martes, diciembre 29, 2020

4156: EFECTIVIDAD DE LA TERAPIA VIRTUAL versus PRESENCIAL

En estos tiempos de pandemia por el covid-19, más personas están solicitando psicoterapia virtual online con el fin de evitar contagiar y contagiarse.


VENTAJAS DE LA PSICOTERAPIA VIRTUAL ONLINE 

  1. Puedes realizarla desde el lugar que prefieras (si no cuentas con un espacio apropiado, puedes alquilar una habitación de hotel, utilizar tu lugar de trabajo, pedirle prestado un ambiente a alguna amistad, etc.)
  2. Puedes escoger la fecha y hora que más se acomode a tus necesidades
  3. Es físicamente más seguro, ya sea debido al distanciamiento para evitar contagios de covid-19 o para evitar acosos o abusos físicos
  4. Puede obtenerse los mismos resultados de efectividad que la psicoterapia presencial o en persona, ya que sólo se requiere la voz del psicoterapeuta como guía para llevar a cabo las pautas
  5. Puedes escoger el medio de comunicación: Zoom, Meet de Google, Whatsapp video, etc.
  6. El psicoterapeuta puede ver el entorno donde viven los pacientes y, en algunos casos, la forma de interrelacionarse con su entorno familiar
  7. Los consultantes pueden demostrarle al psicoterapeuta la realidad en la que viven y desarrollan su vida diaria
  8. Se puede hacer pausas por diversos factores y es comprensible
  9. Se puede hacer uso de materiales y/o recursos con los que cuenten los consultantes en sus domicilios
  10. Pueden estar más relajados, por ejemplo: pacientes con su ropa de casa, consultantes desde sus habitaciones seguras o desde sus camas inclusive, etc.
  11. Los costos se reducen ya que no hay que pagar por el espacio físico de un consultorio, no hay que contratar personal adicional para la atención al público, etc.
  12. Es la actualización con los nuevos tiempos.

martes, septiembre 15, 2020

4150: UN DIA DESPUES DE MI SUICIDIO

Un día después de mi suicidio...

Al día siguiente de mi suicidio, amé a mi madre cuando la vi llorar en el suelo de mi habitación, abrazando mi camiseta ensangrentada con mis fotos esparcidas a su alrededor. Vi tanto ¡amor en sus ojos!

El día después de mi suicidio, sentí cuánto me amaba mi padre, sin importar lo duro que fuera, en medio de tanta tristeza, me habló con los ojos llenos de lágrimas ¡lo orgulloso que estaba de mí y lo sensible que yo era con los demás!

El día después de mi suicidio, vi que Llora (mi gatito mascota) era más increíble de lo que podía haber imaginado. Cada vez que alguien llegaba a casa, ella corría hacia la puerta esperándome y, al ver que no era yo, se acostaba frente a la puerta y seguía esperándome.

El día después de mi suicidio me encantó por mis hermanos cuando los vi sentados en la habitación con los ojos llenos de lágrimas. Recordaron los tiempos en que jugamos en nuestra hermosa infancia... ¡Qué buen momento!

El día después de mi suicidio, sentí cuánto me amaba mi mejor amiga. ¡Ella estaba mirando nuestras fotos juntas y recordando todos los momentos!

El día después de mi suicidio, sentí que era importante para mis maestros. Se culpaban tanto por no haberse dado cuenta... 

Por la noche, fui a la morgue a buscar mi cuerpo. 

Me molestó. Me miré y dije: "Tantos sueños que tuvimos", "Tantos amores", "Tanta gente por conocer", "Tenías gente que te quería y, sin embargo, lo vomitaste todo", "Tienes que tener mucho coraje para quitarte la vida, ¿por qué no usaste ese coraje para ganar? "

Gracias a Dios, eso fue solo una visión. 

¡Puedes leer esto! Todavía estás aquí y puedes cambiar tu vida para siempre.

No es tan malo como parece. ¡Hay gente que te quiere, que te quiere cerca!

Dale una oportunidad más a la vida y a las personas que están a tu lado. 

Hay una cura para el dolor, ábrete a alguien. Has superado tantas cosas, ¡Prueba una más!

