Según Wikipedia:
Del griego mythos (mentira) y mania (modismo).
Se define mitomanía como el trastorno psicológico consistente en mentir de forma patológica continuamente falseando la realidad y haciéndola más soportable; el mitómano sublima su impulso transformándolo en arte.
Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciendo la realidad de lo que se dice.
Con frecuencia, el enfermo, de carácter más bien paranoide, desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se establece una gran distancia entre la imagen que tiene la persona de sí mismo y la imagen real.
Muchos famosos (cantantes de pop, celebridades de diez minutos, etc.) han padecido esta dicotomía.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, el mitómano se caracteriza por recurrir a esta conducta continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable urdiendo todo tipo de sistemas delirantes.
Esta característica está asociada a trastornos de personalidad graves y se puede relacionar con dos tipos de caracteres: por un lado, los necesitados de estimación, y por otro, los que sufren un trastorno de personalidad hipertímica, es decir, las personas que tienen un ánimo muy elevado (superficiales, frívolos, impacientes).
Algunos adolescentes padecen de este trastorno debido a su personalidad inestable. Es bueno señalar que esto mayormente se da en aquellos cuyos padres son excesivamente rígidos o exigentes con ellos.
Véase también
Trastorno paranoide de la personalidad
Delirio de grandeza
Chauvinismo
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Según David Fischman:
La ciencia demuestra que hay que gente que mira a los ojos y no tiene problema en mentir. Hay gente que prepara sus mentiras y al contrario mira directamente a los ojos.
Según Francisco Ayasta:
Casos de fraude en los Estados Unidos: Bernie Madoff. Engañó a inversionistas alrededor del mundo por mas de 20 años (50 billones de dólares). Muy sociable, manipulador, encantador, informado, creador de mercados. Efectivamente hay personas cuya reputación los avala y pueden mentirte a la cara sin ruborizarse.
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Según http://depsicologia.com:
Cuando mentir se convierte en un habito, cuando mentir es la única forma de relacionarnos con los demás, hablamos de mitomanía.En la mitomanía quien la sufre puede tener un carácter con rasgos paranoides. Desfigura la idea que tienes sobre si mismo y la magnifica como en un delirio de grandeza o oculta datos con mentiras. Se diseña una historia y se la cree.
La mitomanía o ser mentiroso patológico:
Es un impulso irrefrenable de mentir, no es en sí una enfermedad (aunque hay profesionales de la salud mental que ya la consideran una enfermedad) pero si es un síntoma de que esa persona psicológicamente no está bien.
Los especialistas comentan que el mitómano tiene una tendencia patológica a deformar la realidad.
Se miente pensando se ganará prestigio, se mejorará la imagen que los demás tienen de él.
Se puede mentir para manipular a las personas o por hacer daño.
No es algo inofensivo. Tiene efectos negativos sobre quien la padece y sobre quienes la sufren.
El mitómano comienza a perder credibilidad entre su entorno.
Un estafador con esta predisposición es una persona peligrosa, el engaño para lograr bienes o dinero
La mitomanía no es inofensiva. Al contrario, tiene una serie de efectos en distinto nivel. En el plano social, el mitómano comienza a perder credibilidad y se lo categoriza como el “cuenta cuentos”. A nivel familiar, es visto como una persona poco confiable y desde el punto de vista de las amistades, éstas tienden a alejarse o bien la persona termina apartada del grupo.
El peor escenario es cuando la mitomanía afecta a terceras personas. Esto ocurre cuando la “manía” de mentir está presente en personalidades antisociales, principalmente en estafadores. En ellos, el “modus operandi” del delito es el engaño para conseguir dinero o bienes. Hay casos emblemáticos y el falso Rockefeller es uno de los más famosos del mundo.
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Según http://www.marisolcollazos.es:
Cómo convivir con un mitómano: oriéntelo para que reciba tratamiento
Si un familiar, amigo, vecino o compañero inventa desde cosas insignificantes hasta serias y graves, no le siga la corriente ni se burle.
El psiquiatra Daniel Gutiérrez explica que "todo mitómano siempre quiere mejorar su autoimagen, es narcisista por naturaleza y miente porque en el fondo tienen un problema serio de autoestima".
Aterrizarlos en la realidad
Y mientras desde la muralla la situación es un tanto jocosa, para quienes conviven con un mitómano puede tornarse insoportable, pues muchas personas no saben si seguirles la cuerda y acompañarlos en su "locura" o tratar de hacerlos entrar en razón.
"Hay que llevarlo a un principio de realidad en el que se dé cuenta de que no puede fantasear, porque el choque con la verdad es duro. Por encima de cualquier cosa, no se le debe seguir la cuerda".
Trastornos de personalidad
Esto forma parte de las características de los mitómanos, dice Gutiérrez, pues "son manipuladores, convencen y suenan creíbles. En el fondo sufren de frustración, son egoístas y narcisos, no tienen control de sus impulsos y pueden presentar adicciones (sexo, juego, drogas).
En casos severos, "pueden tener problemas legales, de suicidio y rompimientos familiares (separación, divorcio de su pareja, aislamiento de sus hijos) debido al sentimiento de fracaso", dice Gutiérrez.
