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Artículo escrito por: Rosa
Un tanto alarmada por las estadísticas y por mis observaciones al entorno, voy a ingresar –con mi mejor intención- por esta vía [ ] para ofrecerles información acerca de las profundidades abismales de la depresión.
Del mismo modo que el psicoterapeuta no puede serlo de sus amigos y parientes, tampoco es tan sencillo que un psicoterapeuta diga a uno de ellos: “creo que podrías tener depresión” ni cualquier otra presunción diagnóstica... eso resulta en crisis porque –lejos de orientarlo- es tomado como intromisión, deslealtad y hasta atrevimiento... y uno termina en medio de un conflicto... inclusive unas veces insultado y otras expulsado...
Habrá quienes no estén con ganas de leer esto. Muy válido. Pero no se vayan! No pongan "Delete"!
Para quienes deseen leer acerca del tema, voy a recomendarles este libro y esta página web... NO! qué fácil sería para mí, pues hay muchos libros, muchas páginas web. Además, considero que ustedes tienen muchas cosas que hacer también.
Esta vez voy a hablarles desde mi corazón, un corazón que también ha pasado por episodios de depresión. Ah! si me escucharan mis pacientes... ellos suelen asumir que los psicoterapeutas estamos vacunados contra todo ello... y ni es así ni tiene por qué serlo pues somos humanos todos. Puedo decirles que he vivenciado tanto el deprimirse como el sanarse. Una vez sané con ayuda de los psicofármacos y otra vez me saqué yo misma del abismo... asunto difícil para el psicoterapeuta pero no imposible.
¿Qué es lo más difícil en la depresión? A mi modo de ver, DARSE CUENTA!...
Percatarse de estar tal vez deprimido... darse cuenta que algo raro está pasando con uno... permitirse hacer un alto, observarse y sospechar aquello que el cuerpo está avisando... intuir que podría ser necesario cerciorarse, luego...
ACEPTAR! Aceptarlo como una posibilidad...
Esto es crucial en el caso de los varones. Los varones suelen elegir sufrir en silencio. Y esto se entiende por los estilos de crianza antiguos que no permitían la expresión de la tristeza. Recordemos: “los machos no lloran”... así se decía en todos los idiomas... y nadie lo cuestionaba... por tanto, en el varón mayormente no hay soltura para romper ese decreto, no hay permiso para sufrir con todo el sufrimiento, no hay estilo económico de llanto que no haga peligrar su hombría. Y dicen: “¿Enfermo yo? ¿Y de la mente? Ah! No, que venga mi abogado”...
Y tal como hizo Caperucita, toman el camino más largo, engañados por un lobo llamado “cultura imperante”...
Intermedio
Sea cual sea el resultado, lo primero que quisiera decirles es que los estados depresivos tienen solución.
A pesar de haber sido llamado “el mal del siglo”... del siglo XX... a pesar de estar instalándose en más del 10% de la población... a pesar de las crisis y las amenazas medioambientales,,, a pesar de las profecías de fin del mundo... cada uno de nosotros PUEDE SANARSE de la depresión.
Una vez que ha sido aceptado como una posibilidad, nos encontramos ante una realidad que hemos de confirmar yendo a un especialista. El nos dirá una de estas dos afirmaciones:
- No hay un estado depresivo.
- Hay un estado depresivo.
Si no hubiera, felicitaciones para ti. Acuérdate ahora de AGRADECER!
Si hubiera, recuerda que tiene solución. Ahora queda...
RECONOCER! Reconocer que está presente.
Presente como perturbación, trastorno, patología definida... y no como malestar pasajero tipo cólico que pasará más tarde. Ignorando la depresión, no va a retirarse. Ocultando la depresión, no va a desaparecer. Con tan sólo el paso del tiempo no va a disolverse.
¿Por dónde empezar? Una vez que has reconocido la depresión como un problema que estás padeciendo hoy, considero que lo primero que hay que hacer –en la era de la información- es INFORMARSE! Inclusive mejor si lo haces antes de IR AL ESPECIALISTA. Y para ayudarlos a informarse llego yo con un chipote chillón... a contarles cómo es este síndrome.
