Esta es una invitación de amor para ti y tu familia.
La herida es más grande cuando las personas que te hirieron, te ofendieron, te mintieron, te traicionaron, te abandonaron cuando más los necesitabas, te humillaron, te robaron, son las personas, los seres queridos, que más amamos y de quienes esperamos más.
Es importante hablar de las cosas que son difíciles de decir.
Caridad en la verdad, ya que la verdad sin amor es insoportable.
Cuando una persona no se siente juzgada, se siente acompañada y apoyada. "Estoy contigo; te puedo apoyar".
Hagamos de nuestra familia una escuela del perdón.
La familia es un gran gimnasio para entrenar el perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede ser duradero.
Si tan sólo diéramos un primer paso para empezar a educar en el perdón, hay que educar el enojo, enseñar a nuestros hijos que cuando estamos enojados no podemos desencadenar con violencia, sino debemos poner una pausa y esperar que la emoción baje para que luego podamos dialogar sobre lo ocurrido.
El ejemplo es la mejor disciplina y la metodología más útil para enseñar.
Tú papá, tú mamá, no corrijas ni castigues con enojo. Una palabra cargada de cólera en un segundo puede abrir heridas profundas en el corazón de tu hijo que le puede marcar para toda su vida. Deja que pase la emoción para que luego corrijas la conducta sin dejar de abrazar a tu hijo.
Para que la familia permanezca unida en el amor, aprendamos a PERDONAR Y VOLVER A EMPEZAR.
La nueva experiencia reorganiza la programación antigua y elimina la experiencia neurológica de aquella experiencia.
