Al tomar decisiones importantes para tu vida, asegúrate de no hacerlo cuando estás muy afectado: muy triste, muy molesto o muy alegre, ya que después de un tiempo, al recuperar la serenidad, uno puede lamentarse o arrepentirse de una decisión que se tomó en un momento de impulsividad.
Por lo tanto, la mejor sugerencia es dar un tiempo para evaluar la idea y reflexionar al respecto. Si después de ese tiempo, cuando uno está sereno, calmado, aún se sigue considerando lo mismo, convendrá tomar la decisión. La otra opción es que después de ese tiempo, uno recapacite y pueda reconsiderar dicha decisión.
Antes de tomar un decisión trascendental y significativa para su vida, sería aconsejable también trabajar en la estabilidad emocional y mental de la propia persona.
Si se le dificulta lograrlo por usted mismo, para eso estamos los especialistas en salud mental y emocional.
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