María Eugenia Castillo Tord, Psicooncóloga Clínica, Psiconeuroinmunóloga
El miedo a la muerte es universal
Es el miedo a lo desconocido
Todos sabemos que moriremos
Siempre ha existido el miedo a la muerte, en todas las civilizaciones
Es algo natural, temer lo desconocido, temer el final, temer el dolor, temer perder lo conocido
La muerte siempre ha sido desagradable para el hombre
La muerte de uno mismo es inconcebible
El fin de esta vida no lo podemos imaginar, nuestra mente lo rechaza
Se suele atribuir a la muerte causas externas, la maldad, el accidente, la enfermedad, pero no se ve como natural
Los profesionales de la salud rechazan la muerte, huyen del paciente moribundo, probablemente también de su propia muerte
La muerte como Tabú
El no poder hablar de la muerte acreciente su misterio, su temor
Ante lo desconocido y misterioso se experimenta más dolor
Como atribuimos culpas al hecho de morir, sentimos rabia, odio, rencor
El horror a la muerte nos ha llevado a mecanizarla, tecnificarla y evitar el sufrimiento
La muerte y la enfermedad
La enfermedad es como una mensajera de la muerte, se le teme, se le niega, se le escapa
La enfermedad te acerca a la soledad de la existencia, llegas sólo y te vas sólo
En la enfermedad, nadie puede sentir lo que tú sientes, en la muerte tampoco
A veces la enfermedad es como morir de a pocos, algunos llegan a desear la muerte como una bendición
Otros agradecen a la enfermedad el haberles dado la oportunidad de acercarse a Dios, al Amor
Ayudar a morir
Ayudar a morir es una experiencia esencialmente humana, nos dignifica.
El moribundo tiene una sabiduría natural, tiene visiones, sabe lo que le espera, revalora y da consejos, si tiene oportunidad arregla sus asuntos pendientes y se despide
Morir no debería ser un acto solitario, impersonal, mecánico, deshumanizado
Puede ser una experiencia mutuamente satisfactoria
Para ayudar, tenemos que perder el miedo a morir
Las personas tenemos que hacer ese esfuerzo, aprender a morir, aprender a desprendernos de la vida, de todos y de todo lo conocido, para que no nos sea tan difícil irnos, para que podamos ayudar a otros a despedirse
No ver la muerte como el fin, sino como un paso, un cambio de estado, no tenemos información fidedigna de qué pasa más allá, pero sí tenemos información de que algo pasa
El miedo, el estrés, la angustia
El miedo genera estrés, angustia.
El estrés y la angustia aumentan el cortisol en la sangre y disminuyen las defensas
Un sistema Inmune deficiente favorece la enfermedad
Perder el miedo a la muerte genera paz y tranquilidad
El equilibrio mental y afectivo favorecen la respuesta Inmune, inhiben el progreso de la enfermedad
El miedo a morir es apego
El apego a la vida es irracional, como todos los apegos, no nos hace felices tener bienes o tener a una persona, nos hace felices porque pensamos que al tener esos bienes o a esa persona seremos felices
Igual es con la vida, muchos desperdiciamos nuestra vida, cuando tenemos miedo de perderla recién la valoramos, pero tampoco nos hace más felices el estar vivos, sino el cómo vivimos y eso puede ser un instante
¿Qué no es la muerte….?
La muerte no es lo peor, ya que no sabemos exactamente qué es.
La muerte no es algo malo, es natural e inevitable, ¿por qué sería malo?
La muerte no es el fin, es sólo el de una lucha por sobrevivir, por sobreponerse, por luchar contra la adversidad, no sabemos si nos esperan más luchas, pero al menos pensamos que es un descanso, un cambio de estado
La muerte no nos separa, sólo nos distancia….
El sentido de la vida
Es lo que nos motiva a vivir, a cumplir una misión.
