La autocrítica es un proceso de reflexión que requiere, ante todo, voluntad de cambiar lo que se tenga que cambiar; es el desapego del egoísmo y del narcisismo que muchas veces nos consume y nos ciega, haciéndonos creer que todo lo que hacemos está bien, que son los otros los que no nos entienden y que por tanto están mal; nos auto engañamos diciéndonos algo que nos conforte cuando en realidad estamos evadiendo nuestra responsabilidad.
Todos cometemos errores, algunos son más difíciles de ver que otros por la falta de perspectiva que habitualmente gobierna nuestros pensamientos. Por eso, debemos hacer un esfuerzo para analizarnos a nosotros mismos e identificar que factores nos están impidiendo alcanzar nuestras metas.
La autocrítica puede ser destructiva o constructiva.
La autocrítica destructiva conlleva a una baja autoestima, depresión, frustración, decepción, trastornos alimentarios, problemas psicológicos, dificultades en la socialización, etc.
La autocrítica constructiva permite un mejor autoconocimiento de la persona, de sus verdaderas habilidades, al mismo tiempo que mejoran su calidad de vida, su inteligencia emocional y sus relaciones interpersonales.
DEJA IR LA NECESIDAD DE:
1 - Siempre estar bien
2 - Tener todo bajo control
3 - Encontrar un culpable
4 - Alimentar charlas mentales contraproducentes
5 - Apoyar creencias limitantes
6 - Lamentarte
7 - Criticar
8 - Impresionar a los demás
9 - Resistir el cambio
10 - Etiquetar
11 - Tener miedo
12 - Dar excusas o pretextos
13 - Anclar al pasado
14 - Apegos ficticios
15 - Vivir una vida que esté a la altura de las expectativas de los demás