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domingo, agosto 21, 2016

POR QUE LAS PERSONAS MUY INTELIGENTES TIENEN POCOS AMIGOS

PSICÓLOGOS EXPLICARON POR QUÉ 
LAS PERSONAS EN EXTREMO INTELIGENTES
TIENEN POCOS AMIGOS
Sin duda, tener amigos es necesario, y la constante comunicación con la gente tiene sus ventajas. Los científicos decidieron responder la pregunta: ¿realmente hay que tener amigos para ser feliz y estar plenamente satisfecho con la vida? Y llevaron a cabo esta investigación. En este estudio participaron 15.000 personas en edades entre los 18 y 28 años, que viven en lugares con una densidad de población diferente y se comunican con sus amigos con distinta frecuencia.

Una revista británica de Psicología publicó unos sorprendentes resultados

TRES CONCLUSIONES PRINCIPALES DE LA INVESTIGACIÓN

Los psicólogos evolucionistas Satoshi Kanazawa de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres y Norman Lee de la Universidad de negocios de Singapur (SMU), tras analizar los resultados de la investigación, llegaron a las siguientes conclusiones:

° En primer lugar, las personas que viven en puntos con alta densidad de población, por lo general, se sienten menos felices.
° En segundo lugar, la mayoría, para sentirse felices, necesita reunirse constantemente con sus amigos o las personas que comparten su forma de pensar. Cuanta más comunicación cercana hay, mayor es el nivel de felicidad.
° En tercer lugar, las personas con inteligencia mayor que los demás, son una excepción de esta regla.

Cuanto más alto sea su IQ (coeficiente intelectual), menor es la necesidad del ser humano de relacionarse constantemente con amigos.

Los intelectuales sienten menos satisfacción de la vida con exceso de actividad social. No se emocionan por «ser el alma de la fiesta».


LAS PERSONAS CON INTELIGENCIA ALTA TIENEN UN CÍRCULO SOCIAL MUY REDUCIDO


El cerebro de una persona con habilidades intelectuales altas funciona de distinta forma. Esto también incluye la sociabilidad.

Sí, ser inteligente no es sencillo. Adentro de cada intelectual existe su propio pequeño mundo.

La actividad social para las personas con una inteligencia mayor al promedio, es más bien una medida necesaria que una necesidad de la vida. La mayoría de los supergenios han sido y suelen ser solitarios. En realidad, hay pocas personas que los entiendan y los acepten. Pero para ellos esto no representa ningún problema. Al contrario, cuanto más tienen que socializar, menos felices se sienten.

LAS PERSONAS INTELIGENTES PREFIEREN DEDICARSE A LOS ASUNTOS IMPORTANTES PARA ELLOS ANTES QUE SOCIALIZAR

La investigadora Carol Graham del Instituto de Brookings, especialista de «la economía de la felicidad», cree que las personas inteligentes utilizan la mayor parte del tiempo en alcanzar metas a largo plazo. Los intelectuales se sienten satisfechos al hacer cosas que los llevan a ciertos resultados.

El doctor que trabaja en la vacuna contra el cáncer, el escritor que está escribiendo una novela formidable, no necesitan interactuar con otras personas. Porque esto los distrae de la meta principal, lo cual quiere decir que influye de forma negativa en la felicidad y desequilibra su armonía interna.

LAS RAZONES ESTÁN EN EL PASADO LEJANO

Existe la «teoría de la felicidad de sabana». De acuerdo a esta teoría, no solo se trata de los genes sino también de la memoria de nuestros antepasados. El estilo de vida de los cazadores antiguos, a partir de los cuales empezó la historia de nuestra civilización, hasta la fecha influye en nuestra vida e incluso en nuestra sensación de felicidad interior.

Nos sentimos felices en exactamente las mismas situaciones y circunstancias en las cuales fueron felices las personas que vivieron hace miles de años.

Pero, para ser exactos, el círculo social de los antepasados de la sabana africana contaba más de 150 miembros del grupo. Y vivían en un lugar remoto con una densidad de población menor a una persona por un kilómetro cuadrado. Necesitaban mantenerse juntos siempre para sobrevivir en un ambiente hostil.

Ahora vivimos en la era de las tecnologías y una gran cantidad de personas alrededor. Sin embargo, la mayor parte de la gente sigue mostrando las cualidades de nuestros antepasados que quedaron en la memoria genética. Pareciera que el cuerpo existiera en una situación; y el cerebro, en otra. El cuerpo puede estar en una metrópoli con varios miles de personas por metro cuadrado, y el cerebro, en la sabana desértica.

La mayor parte. Pero no todos.

LA INTELIGENCIA ALTA PERMITE ADAPTARSE A LAS NUEVAS CONDICIONES


Los intelectuales, a diferencia de las personas con habilidades mentales promedio, en alguna etapa de la evolución lograron superar la memoria del pasado, ya que no corresponde al presente.