Si estoy enfermo y creo que no he cumplido mi misión en la vida, entonces debo replanteármela, ahora
Si me quedan cosas pendientes, entonces debo aprovechar el tiempo que me queda y no pensar en el que ya se fue
Elizabeth Kübler Ross:
Acompañar a morir
Aprender a vivir es de vital importancia
La muerte y los niños
La muerte es un amanecer
La rueda de la vida
Los moribundos
Para ayudar, tenemos que perder el miedo a morir
Las personas tenemos que hacer ese esfuerzo, aprender a morir, aprender a desprendernos de la vida, de todos y de todo lo conocido, para que no nos sea tan difícil irnos, para que podamos ayudar a otros a despedirse
No ver la muerte como el fin, sino como un paso, un cambio de estado, no tenemos información fidedigna de qué pasa más allá, pero sí tenemos información de que algo pasa
Vivimos para amar
Sin entrar en reflexiones religiosas, ¿quién cambiaría el amor de sus hijos por un millón de dólares?
No se trata de emitir juicios, sino de crear oportunidades. Como decía Victor Frankl, si tienes un mes de vida, vívelo intensamente, ama intensamente, sentir que has aprovechado tu vida te dará paz para dejarla, No te puedes morir sin antes haber…..¿qué?
No hay que decir hasta nunca, sino hasta luego …
La muerte es un encuentro con nuestros seres queridos, con nuestras esperanzas y nuestra fe.
Cuando descansamos en paz no dejamos de existir, nuestro cuerpo cambia de estado y nuestra alma se sacia de eternidad.
Cambiemos nuestra actitud ante el morir y seremos más libres
Cambiemos nuestra actitud y aprenderemos de la sabiduría de la persona que ya vivió y nos deja
Cambiemos y no permitamos que morir sea inhumano, frío, triste, para el que se va y quisiera quedarse
Creemos una cultura de aceptación
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ola buenos tardes resulta que sufro de hipocondria es algo muy terrible ya que esta asociada al miedo a la muerte que es nuestro ciclo natural pero me aterra la idea de morir o que mis seres queridos mueran necesito que me ayuden please para superar este trauma...les dejo mi msm gadzooka185@hotmail.com
ResponderEliminarPersonalmente no le temo a la realidad de la muerte. Quiero decir, estoy convencido de dos cosas. 1: Después de la muerte no hay absolutamente nada. 2: La muerte es el verdadero descanso. En ese orden de ideas, pienso que después de la muerte ya nada importa y en cambio sí se gana en tranquilidad, así que por lo mismo no hay a qué temerle.
ResponderEliminarA lo que sí le tengo franco pavor es a la transición. A percatarme de que "hasta aquí llegué" y que la vida se acabó. El solo hecho de experimentar la consecuencia de un paro respiratorio me parece aterrador. Por eso envidio a las personas que no han regresado de una cirugía. Habiendo sido yo intervenido quirúrgicamente en más de una ocasión y conociendo de primera mano el poderoso efecto de la anestesia, estoy convencido de que esas personas no tuvieron la más mínima oportunidad de experimentar la angustia que indudablemente debe producir darse cuenta de que la maquinaria dejó de funcionar. Bien por ellos. Ojalá yo cuente con una suerte parecida.
Personalmente no le temo a la realidad de la muerte, principalmente por dos razones. 1: Estoy plenamente convencido de que después de la muerte no hay nada. 2: La muerte constituye el verdadero descanso. En ese orden de ideas, pienso que después de morir ya nada importa y en cambio sí se gana en tranquilidad y paz, por lo que no hay por qué temerle a tal acontecimiento.
ResponderEliminarA lo que sí le tengo franco pavor es a la transición. A percatarme de que "hasta aquí llegué" y de que la vida se acabó. El solo hecho de experimentar la consecuencia de un paro respiratorio me parece aterrador. Por ello es que envidio a las personas que no han regresado de una cirugía. Habiendo sido yo intervenido quirúrgicamente en más de una ocasión y conociendo de primera mano el poderoso efecto de la anestesia, estoy convencido de que esas personas no tuvieron la más mínima oportunidad de experimentar la angustia que indudablemente debe producir darse cuenta de que la maquinaria dejó de funcionar. Bien por ellos. Ojalá contara yo con una suerte similar.