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domingo, enero 28, 2018

DIA 28: 33 TIPS PARA TENER PACIENCIA y AUTOCONTROL

La desesperación puede llenar de ansiedad y disgusto. Por ello te presentamos 33 consejos para cultivar la paciencia y el autocontrol en ti mismo, en bebés, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores.

1. Dar el ejemplo es la mayor influencia. Para ello hay que estar consciente de nuestro estado y de lo que queremos lograr, ya que nuestro lenguaje corporal y/o verbal nos puede delatar cuando nos frustramos o enojamos. Por ejemplo: en las colas es necesario mostrar la mejor actitud mientras se espera. AUTOCONTROL.

2. Ser paciente con la otra persona o con los demás, teniendo en cuenta que nadie piensa exactamente como tú, ni hace las cosas como tú quisieras o como tú las harías. Cada quien hace las cosas como puede, como sabe, como desea, según el ejemplo de crianza que haya tenido y según su personalidad.

3. Aplicar la creatividad para hallar los recursos que funcionen para cada persona para calmarse. Comenzar con prácticas o técnicas sencillas para ejercitar la paciencia: una básica es la respiración. Aprender a controlar la respiración para calmarse, serenarse, ordenar las ideas y poder expresarse de una mejor manera.

4. También es necesario concientizarse, es decir encontrarle un sentido a lograr la paciencia o la utilidad de aplicar la paciencia en la vida y en nuestras interrelaciones con los demás, para une mejor calidad de vida y salud emocional y mental.

5. Ser conscientes de las razones que nos causan impaciencia.

6. Fijar metas de lo que se puede lograr con paciencia.

7. Comunicarse y conversar ayuda a aclarar malentendidos, supuestos, y no dejarnos llevar por los pensamientos negativos ni por las reacciones impulsivas de enojo, rencor, gritos, agresión física, etc.

8. Ser reflexivo. Pensar antes de reaccionar hablando u obrando. Evitar dejarse llevar por las reacciones impulsivas: reaccionar impulsivamente lo puede hacer cualquiera. El verdadero logro consiste en poder controlar tus emociones y reacciones, lo cual hace que los seres humanos seamos civilizados, respetuosos y podamos llevarnos mejor en sociedad.

9. Tolerancia a las frustraciones. Forma parte de la inteligencia emocional y se genera desde la infancia.

10. Aprender a expresar los sentimientos en forma adecuada, en su debido momento, lugar y con quién lo hacemos, ayudará a lograrlo.

11. Reconocer que es normal cometer errores.

12. Aprender a diferenciar necesidades reales de deseos antojadizos o caprichosos.

13. Emplear un poco de humor puede servir de mucha ayuda.

14. Aplicar empatía, cariño y comprensión hacia los demás también ayuda. Verlo como prójimo.

15. Entretenerse mientras se espera: leyendo alguna revista cuando estamos en la sala de espera de alguna consulta, mirar la ventana para ver qué ocurre en el mundo exterior mientras llega nuestro turno, cantar una canción o pintar algún dibujo; todas esas estrategias pueden hacer que la percepción del tiempo transcurrido sea menor.

16. Los buenos hábitos ayudan a alimentar la paciencia.

17. Aprender cuándo intervenir en una conversación también requiere de paciencia. Esta es una habilidad social que aprendemos cuando tenemos claras ciertas normas sociales como que es necesario que nuestro interlocutor termine de exponer lo que piensa para poder hacer uso de nuestro turno. En ese aspecto hay indicativos sencillos como esperar los silencios, y usarlos para poder pensar y estructurar bien lo que vamos a decir, también podemos usar el lenguaje no verbal para poder expresar que queremos hablar, eso se logra, por ejemplo, levantando nuestra mano.