Estas personas pueden adaptarse con mayor facilidad. Parece que la naturaleza les puso la tarea de solucionar nuevos problemas evolutivos. Por eso las personas inteligentes pueden vivir fácilmente de acuerdo con sus propias leyes, sin aferrarse mucho a los orígenes.

La inteligencia alta permite no basarse en otras personas constantemente, sino alcanzar las metas de forma individual. Las personas inteligentes están en armonía con ellas mismas y solo de vez en cuando necesitan interactuar de forma íntima con otras personas.
Por Jorge Luis Ortiz

lunes, agosto 31, 2015

LOS MUY INTELIGENTES TAMBIEN SUFREN

El lado oscuro de las personas muy inteligentes, casi siempre está habitado por la tristeza, por un vacío existencial que rara vez ofrece una auténtica felicidad a las personas que, por lógica, más éxito social deberían tener. Y sin embargo, no parece ser así. De hecho recordarás, sin duda, el caso de William James Sidis, el hombre más inteligente del mundo pero también el más triste. Un claro ejemplo de cómo, en ocasiones, una alta inteligencia no ofrece felicidad al corazón.

Descubramos cómo puede explicarse este curioso hecho.

Ser muy inteligente no significa saber tomar las mejores decisiones

Nos llama la atención. Habitualmente siempre pensamos que las personas con un CI muy alto son las que generalmente, mejores trabajos obtienen, los que más éxito deberían tener en la vida. Sin embargo, muchas veces nos encontramos en las aulas a niños con grandes capacidades intelectuales que no son reconocidos e incluso que son considerados como alumnos con “problemas”.

Parece que el éxito social casi siempre se asocia a personalidades extrovertidas, pasionales, abiertas, con gran capacidad de diálogo, de atracción y superación personal. Sin embargo, según un estudio que se hizo ya en los años 50 y que nos ofreció unos datos que a día de hoy parecen seguir cumpliéndose, las personas que sobrepasan un CI de 170 se declaran infelices e insatisfechas. Según ellos mismos afirman, a lo largo de su vida no tomaron las mejores decisiones o bien confiaron en personas que finalmente no los apoyaron, o nunca se sintieron verdaderamente satisfechos por cómo era su vida.

Mayor inteligencia, mayor sensibilidad

Podemos observarlo en los niños. Aquellos alumnos con un CI elevado están pendientes de aspectos que van más allá de los que deberían tener los niños de su edad. Son muy sensibles a los problemas existenciales, parecen constantemente preocupados por temas que el resto ni tan solo perciben. Ello deriva, en ocasiones, en un rechazo social o en una sensación de “estar solos en el mundo”.

Muchos expertos nos indican que los niveles de estrés y ansiedad en los que suelen vivir los niños con altas capacidades o superdotados, son comparables con los de un adulto con muchas responsabilidades.

A mayor inteligencia, mayores “puntos ciegos mentales”

Este aspecto resulta muy curioso. Keith Stanovich, es un profesor de la Universidad de Toronto, un hombre que ha pasado más de una década estudiando a las personas con altas capacidades intelectuales. Según él mismo nos explica, es muy frecuente encontrarnos con las siguientes dimensiones:

La capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual. Es frecuente ver a personas muy inteligentes preocupadas por cosas aparentemente irracionales que, lejos de aportarles un beneficio, profesional, personal, material o emocional, les perjudica.

Además, presentan lo que él llama “puntos ciegos mentales”. Es decir, a pesar de ser muy sensibles a temas existenciales, no son capaces de practicar una adecuada introspección, de valorar sus errores para enfocar las cosas de un modo más adecuado. Pueden hacer daño a los demás sin darse cuenta, es muy difícil ofrecerles ayuda cuando lo necesitan porque se ven a sí mismos “autosuficientes”. Es decir, se combina una compleja sensación donde el sentirse incomprendidos se suma, además, al no “saber aceptar ayuda”. Dimensiones que, Keith Stanovich, define como puntos ciegos mentales.

¿Qué es mejor? ¿Una alta inteligencia o una adecuada sabiduría?

Obviamente, no podemos decir que todas las personas con un CI muy elevado son infelices. No obstante, un gran porcentaje de ellos presentan problemas de depresión, ansiedad o una infelicidad que no saben muy bien cómo definir, como superar.

Igor Grossman, profesor de la Universidad de Waterloo en Canadá, nos dice que antes de focalizarnos en el valor de la inteligencia, las personas, deberíamos aprender en desarrollar un adecuado concepto de sabiduría, es decir, esa sencilla facultad para saber tomar las mejores decisiones, para saber cuidar mejor de nosotros mismos y de los demás, mediante una adecuada “Inteligencia Emocional”.

Fuente: supercurioso.com