Para quienes son familiares de una persona deprimida, será de vital importancia que otorguen al pariente con depresión, un trato digno. Esto es, evitar juzgarlo de no querer sobreponerse, de fingir malestares, de estar haraganeando, de querer fastidiar al resto, de ser una vergüenza para la familia, de ser irresponsable, etc.
Tales juzgamientos revelan incomprensión y falta de respeto a quien padece una enfermedad. Equivale a pretender que una persona con un pie enyesado patee una pelota de fútbol, que un quemado vaya a la playa en verano, que alguien con fiebre alta tome una sopa caliente. Como en el caso de la depresión no hay herida visible que evidencie el problema, surge la suspicacia y el conflicto con facilidad.
Asumamos que la incomprensión y la intolerancia se daban mientras los familiares no sabían que los disturbios eran parte de un cuadro depresivo. Tampoco tenían que saberlo. Hay muchas cosas que no llegamos a saber en la vida. Sin embargo, una vez diagnosticada la depresión, corresponde cambiar de actitud y tolerar la situación del familiar, con la mayor compasión posible. La regla de oro, siempre es la mejor: “haz a otros lo que quieres que hagan contigo”.
ACEPTAR
RECONOCER
INFORMARSE
IR AL ESPECIALISTA
AYUDA DEL PSIQUIATRA
¿Has programado la visita a un especialista? En este caso estamos hablando de un psiquiatra, por lo cual es necesario que destierres el mito de “psiquiatra = locos”. Uno de las tantos disturbios que trata un psiquiatra es la locura. Mas no es lo único ni lo que más ocurre.
Y la depresión junto con la ansiedad, son los disturbios que más se presentan en los consultorios de psiquiatría. Ninguno de estos dos cuadros tiene la locura como sinónimo.
Aun así, se estima que sólo la mitad de los pacientes con trastornos depresivos, solicita la ayuda de un especialista. Tampoco suele ser derivado por el médico de otras especialidades dado que es muy común que la depresión pase inadvertida o se camufle con las dolencias físicas.
El psiquiatra, después de hacer las preguntas del caso, muy probablemente habrá de recetar un medicamento antidepresivo si confirma clínicamente la existencia de depresión.
Ojo! Es muy peligroso automedicarse cualquier antidepresivo. Hay muchas fórmulas y marcas. Así también hay algunos de estos más utilizados que otros y también hay los que están de moda. Con un poco más de respeto hacia lo que conoce el médico, resultamos beneficiados.
No es posible decidir unilateralmente lo mejor cuando nos encontramos en el fondo de la enfermedad... cuando estamos en el fondo de la ignorancia porque nunca habíamos tenido esto ni es nuestra especialidad ni tenemos que saberlo todo.
Así como hay quienes jamás irían a un psiquiatra, hay quienes logran ir pero no hacen caso de la receta... Mantienen el mito de “es preferible no tomar esos medicamentos y para eso hay otros métodos más naturales que hacen menos daño”... las estadísticas muestran que ellos no mejoran y que además “dependen” indefinidamente de los métodos llamados naturales...
Lamentablemente, en el campo de quienes ofrecen terapias alternativas –al margen de su bondad- hay mayor probabilidad de ser engañado y caer en manos de un charlatán que asegura ser un chamán, un vidente, un “new age”, y no hay cómo sea probado ni respaldado por un documento de una institución respetable o un colegio profesional que por lo menos asegure que la persona estudió por tantos años y está autorizado.
Cuántas recetas de antidepresivos van a parar al fondo de los escritorios, de las carteras, de los basureros... hay mucha desconfianza de tomar estos medicamentos. Ponen alguno de los muchos pretextos a la mano: “son costosos, me harán engordar, me producirán acostumbramiento, nunca los podré dejar, me alterarán la vida sexual, me han dicho que tienen muchos efectos colaterales, me han dicho que es el negocio de moda” etc.