18. Preguntarse: ¿Esto es un problema grande, un problema mediano o un problema pequeño? Al hacernos esta pregunta en un momento de enojo provocará que seamos capaces de medir la importancia del problema, así como también de buscar formas para enfrentarlo y resolverlo en forma madura. Por lo tanto, si el problema es pequeño ten por seguro que se podrá resolver fácilmente y no hay necesidad de enojarse. En cambio, si el problema es medio, se puede resolver pero necesitará tiempo y hay que ser pacientes. Por el contrario, si el problema es algo grande, aceptar que existen cosas que aunque no nos guste no se pueden cambiar o, por lo menos, no de forma inmediata.

19. Prever o anticiparse a las situaciones problemáticas: Si sabes que vas a requerir paciencia, armarte de ella y llevar recursos que te ayuden a conservar la paciencia. Por ejemplo: si vas a salir con hijos, una buena idea es salir de casar armado de un “kit de paciencia” el cual puede contener algún juguete, un cuento, el cargador del celular por si le agrada hablar por teléfono con sus hermanitos o sus abuelos y por qué no, algún material, recurso o técnica que te ayude a recordarte a ti mismo que para enseñarle a tu hijo a tener paciencia tú debes tener el doble de lo que él requiere. Distraerlo y entretenerlo, incluso tus ganas de jugar, además de tu astucia para alejarlo de las cosas que lo hacen impacientarse, como una caja de supermercado llena de dulces que desea, te hará ir ganándole tiempo al tiempo en esa tarea que significa educar a tu bebé con amor y dulzura.

20. Tener buen ánimo e inventiva.

21. Relativiza y no te centres en lo negativo: No dedicamos un tiempo para ver lo mejor que ha sucedido en el día o la cantidad de veces que sucedió algo bueno, basta una sola vez para dejar de apreciar esos detalles y hacernos perder la paciencia. Olvidar ese filtro negativo y tratar de equilibrar la balanza. Otro ejemplo con los hijos: Durante el día ¿cuántas veces te obedeció? Igual resulta que en el único momento en que no lo hace es en una situación concreta como cuando le toca hacer los deberes ¿Y eso va a arruinar tú día y el día de ambos?

22. Escuchar a los hijos también es un hábito muy positivo para cultivar la paciencia, sobre todo si se sabe que están cansados de esperar. Hay ambientes como la cola del banco o del supermercado en los que es natural que los niños se aburran y se sientan impacientes, y si somos sinceros hasta los adultos nos aburrimos cuando se trata de hacer una larga fila. Por ello, cuando estés haciendo una cola y notas que tu hijo se ha impacientado, trata de hablar con él, pregúntale cómo se siente: Si está aburrido, si está cansado, si tiene hambre, etc. y trata de explicarle por qué es necesario esperar tu turno y en cuanto eso pase buscarás la manera de aliviar la situación que lo agobia. A veces con simplemente expresar qué le pasa y sentirse tomado en cuenta y escuchado su humor puede cambiar.

23. Con los hijos, una cosa es corregirlos mediante una disciplina firme, otra muy distinta es ofenderlos o maltratarlos por falta de paciencia; así los pequeños verán cómo se resuelven los conflictos en forma civilizada, con paciencia.

24. Cuando tu hijo necesite algo de ti, no acudas al instante a resolver su problema (mientras no sea urgente). Luego le dices que espere, primero unos segundos, luego uno o dos minutos y pasado este tiempo, lo atiendes. A medida que el niño avance, puedes incrementar el tiempo. Con ello, a su vez, estarás trabajando en tus hijos su autonomía, es decir su capacidad para resolver sus propias cosas por sí mismo, siempre teniendo en cuenta su edad y las cosas que ya puede hacer y las que todavía no.

25. Para que los hijos puedan desarrollar su paciencia, marcar plazos resulta muy eficaz cuando le decimos que espere y ya no entiende. Por eso es mejor establecerles que realizarán la nueva actividad después de haber concluido alguna tarea, comer o lavarse las manos.

