Según Wikipedia: La xenofobia (Del griego ξένος xeno = extranjero y φοβία fobia = temor) es el odio y rechazo al extranjero, con manifestaciones que van desde el rechazo más o menos manifiesto, el desprecio y las amenazas, hasta las agresiones y asesinatos.
Una de las formas más comunes de xenofobia es la que se ejerce en función de la raza, esto es, el racismo.
La «Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial» (aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre de 1965) define la discriminación racial o xenofobia como:
Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.
Al margen de su consideración ética, la xenofobia también es un delito. Numerosos Estados tienen tipificadas como delito las conductas racistas y xenófobas. La Comunidad Europea aprobó, en septiembre de 2008, una ley contra el racismo y la xenofobia, teniendo los países miembros un plazo de dos años para adaptar sus legislaciones a esta ley.
Según algunas corrientes de la Psicología se puede deducir que los xenófobos estarían aquejados de un tipo de distorsión en la percepción que les haría sobrevalorar su cultura, sus tradiciones y su grupo étnico por sobre las demás.
Al igual que ocurre con otras distorsiones en la percepción (como por ejemplo la anorexia) el xenófobo no se considera como tal, ya que no sabe de su desajuste perceptivo.
La Psicología considera que ancestralmente, el miedo a lo desconocido es el origen de la xenofobia, se rechaza lo que es diferente.
¡NUNCA MÁS!
Según el psicólogo Luis Venegas Chalen:
Personalmente, considero que el holocausto en los campos de concentración nazi en Alemania ha sido una de las peores atrocidades (además de la crucifixión) en las que se podría encontrar un ser humano. Ni en la peor de mis pesadillas le desearía eso a alguien. ¡¿Se imaginan lo terrible que debe haber sido en esa época?! Más aun cuando en ese entonces no había tantos medios de comunicación como ahora. Cuántos abusos de los que nadie se enteraba. Podían maltratar a las personas como si nada y nadie podía decir nada.
En mi trabajo de consultoría psicológica, cuando acuden pacientes que se sienten desesperados y atrapados porque no encuentran una solución y piensan que no hay salida, les hago recordar que actualmente no estamos en un "campo de concentración" donde se impedía que la gente tomara sus propias decisiones.
Ningún ser terrenal nos puede privar de nuestra libertad y capacidad para tomar las decisiones más convenientes para nuestra vida. Siempre podemos decidir. Yo elijo ser feliz. Yo elijo que tal situación no me afecte tanto. Yo elijo sentirme bien. Yo elijo no optar por las cosas que sé que me hacen mal. Yo elijo permanecer en este trabajo o no. Yo elijo insistir con mi pareja o no. Yo elijo tratar mejor a mis hijos. Yo elijo no participar en cosas que me distraigan de mi meta de vida principal. Yo elijo auto-destruirme (¡gulp!). Yo elijo que no me voy a quedar estancado, paralizado y que voy a aprovechar lo mejor que pueda esta situación.
Incluso en las peores de las situaciones que enfrentemos, siempre podemos elegir cómo vamos a querernos sentir.
Si llueve, yo voy a decidir si me voy a enojar por la lluvia, renegar, amargarme la vida o si voy a aprovechar la situación para hacer cosas distintas, para prever, para disfrutar de la naturaleza, etc.
Volviendo al tema de este post, y a propósito de esta Semana Santa, recordemos que Jesús nos enseñó que todos somos hermanos, sin distinción de raza, género, estatura, contextura, condición social, etc. Cada uno es un ser individual, particular, específico, diverso, especial, original, maravilloso y, lo más importante, amado por Dios.
Cualquiera sea la dificultad o penuria por la que estés pasando hoy, ten en cuenta que DIOS TE AMA, está contigo (aunque tú a veces creas que no) y Él no te dejará nunca (aun cuando tú a veces te olvides de Él).
¿No es maravilloso eso?
Si tan solo lograses incorporar esta Divina Experiencia a tu vida, te garantizo que podrás tener un mejor manejo de las situaciones que se te presenten en la vida.
Te doy mi palabra.
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