- Sé la persona más postiva que conozcas.
- Sé abierto y habla con franqueza.
- Sé puntual.
- Dí "por favor" y "gracias".
- Promete menos y cumple más.
- Deja a la gente mejor de lo que la encontraste.
- Sé amistoso y afectuoso.
- Sé un formidable oyente.
- Conviértete en alguien apasionadamente interesado por la gente.
- Sonríe a menudo.
Aquí tienes una idea adicional: trata a la gente con respeto. Siempre.
He descubierto una ley muy poderosa que puede cambiar tanto la forma en que lideras como la forma en que vives: respeta para que te respeten.
A veces comento la anécdota de un asesor muy bien considerado que fue contratado (a cambio de una cantidad más que respetable) para que compartiera su saber con el equipo directivo de una gran compañía. El asesor entró en la sala de reuniones y miró fijamente a los presentes. A continuación, cogió un rotulador y escribió en la pizarra que tenía a su espalda: "Traten a la gente con respeto". Sonrió al grupo de ejecutivos y se marchó.
Por Robin Sharma, El Monje que Vendió su Ferrari y El Líder que No Poseía un Título.
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