26. Cuando el niño logre ser paciente ante alguna espera, es apropiado premiarlo, así verá el fruto de su buena actitud y será animado a seguir mejorando su conducta. No tiene que ser con algo material, puede ser con una expresión de afecto (abrazo, palabras amables y cariñosas: "estoy orgulloso de ti", "lo has hecho muy bien", "sigue así", etc.).

27. Tú mismo prémiate, consiéntete o recompénsate cuando hayas logrado algo proque tuviste paciencia. Así te reforzarás a ti mismo la próxima vez que estés a punto de perder la paciencia y recuerdes lo que has podido lograr al cultivarla en ti. Y querrás aplicar más veces la paciencia para así poder disfrutar más. :) 

28. Apóyate en tu pareja (si la tienes, o cuando la tengas): Cuando uno lleva todo el peso de la educación, puede resultar abrumador y en muchas ocasiones, es otro de los motivos por los que muchos padres acuden a consulta. Quizás tú tengas más tiempo, pero seguramente hay otros muchos momentos en los que no podrás asumir el mando. Si estás en una discusión y sientes que vas a perder la paciencia, habla con tu pareja para que sea la otra persona la que siga con lo que le estabas pidiendo.

29. Encuentra algún momento para ti: El estrés es lo opuesto a paciencia, así cuánto más estrés, más pierdes la paciencia con tus hijos y con la gente. No se trata de pasar un día entero de vacaciones, sino de dedicarte unos minutos al día o incluso en el fin de semana que te permitan desconectar de ese estrés en el que te encuentras sumido. Piensa que los demás no tienen la culpa de que tengas que terminar un proyecto o que se haya estropeado la lavadora. ¿No se merece la mejor de tus sonrisas? Pues sólo sucederá si tú te cuidas y no permites que otras cosas te consuman.

30. Sembrar o cuidar una planta o flor es una buena herramienta para darnos cuenta del proceso de crecimiento que debemos tener para desarrollarnos. No podemos jalar a la planta para que crezca más rápido, al tiempo que nosotros quisiéramos; la mataríamos. Todas las cosas tienen su debido tiempo.

31. Leer: La lectura nos calma, serena y aprendemos nuevas formas de llevarnos en la sociedad y en paz. En el caso de niños, a través de cuentos donde se fomente la paciencia se les puede explicar con historias de animales o personajes, lo necesario de esperar para obtener lo que queremos y necesitamos.

32. Actualmente existen aplicaciones en teléfonos móviles o celulares que ayudan a desarrollar la paciencia en uno mismo.

33. Si con todo esto aún se te dificulta lograrlo por ti mismo, siempre puedes acudir a Psicoterapia.

jueves, julio 09, 2009

¿LA TERAPIA AYUDA?

Testimonio de una paciente que acudió a terapia psicológica:

¿Te relajó no temer fracasar?

Exactamente. Ahora pienso que en la vida no todo tiene que salir perfecto. Uno tiene que arriesgar. Lo importante es hacer el esfuerzo e intentar. Obviamente que es bonito cuando todo sale bien.

¿Qué has aprendido de ti?

Que ya no tengo miedo. Que no me importa equivocarme, que si meto la pata no es un drama. Ahora me río de mí misma. Hoy lo que más me interesa de la vida, realmente, es que mis hijos tengan salud, que mi esposo esté bien, contento, que nos vaya bien como familia. Todo lo demás es secundario y pasajero. Lo que siempre será prioridad es mi familia. Cuando tengo un problema fuera de casa, sé que tengo mi refugio, mi lugar a donde regresar. Mi familia me da tranquilidad.

¿Cómo has hecho para mantener tu relación con tu esposo?

Nos queremos mucho. El es tan buena persona de esencia, lo valoro tanto que estoy agradecida y creo que a él le pasa lo mismo. No es fácil mantener una relación, pero cuando valoras lo que tienes, trabajas por mantenerlo. La intención es seguir, no damos por sentado que es para siempre. Mi único deseo es envejecer con él.

