Por: Vicenta Sanz Herrero
Los años no pasan en vano y poco a poco van dejando huella en nuestra personalidad y en nuestras vidas. Unos seremos muy exitosos y habremos conseguido todas las metas que nos habíamos propuesto de jóvenes y otros estaremos estancados sin evolucionar o simplemente las cosas no nos han ido tan bien como a los demás.
Sea como sea, está claro que cuando llegamos a cierta edad comenzamos a hacer un historial de los acontecimientos pasados o de lo que nos hubiera gustado vivir, y a menudo encontramos insatisfacción o pesadumbre por la tarea sin cumplir o por las metas sin conseguir.
Los años no perdonan, pero no deberían ser un obstáculo para reorganizarnos de nuevo y buscar el aliciente o la satisfacción en aquello que tanto nos hubiera gustado. Tal vez realizando algunos cambios en nuestras vidas podríamos conseguir satisfacer nuestras necesidades, las cuales mantenemos descubiertas desde niños.
Cambia lo que no te guste
Cuando vemos que nuestra vida no nos satisface o que alguna faceta de ella no está como nos gustaría, sólo tenemos que cambiarla. Así, parece muy fácil, sin embargo ¿cómo se puede hacer? El cambio no es fácil para nadie, sobre todo cuando en la actualidad mantienes un estatus que te permite determinadas cosas y que podrías perderle ante el cambio. También supone un riesgo para el que no todas las personas están preparadas y asusta bastante la posibilidad de fracaso. Sin embargo, ¿no será más estimulante el luchar por conseguir lo que queremos, que el mantenernos frustrados por no hacerlo? El miedo es el que nos ha paralizado durante este tiempo, y si nuestro análisis de la situación no es positivo ¿porqué no arriesgar? ¿qué podemos perder? ¿siempre podemos volver a la situación anterior?
Como se suele decir, muchos caemos en la trampa de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Esto funciona como un mecanismo de defensa que nos incapacita para enfrentarnos a nuestros miedos y buscar soluciones. Nos convencemos a nosotros mismos de que lo que tenemos no es tan malo y así sufrimos las consecuencias de la frustración por las metas sin cumplir.
No busques fantasías irrealizables
A pesar de que vayamos cumpliendo años, nunca es tarde para plantearse un cambio, siempre teniendo en cuenta la posibilidad de perder algo que ya tenemos para poder ganar algo que no hemos tenido hasta ahora. También debes tener claro que el cambio que vas a realizar te suponga un beneficio realmente satisfactorio. A menudo las fantasías de una vida ideal nos hacen confundirnos, creyendo que nos gustaría muchísimo tener “tal cosa” y al conseguirla resulta que ya no es tan importante y que la habíamos idealizado demasiado.
Todo esto deberás tenerlo en cuenta antes de embarcarte en un cambio fuerte en tu vida, sobre todo si te supone perder algo de lo que ya has conseguido. ¡Ojo! Tal vez no te merezca la pena, analízalo bien antes de comenzar, si puedes haz pruebas. Por ejemplo, si te gustaría dejarlo todo e irte a vivir al campo, realiza un acercamiento a lo que sería vivir en el campo todo el año, ¿realmente te gusta tanto? ¿podrás llevar bien la soledad? ¿ y la falta de actividades de ocio? Ten en cuenta todos los factores, algo muy estimulante en vacaciones, puede resultar tedioso si se convierte en rutina.
Cosas conseguidas a lo largo de tu vida
La sensación de tiempo perdido o de no haber conseguido lo que queríamos en nuestras vidas proviene de nuestro interior, del razonamiento que hacemos de las cosas que nos han pasado y, por lo tanto, no es algo inamovible. Podemos hacer un cambio de razonamiento para que nuestra vida empiece a resultarnos más positiva. Puede que echemos de menos alguna meta no cumplida, pero ¿qué hay de lo demás? En todos estos años algo habremos conseguido ¿no?
- Si echas un vistazo hacia atrás probablemente comprobarás que ahora tienes un trabajo estable, o una casa, o una pareja, etc. Tal vez hace 10 años no lo tenías y ahora ya no le das importancia. Todas estas cosas forman parte de tu vida y lo has conseguido por ti mismo. No dejes de darle importancia porque ya lo tengas, en su día fueron grandes logros.
- También puedes realizar un cambio de razonamiento: son muchas las personas que se exigen mucho a sí mismas y precisamente por ello siempre se encuentran insatisfechas. Si las metas que te pones en tu vida son demasiado elevadas o simplemente inviables para ti, tienes muchas posibilidades de no cumplirlas nunca, con lo cual te encontrarás frustrado muy a menudo. Nunca estarás satisfecho porque siempre quieres más o esperas de ti mismo mucho más. Si aprendes a valorar cada cosa que consigues y bajas el listón de tus metas haciéndolas más asequibles, probablemente te encuentres mucho mejor, puesto que las conseguirás más rápido y con menos esfuerzo, la gratificación será más frecuente y la posibilidad de ver tu vida desde un punto de vista más positivo también crecerá.
El sentirte mayor y que has desperdiciado tu vida es un sentimiento y como tal es sólo tuyo, tú eres el único encargado de cambiarlo. Aquí no vale echar mano de la mala suerte o de que a otros les fue mejor. La mala suerte no existe, si tú te pones en marcha conseguirás todo lo que te propongas. Echar mano de la mala suerte para justificar tus errores solo implica que eludes tu propia responsabilidad y que no solucionas el problema. Ten en cuenta que tu vida es sólo tuya y que poniendo excusas no conseguirás cambiarla. Ponte manos a la obra, ya verás como la situación mejora y tu estado de ánimo también.
Otra forma de conseguir ver lo bueno de cumplir años es comparándote con como eras hace tiempo, probablemente has crecido como persona, estás más seguro, más sereno, más convencido de lo que te gusta y de lo que no, todo esto se va ganando con los años. Cosas que de joven te preocupaban ahora crees que son nimiedades y no te interesan, esto es algo bueno de cumplir años. Los miedos e inseguridades de la adolescencia, por ejemplo, ahora se han superado en su mayoría y te encuentras mucho mejor contigo mismo. Si algo queda es porque no lo has analizado serenamente y porque no te has parado a valorarlo de otra manera para que no te perjudique. La seguridad económica o de pareja te permite hacer algún viaje, o comprar cosas que nunca pudiste, o salir con amigos sin miedo a los celos eso también es bueno. No todo el mundo lo consigue. Piensa en todo lo que has superado con el paso de los años, ya verás como te alivia el pensar que no tienes que volver a ligar en una disco, o presentarte al examen de conducir, o cualquier otra cosa que en su momento resultó frustrante.
Plan de acción
Por supuesto, no pienses que todo será un camino de rosas. Cada etapa tiene sus pros y sus contras y debemos enfrentarnos a ellos con resolución e intentando sacar partido a todo lo bueno que nos da el día a día. Aunque hayas cumplido “X” años, no importa, todavía estás a tiempo de realizar algún cambio para mejorar. Aquello que tanto te gustaba de joven y que echas de menos, ¿Por qué no integrarlo en tu vida actual? Sea como actividad laboral o como afición.
Reorganízate con un plan de acción y ponte manos a la obra. Concreta y especifica qué es lo que quieres y realiza una “lluvia de ideas” para buscar la mejor forma de hacerlo. Ponla en práctica a ver si funciona y si no cambia lo que no sirve y vuelve a intentarlo. Recuerda que las metas pequeñas día a día serán mucho más satisfactorias y serán las que te permitirán llegar al objetivo final. ¡Suerte!
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