Yo te cuento que cuando tomé antidepresivo –hace poco más de veinte años- el psiquiatra manejó la dosificación y estuve en tratamiento alrededor de un año y medio. Y pasó. Mejoré. Se fue la depresión. Consideremos que actualmente se cuenta con generaciones mejores de antidepresivos.
Hay un dato muy interesante a la vez que dramático: solamente unas seis de cada cien personas que padecen trastorno depresivo, obtendrían alivio... Los estudios demuestran que del total de personas deprimidas, un 50% acude en busca de ayuda médica; de éstos, un 50% obtiene un buen diagnóstico. De esta cantidad, un 50% recibe un antidepresivo, y de quienes comienzan a tomar el antidepresivo sólo un 50% continúa y lo culmina.
Es cierto que no todas las personas toleran estos medicamentos para combatir la depresión. Tampoco es la única forma de hacerlo. Existe la psicoterapia, la acupuntura, la homeopatía, los milagros y tantos otros métodos y muchos consejos prácticos como los siguientes:
AYUDARSE A SI MISMO
Tanto para acompañar el tratamiento como para prevenir la depresión, es evidente que conviene a la persona: distraerse, conocer nuevos lugares, conversar, apoyarse en los amigos. Además, puede ser útil saber lo siguiente:
Procurar la armonía interior siendo sincero consigo mismo. Esto es, lo que pensamos que esté acorde con lo que sentimos, lo que hacemos y lo que decimos. Evitar por ejemplo, decir: “qué linda se te ve”, y a la vez hacer una mueca de desdén, sentir envidia y pensar: “la mona aunque se vista de seda...”.
Es aconsejable posponer las decisiones importantes como cambiar de trabajo, mudarse, casarse o divorciarse, hasta lograr mejorar considerablemente. Todo cambio produce estrés y exige una adaptación; ésta traería mucha carga para la situación existencial bajo patología.
Tomar parte en actividades que agraden mucho y hayan sido postergadas como un pasatiempo, una actividad doméstica, ejecutar un instrumento, pintar paredes; cualquiera que además de gustar, oriente el pensamiento a otras inquietudes.
Hacer ejercicio de mediana exigencia como caminar a paso de marcha, más rápido que el ritmo de paseo y más lento que el paso ligero. Iniciar con 15 minutos y tratar de completar una hora diaria poco a poco.
Realizar audiciones musicales que agraden y no agredan. Tomar en cuenta que la música clásica en general, ayuda en casos de depresión. Escuchar temas alegres, rítmicos y energéticos como: Concierto para piano y orquesta No. 4 - allegro, de Rachmaninov; Sinfonía No. 9 - allegro, de Dvorak. Por otro lado, puede usarse piezas barrocas lentas y suaves como las de Bach y Vivaldi para el insomnio. Combinar caminatas con música. Es recomendable prepararse un CD con músicas que propicien la activación con ritmos diversos. Seguir el paso y el compás que marca cada tema musical. Sugerencia: temas del recuerdo de la juventud. Tal vez: Pretty Woman, Satisfaction, Light my Fire, What a Feeling, etc.
Alimentarse saludablemente, cuidando ingerir una dieta balanceada que incluya todos los sabores. Masticar despacio.
Hacer siesta por 30 minutos. Considerar alternativas ante el insomnio: lectura, TV, Internet, hasta que el cuerpo pida descanso, para no obsesionarse por lograr a la fuerza el sueño.
Evitar contemplar noticias presentadas con imágenes de modo sensacionalista o amarillista. Sobran los lamentos, la sangre, los disparos, etc. Del mismo modo, seleccionar los filmes. Tampoco ayuda ver telenovelas. En todos estos casos, son sobredimensionadas las imágenes y las emociones. Muy nocivo.
Sostener una expectativa serena de la liberación de la depresión. Evitar esperar mejoría inmediata, ésta se logrará gradualmente por varios meses.
Evitar asumir excesivas responsabilidades. Es recomendable dividir las tareas en partes y aceptar cumplir las que se pueda y cuando se pueda. Así por ejemplo, si a la vez enferman varios parientes, no se podrá atender y visitar a todos a la vez.