"A veces tienen rasgos considerados trastornos de personalidad, que los llevan a meterse en otros problemas. Tienen conductas un poco extremas o de riesgo, o pueden incluso ser ladrones", afirma la psiquiatra Vicky Carrascal.
Por lo general, este problema comienza en la infancia y se denota con inseguridad frente a los compañeros del colegio. Las mentiras son un medio para poder pertenecer a un determinado grupo social.
"Los papás deben preocuparse cuando las mentiras son frecuentes, especialmente cuando son de tipo utilitario, pues en grados avanzados pueden ir acompañadas de agresividad y de otras conductas como el hurto o la piromanía", dice Álvaro Franco, psiquiatra infantil y de adolescentes.
Antes de que sea tarde
"No es fácil que los mitómanos reconozcan su condición, pero una vez se da ese paso es posible ayudarles con terapias para descubrir lo que les sucede. En algunos casos es necesario que tomen medicamentos", dice la psiquiatra Vicky Carrascal.
Son los familiares quienes acuden primero a los médicos en busca de una pista sobre cómo lidiar con la mitomanía de sus allegados. Ellos deben seguir un proceso de reconciliación, pues la confianza se ha roto.
Las terapias ayudan a los familiares a volver a creer en la persona y a entender su problema, de manera que puedan convertirse en apoyo durante el proceso de recuperación.
Por eso, a quienes viven con un mentiroso compulsivo, algunos expertos les recomiendan confrontarlo y cerrarle el paso para evitar que esa mitomanía crezca como una bola de nieve.
"Creo que, en el fondo, el mitómano siempre se da cuenta de la cháchara que está echando. Aquello de que se cree sus mentiras no es cierto. Las personas siempre saben que tienen un problema y que necesitan ayuda. Es su decisión recibirla o no", dice Gutiérrez.
El ejemplo empieza por casa
La mitomanía no es una enfermedad hereditaria, pero sí se puede aprender.
Se debe diferenciar la mentira de la fabulación. De 5 a 6 años, inventan historias pero no diferencian entre verdades y mentiras. Luego, son conscientes de que mienten, y ahí entran en juego diferentes tipos de mentira.
La primera es aquella ligada a la fantasía, por ejemplo, cuando dicen que hay monstruos en el cuarto. Esto es una parte normal del desarrollo.
El segundo grupo de mentiras se llaman compensatorias. Representan un problema emocional, una carencia afectiva. Las usa un niño al que le falta algo y lo compensa con mentiras, por ejemplo al que le falta el papá inventa que fue con él al parque.
El tercer grupo son las utilitarias, aquellas que buscan una utilidad. Se pueden dividir en dos: una en la que el niño miente para evitar un castigo; y la segunda en la que el niño miente como una forma de no asumir sus responsabilidades echándoles la culpa a otros.
Para evitar que un niño aprenda a decir mentiras sus padres deben inculcarle valores, responsabilidad e integridad. Debe vivir en un hogar donde reine la honestidad y el buen ejemplo, porque de nada sirve enseñarles a no mentir si es lo que los padres hacen a diario.
Por ello es importante que si usted trata con este tipo de personas, que tienen una edad cronológica adulta pero con una mentalidad infantil (lo cual en ciertos ambientes es muy habitual), tenga en cuenta que se puede ver implicado (ser víctima potencial) en una serie de sucesos nada deseados ni para usted ni para terceros.
Pudiéndose incluso darse situaciones en las cuales usted y el mitómano terminen involucrados en procesos civiles o administrativos o penales (porque levantar calumnias o falsos testimonios o comentar hechos de la vida privada de terceros, es un delito, que aparte de implicar costos de abogados, requiere gasto de tiempo en los estrados judiciales).
Cuando usted le sigue la corriente a este tipo de personas lo que provoca es hacerle crónica la patología al mitómano, y usted de paso terminará mintiendo también.
En conclusión aprenderá las malas mañas de los demás. Por eso usted puede tomar como medida preventiva, cuando trate con este tipo de personas y estas inicien un comentario inapropiado o despectivo hacia los demás, lo que debe sugerirle es que conecte la lengua con el cerebro; otra segunda estrategia es cambiar el tema, pero antes manifestándole que a usted no le gustan esas situaciones, que además son bochornosas a futuro, y para finalizar recomiéndele un buen psiquiatra.
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Según el psicólogo Luis Venegas Chalen:
Lo que les suelo indicar a mis consultantes, pacientes, usuarios, clientes o visitantes es:
Que se manejen con la sinceridad y eso va a ayudar bastante a que puedan ir sintiéndose mejor. Lo he vivido en experiencia propia.
Y varios pacientes también me han comentado que al sincerarse, al no tener que ocultar cosas, al no estar viviendo una doble vida, al no estar engañando, al no estar haciendo daño, definitivamente pudieron sentirse mejor.
En esta Semana Santa, tomemos como base lo que Cristo nos ha transmitido en la Biblia: "LA VERDAD OS HARÁ LIBRES".
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