Una madre responsable sabe que papá siempre será papá.
Y que a ella no le corresponde dañar o romper ese vínculo.
Y mucho menos envenenar las emociones de un niño o niña que no tiene la culpa de lo que sucede en el mundo adulto.
Que no tiene la culpa de tus decisiones.
Ni de tus fracasos.
Una madre responsable jamás le habla mal a sus hijos de su padre.
Una madre responsable sabe que papá siempre será papá aunque nunca haya estado.
Aunque sea un patán.
Aunque sea un mentiroso que promete vistas y los deja plantados.
Aunque sea un deudor de años de pensión, y se esconda para no ser molestado.
Aunque sea un mentiroso que promete paseos, dinero y diversión. Y jamás cumple.
Aunque su manejo personal sea un desastre.
Aunque sea un irresponsable.
Aunque nunca le haya interesado criar.
Aunque sea un mujeriego irresponsable lleno de hijos por todos lados, los cuales tampoco mantiene.
Una madre responsable respeta las emociones de su hijo o hija.
Y sabe que la vida se encarga de mostrar la verdad.
Y que al paso de los años los niños crecen y dicen mamá tu no elegiste un mal padre, el eligió ser un mal padre.
Que crecerán y agradecerán ese respeto a la otra persona, aunque no lo merezca.
Una madre responsable sabe responder con la verdad cuando le preguntan.
Sin odio.
Sin exageraciones.
Sin mentiras.
Porque desde la calma se habla lindo.
Porque sabe que el bienestar emocional sube en escalera y baja en ascensor.
Y que nuestro trabajo es buscar la manera de sanar para criar sin rencores.
Porque es de la única manera que educaremos para la paz.
Esa que tanta falta le hace al mundo.
Hay padres que se fueron y jamás cumplieron con sus obligaciones, pero sabes una cosa eso fue lo mejor que te pudo haber pasado, porque de haberse quedado con su toxicidad y malas acciones te hubiera dañado.
Así que agradece, suelta y fluye.