Independien-temente de que sea algo común, el deprimirse siempre es algo desagrada-ble. Baja nuestra energía corporal, la voluntad se atora, el raciocinio no responde y el afecto se desborda desconsoladamente. Hay varias maneras de deprimirse y no todas son patológicas. La pérdida de alguien amado, la separación de un trabajo o el rechazo de alguien importante, tienden a desatar este síndrome depresivo de manera natural y esperable aunque de manera temporal.
Si la depresión es neurótica, entonces se deprimirá porque el dia es gris, porque no encontró un calcetín o porque no respondieron a sus expectativas.
De cualquier manera es conveniente tratar los episodios depresivos con suma cautela, esto es, no tomarlo a la ligera ya que dicha situación puede desembocar en algo grave e irreversible. La interconsulta con psiquiatras o profesionales entrenados nunca estará de más.
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