Por: Edgard Fernando Pacheco Luza
Universidad Andina del Cusco
Cuando nos referimos a un modelo integrado de la psicoterapia, adoptamos un modelo multimodal, donde prevalecen aspectos cognitivos, emocionales y de acción conductual, fundamentados en experiencias de aprendizaje. Por tanto, hablamos de una psicoterapia formativa con aspectos educativos orientados hacia la asimilación comprobada de su efectividad a partir de las vivencias compartidas como forma autoeducativa.
El ser felices es un objetivo que todas las personas tienen; sin embargo, muchas no tienen un cabal entendimiento de lo que es la felicidad, surge entonces una dualidad existencial entre lo que es y lo que quisiera que sea. Cuando las personas esperan más de lo que es en realidad, deviene la frustración, que en muchos de los casos surge de una simple fantasía, fuera del alcance de las manos. Esta dinámica de pensamiento, emoción, acción es parte de muchos de los problemas que los pacientes consultan. Este abordaje terapéutico debe priorizar la aceptación de la realidad, el paciente debe ser entrenado en los límites de lo real e irreal, en aspiraciones, vivencias, interacciones y deseos, vivenciar desde esta perspectiva nos da la posibilidad de aprender a ser
felices, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia. La felicidad uno no la encuentra por ahí, hay que saber buscarla, asumir un compromiso es fundamental como parte del proceso. Se acepta que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay momentos más que suficientes de alegría para llenar una vida de entusiasmo, dependerá de cómo se perciban las cosas, que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera. El experimentar la búsqueda de la felicidad, permite a la persona aceptar que no hay “recetas” para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de los demás. Y porque, en segundo lugar una de las claves para ser felices está en descubrir "qué" clase de felicidad es la que se quiere.
Terapéuticamente se debe profundizar en contenidos y vivencia de experiencias la aceptación y autovaloración de uno mismo. Esto debe permitir que el paciente asuma la valoración en lo positivo y lo negativo, sin maximizar lo negativo ni menospreciar lo positivo. Guiamos al paciente a vivir el hoy en la real dimensión, aprendiendo del pasado y esperando lo mejor en el futuro. Se desarrolla ejercicios para diferenciar las dimensiones espacio tiempo en las propias experiencias.
Participar y hacer participar al paciente con las unidades básicas de relación es un paso decisivo en el “aprender a ser felices”, asumir la dinámica de la familia, los amigos, el trabajo, mejorar las interacciones con los demás, hacer que sean positivas, aceptar a los otros tal como son, ser capaces de valorar lo que nos une o nos separa, manejar nuestro orgullo y el egoísmo. La dinámica vida medio y objetivo de vida es un componente de este proceso, debemos orientar hacia objetivos y metas claras. Manejar tiempos, orientar los esfuerzos de manera sostenida.
Objetivo, meta, tarea, acción es un ejercicio que permite al paciente tener el día a día orientado al logro. Desarrollar la paciencia como virtud, saber qué es el amor desde la realidad y cómo vivenciarlo, permitirá clarificar y formar valores. Esta intervención es un componente esencial frente a los problemas de la vida diaria, nuestra perspectiva promocional y preventiva está orientada hacia la sensibilidad objetiva de lo que son los momentos felices.
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