Tomar el hábito de agradecer hasta las cosas más simples y todo servicio recibido. Así, a la persona que cocinó el alimento, al cobrador del bus, a la cajera de la tienda... Agradecer el agua potable, los zapatos a la medida, la flor en la maceta... hay tanto para agradecer... gracias porque estás ahí leyendo esto.
AYUDA DE LOS FAMILIARES
Es importante tomar en cuenta que el familiar con depresión requiere ser comprendido por los seres más cercanos y recibir su afecto. La persona con depresión no está loca ni finge esta patología. En tales circunstancias:
Ayudarlo a recordar la ingesta de medicamentos.
Ayudarlo a conservar la paciencia, pues los antidepresivos necesitan tiempo para que puedan notarse sus efectos.
Tratar de escuchar a la persona con depresión y sintonizar con sus sentimientos. Más aun si ya ha escuchado el mismo relato varias veces.
Tratar de no dar un juicio de valor sobre la persona depresiva. No es que se haya convertido en holgazán de pronto.
Comprender que por ahora tiene dificultades para disfrutar de actividades que antes le resultaban placenteras y hoy hasta le resultan desagradables. Evitar forzarlo.
Es recomendable acompañarlo a hacer ejercicio físico. Se benefician ambos.
Si la persona empeora o empieza a decir que ya no desea vivir o incluso insinúa la posibilidad de hacerse daño, tomar en serio estas afirmaciones y asegurarse que el especialista sea informado.
TRATAMIENTO
Algunas veces es necesario recetar medicamentos antidepresivos. Cuando un especialista recete un medicamento, controlará cuidadosamente que la persona tome la dosis adecuada. El médico irá adecuando la dosis según la respuesta del paciente. Los medicamentos pueden tardar algunas semanas en hacer efecto.
Es necesario que la persona reciba un tratamiento psicoterapéutico, por el mismo especialista o por otro profesional de salud mental quien se encargará de trabajar con el paciente la recuperación de la seguridad en sí mismo, la elevación de su autoestima, la eliminación de creencias distorsionadas y la adquisición de una serie de herramientas que poco a poco revertirán el problema y hasta posicionarán a la persona en situación ventajosa respecto de sus coetáneos.
La terapia de familia es útil cuando los conflictos familiares están contribuyendo directamente con la presencia de la depresión. Los padres o tutores han de ser informados acerca del trabajo con el paciente; esto es óptimo cuando se lleva una carpeta de trabajo. Se espera que haya interés y colaboración por parte de ellos.
Si bien es importante brindar apoyo a un amigo o una amiga con un cuadro depresivo, intentar levantarle el ánimo o razonar con él o ella, es poco probable que funcione. La depresión puede llegar a ser tan fuerte que supere la capacidad de la persona de hacer uso de la razón. Ante la situación de haber prometido al amigo/a no contarlo a nadie, ésta es de tal gravedad que contarlo puede salvar su vida.
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Esta vez, adjunto abajo unos cuantos chistes que encontré por ahí, quizá para balancear un poquito el tema.
SECCION
CHISTES CONTRA LA DEPRESION
Entra un hombre en un bar y le pregunta el camarero:
-¿Qué le sirvo al caballero?
-Una cerveza, por favor
-¿Depresión?
-No, alcoholismo
Uno de psicólogos:
RING... RING...
Bienvenidos a la linea psico-virtual de Telepsique. Por favor, siga las instrucciones ...
Si tiene usted un trastorno obsesivo compulsivo, pulse 1 repetidamente
Si tiene usted paranoia, no es necesario que pulse nada, sabemos quién es y qué quiere
Si tiene usted esquizofrenia, escuche la vocecita que le indicará el número a pulsar
Si sufre una depresión, da igual el número que marque, nadie le va a contestar.
Artículo escrito por: Rosa
ME PARECE UNA PAGUINA MUY INTERESANTE
ResponderEliminarGRACIAS POR DARNOS UN POCO DE SUS CONOCIMIENTOS...
DIOS LOS VENDIGA