¿Qué puedes decir sobre tu cambio, tu paso del tormento a la luz?

Hoy creo que hay una luz y que todo depende del camino que quieres elegir. Hay personas que físicamente, por temas genéticos, nacen por ejemplo con depresión y luchar contra eso es muy difícil, pero nada es imposible. Todo es cuestión de voluntad, creo que todo tiene solución a pesar de la gravedad.

¿Sin terapia habrías aprendido que mereces lo mejor?

Creo que no. Sin ese espacio terapéutico creo que seguiría dando tumbos. Todo tipo de viaje interior es fundamental, sobre todo si tienes una historia complicada. Yo me buscaba complicación, siempre, me daba adrenalina y era espantoso.

¿Qué les aconsejas a las personas que andan metidas en rollos y creen que no hay solución?

Que busquen ayuda, no se puede solo. El primer paso de la sanación se da cuando aceptamos que estamos metidos en el círculo de tormento, cuando repites cosas que no te hacen bien. Lo segundo es preguntarse: ¿esto es lo que quiero para mi vida? ¿Así voy a vivir siempre? Si dices que no, empieza el proceso de cura.

¿Qué debió pasar para que te dieras cuenta de que no querías seguir viviendo así?

Fue una seguidilla de cosas. Un día, sintiéndome muy deprimida, hice un recuento de mis cuatro últimas parejas y noté que mis selecciones habían sido fatales, que yo siempre había salido mal parada y dije hasta aquí llegué.

¿Estar bien es una decisión?

Totalmente. Es una decisión. Es voluntad, por lo menos en mi caso fue así. Hay un montón de gente que encuentra en la inestabilidad una suerte de excitación y placer en el drama; si eso les funciona está bien, yo no juzgo, pero en mi caso yo preferí salir del círculo del sufrimiento. Cada uno vive su vida lo mejor que puede y como puede.

Cuando dejaste tu voluntad por el drama, ¿qué hiciste?

Busqué un terapeuta, ese fue mi camino. Hice 10 años de terapia y me sirvieron un montón. A los 2 años ya identificaba las situaciones de enganche, lo veía más claro. Entendí que no había mala suerte, que estaba donde estaba porque quería y así aprendí a salir más rápido. Dejé de hacerme la víctima y me responsabilicé de mis actos.

¿Nos gusta ser víctimas?

Un montón. Yo me pasé años creyéndome víctima de la vida y de todos. Un día me hice responsable de mis actos y de mis decisiones. Entiendo que el maltrato puede llegar a disminuir tanto una autoestima y hasta creer que no se puede salir, no puedo juzgar, pero siempre hay esperanza para ver la luz y salir.

¿Al final sí se puede?

Yo creo que sí, esa es mi esperanza siempre. Mi camino a la luz me llevó a mi esposo, ese fue mi mejor regalo. Es como cuando sales de buen humor, todo sale bien, todo funciona. Lo mismo pasa en la vida, cuando decides estar en la luz atraes cosas buenas.

¿Eres creyente de la atracción?

Totalmente, lo he vivido en carne propia. Uno vive atrayendo las cosas, está demostrado. No he leído nada sobre eso, pero creo en la fuerza de mi voluntad y de mi pensamiento. Sé que si me enfoco en algo se logran las cosas. Cuando comenzó el año me propuse que fuera productivo y lo estoy logrando. Yo me propongo hacer cosas.

¿Y tu mensaje es que si te equivocas no pasa nada?

Esa es la idea. Quien tiene temor a equivocarse en el fondo tiene un gran ego. Nadie es perfecto y claro que podemos meter la pata. ¿Qué importa? Hay que relajarse. Yo celebro cuando la gente emprende cosas y hace proyectos. Cuando invierte su energía en hacer.

Fuente: Eva
Por: Milagros Leiva Gálvez

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