La rigidez mental define a una persona que es incapaz de asumir las críticas por parte de los demás, que no atiende a las opiniones de los amigos y que cree estar en posesión de la verdad siempre y en cualquier circunstancia. La falta de flexibilidad muestra la falta de autoestima de una persona que necesita tenerlo siempre todo bajo control para vivir. Es decir, no se permite improvisar ni ser espontánea. Por tanto, una persona con un elevado grado de rigidez mental se pierde la capacidad de ser creativa, de vivir en función de los dictados del corazón y de la libertad.
Por el contrario, la flexibilidad define a una persona con un grado de superación importante que es capaz de adaptarse con facilidad a las circunstancias externas. Existen varios puntos que definen a una persona flexible:
Se trata de una persona optimista que es capaz de adelantar lo bueno que va a suceder en el futuro en lugar de pensar en lo malo.
Por otra parte, se trata de una persona con capacidad de introspección, es decir, con capacidad de autocrítica. Cualquier persona que tiene la capacidad de reflexionar sobre sí misma puede mejorar. Existen tantos modos y formas de vivir que el diálogo nos permite estar en contacto con los demás para poder aprender de otros puntos de vista. A veces, la verdad es relativa cuando hablamos de la vida.
Una persona flexible es capaz de afrontar la novedad con optimismo. Sin duda, puede ser muy duro arrepentirte toda la vida de no realizar algo que deseabas. Merece la pena superar el miedo para disfrutar al cien por cien de la vida en contacto con los sentidos.
Una persona flexible se enfada menos puesto que se siente bien consigo misma y prefiere aprovechar el tiempo de forma constructiva.
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