matrimonio”.

“Creo que la regla de las 24 horas también te ayudó a ti a controlar tu temperamento, cariño”, bromeó Sam. Luego ambos sonrieron, tímidamente, el uno al otro.

El objetivo de la regla no es que el silencio deba prevalecer sobre cualquier tema durante un día, sino que los esposos consideren los sentimientos del otro durante todo un día antes de refutar, responder o contradecir.

Extraído con permiso del autor y editor de, “Ten Minutes a Day to a Better Marriage: Getting Your Spouse to Understand You”, por Dr. Meir Wikler (Artscroll/Mesorah Publications, 2003)

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