Mostrando entradas con la etiqueta te perdono. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta te perdono. Mostrar todas las entradas

sábado, octubre 13, 2018

DÍA 286: TERAPIA DEL PERDÓN


MITOS O CREENCIAS ERRÓNEAS DE POR QUÉ NOS NEGAMOS A PERDONAR:

- Pensamos que le estamos haciendo un favor al otro (pero la realidad es que el favor te lo estás haciendo a ti)
- Creemos que es un signo de debilidad
- Pensamos que va en contra de nuestro valor de justicia (es injusto)
- Creemos que primero tenemos que ajustar cuentas
- Pensamos que la otra persona nos tiene que pedir perdón primero
- Creemos que ya está lejos y que pasó a mejor vida
- Confundimos perdonar con olvidar y viceversa
- Creemos que hemos perdonado si perdonamos hasta cierto límite (por ejemplo: "esto de aquí le puedo perdonar, pero esto otro jamás se lo voy a perdonar")
- Lo confundimos con una disculpa superficial
- Creemos que tenemos que retornarle la confianza perdida (y no necesariamente es así, y en todo caso es un proceso larguísimo)
- Nos ponemos en una posición superior de arrogancia
- Nos aferramos a nuestro sentir, una falsa ilusión
- Nos cuesta perdonar porque hay fantasías de revancha, la ira que sale a flote

Hay autocondenación
Autocondenarse = no sentirse querido, amado
Caer en una culpa falsa

Ideas erróneas: "Perdono pero no olvido" o "Perdonar es olvidar"
El perdón no tiene que ver con la memoria
Resentimiento = volver a sentir
Perdón = ya no sentir rencor, resentimiento, rabia, cuando se recuerda lo pasado

Escribe una carta de reclamo, la cual no vas a enviar
Hostilidad interiorizada
Canalizar la rabia
Nada se queda si uno lo canaliza y se da permiso para liberarlo
Perdonar es liberarse
La liberación personal de cada uno

domingo, julio 05, 2015

CARTA A QUIEN ME LASTIMÓ

Cuando mantienes tu resentimiento hacia otra persona, estás amarrado a esa persona o a esa situación, por un vínculo emocional que es más fuerte que el acero. Perdonar es la única forma de disolver ese vínculo y lograr la libertad. Catherine Ponder
Te escribo esta carta a ti, aunque nunca la leas. Me hiciste daño, mucho daño. Pero hoy me he dado cuenta que de alguna forma tengo que sacar de dentro de mí el profundo pesar que siento y eso es lo que voy a hacer.

Desconfío del rencor porque no es un buen amigo, por eso no lo quiero conmigo. Además el rencor nos lleva a sentir miedo y es precisamente lo que necesito que desaparezca. No es que te tema, es que tengo miedo a revivir mi sufrimiento y a volver a caer en el mismo error.

Por eso he decidido que tengo que afrontarlo, ponerme frente a frente a tu persona y a todo lo que tú significas; sea en mi mente o no, y hacerme valer. Si reduzco este miedo conseguiré reducir todos los demás.

Yo te quería y confiaba en ti, ¿sabes? En realidad no pedía nada extraordinario pero si lo hubiese sabido no hubiese permitido que me dañaras. No voy a olvidar nunca lo insoportable que es este dolor ni lo mucho que me ha enseñado. Al fin y al cabo te tengo que dar las gracias por algo.

He aprendido que no puedes darle a alguien algo que no quiere recibir. Te permitiste el lujo de dejármelo demasiado claro; tanto como lo importante que es saber lo que es malo en tu vida y te está consumiendo.

Pues sí, me he dado cuenta de que eras tan perjudicial para mí que me has impedido avanzar durante mucho tiempo.

No pienso arrojar una piedra hacia arriba, pues lo más probable es que caiga en mi cabeza. Desde luego que no aportaría felicidad, sino que sumaría miseria a mi vida sin contemplación. El dolor en el alma, de alguna forma te anestesia y no eres consciente de lo que está suponiendo para ti hasta que es demasiado tarde.

Quizás estoy escribiendo estas líneas con lágrimas de sangre y de puro dolor pero estoy cogiendo el mando y haciéndome con el timón porque he llegado a tiempo de ir más allá y superar lo que tú provocaste en mí.

He de decirte que escribo esto porque detrás de mi coraje existe una gran tristeza, una infinita humillación y una delicada decepción. Siento que camino por encima de un volcán mientras mi vida pende de un hilo, por lo que tengo que soltar el lastre que supone cargar con lo que tú ocasionaste en mi interior.

Necesito muy poco para estar bien pero es por eso que tengo que sacar de dentro de mí todo este dolor. A partir de hoy no te guardo rencor ni ira ni rabia, no quiero cosas innecesarias en mi corazón. Toda experiencia dolorosa encierra dentro una gran semilla de crecimiento y liberación.

La realidad es que hoy me pregunté si podía hacer algo valioso, entonces decidí escribir esto. Esta carta no es por ti, es por mí, porque necesito liberar de mi espalda tu carga. Me he parado a pensar en que no quiero cosas negativas en mi vida y me he dado cuenta de que ahí estás tú y todo lo que hiciste, así como la forma en la que me haces sentir.

Me he percatado de que reflexionar sobre ti es el mayor acto de amor propio que puedo llevar a cabo. Hoy puedo decir que me estás haciendo un favor porque ahora más que nunca me quiero y sé que no quiero hacer de mi cuerpo la tumba de mi alma, que puedo afrontar todo lo que hay en mi interior. No hay que tener miedo a vivir porque todo consiste en reaprender a hacerlo.

Por: Raquel Aldana

domingo, febrero 01, 2015

¿PERDONAR O NO PERDONAR?

Muchas personas no quieren perdonar porque piensan que le estarían haciendo un favor a la otra persona o aceptando sus errores, mientras que la verdad es que cuando uno perdona, el bien se lo está haciendo a uno mismo.

Ni siquiera se lo tienes que decir a la persona sino es un trabajo interno de visualización.

Una clave es que cuando uno perdona NO ES PARA VOLVER A LO MISMO SIN CAMBIOS NI MEJORAS: si la persona no corrige ni mejora, al menos mejora tú mismo/a.

¡Inténtalo!