¡No estás sólo, Dios te ama!♥️

lunes, agosto 17, 2020

4143: NUEVOS TÉRMINOS DEL CORONAVIRUS

por Fernando A. Navarro

Cada nueva realidad trae consigo palabras específicas que debe conocer y usar quien quiera describirla, comentarla o relatarla a los demás. La pandemia coronavírica de este año, lógicamente, las ha traído por millares: cerca de cinco mil términos, por ejemplo, contiene el Glosario de covid-19 (inglés-español) de Tremédica y Cosnautas. Muchos de ellos son de uso restringido al ámbito especializado, pero otros circulan ampliamente también entre la población general.

Pueden ser palabras que ya estaban recogidas en los diccionarios generales, pero que ahora pasan a estar en boca de todos; y el hablante medio, como es lógico, se pregunta por su significado exacto o duda a la hora de escribirlas.

Se calcula que la página web del Diccionario de la lengua española recibe entre uno y tres millones de consultas diarias, y el «Registro de consultas» de la RAE permite saber cuáles son las palabras más buscadas en un momento dado.

Entre la lista de palabras más buscadas en marzo y abril, es fácil espigar medio centenar de términos estrechamente vinculados, de un modo u otro, a la covid-19: afectar, altruismo, análisis, asepsia, asintomático, barbijo, bulo, casa, cepa, confinamiento, contagiar, contingencia, cuarentena, cuidar, diezmar, disnea, empírico, endemia, enfermedad, epidemia, exacerbar, febrícula, fómite, héroe, hipocondría, hisopo, infectar, infestar, inocuo, intubar, lavar, lejía, letargo, mascarilla, medicar, médico, mitigar, moratoria, morbilidad, morgue, murciélago, neumonía, pandemia, pangolín, ralentizar, remitir, resiliencia, resistir, salud, sesgo, solidaridad, tapaboca, triaje, virólogo, virtual, virus, vulnerable.

También se buscaron, por supuesto, tecnicismos, neologismos, localismos y extranjerismos no incluidos (¿aún?) en el diccionario de la RAE: apanicar, coronavirus, covid, cuarentenar, cubrebocas, desconfinamiento, desescalada, disforia, encuarentar, EPI, ERTE, google, guasap, infodemia, nasobuco, odinofagia, online, rinorrea, sanitizar, seroprevalencia, tamizaje y videollamada.

Los hablantes, aparte, siguen creando nuevas palabras para describir la realidad que los rodea, también en tiempos de pandemia. Algunos de estos neologismos covidianos se proponen seriamente de arriba abajo y con ánimo perdurable, como el propio término covid-19 (acuñado el pasado 11 de febrero), la infodemia de la OMS, las arcas de Noé anunciadas por las autoridades como lazaretos de aislamiento para pacientes leves o asintomáticos, o los puestos de covid‑auto para hacer posible el cribado rápido sin bajar del coche. En su mayoría, no obstante, y como ya he comentado en el «Laboratorio del lenguaje» de Diario Médico, son de origen popular, humorísticos y pensados como flor de un día.

Si en inglés los hablantes de a pie dieron en llamar al SARS-CoV-2 the rona o Miss Rona (por abreviación de corona), entre nosotros hemos visto nacer también alias coloquiales como coronabicho, cabronavirus, carallovirus, cojonavirus (o acojonavirus), confinavirus, coñazovirus, cornavirus, coronito y covicho (o cobicho).

Destacan por su productividad los prefijos covi- y corona-, usados en neologismos más o menos jocosos como coronaplausos, coronabonos, covichivatos, coronacoma (económico), coronacrisis, covidiccionario, covidivorcio, coronafiestas, coronafobia o covidofobia, coronapijos, covídeo y coronaburrirse (prácticamente cualquier palabra, como puede verse, es coronable en estos covidías).

Quienes se coronaburren, por cierto, son llamados coronaburros, mientras que para otros los coronaburros (también llamados covidiotas o coronajetas) son quienes no se toman en serio la pandemia y ponen en riesgo la salud colectiva con sus irresponsabilidades: no respetar la sana distancia social, desobedecer las órdenes de confinamiento, difundir noticias falsas, acaparar más alimentos o productos de los que realmente necesitaban, etcétera.

De forma simultánea, nuestras ventanas y terrazas se poblaron de balconazis o policías de balcón, torquemadas autoproclamados que se dedicaban a insultar o acusar públicamente (a veces, incluso humillar, intimidar, vejar o agredir) a los coronaburros que salían a la calle durante el confinamiento o no llevaban mascarilla, pero también a abnegados vecinos expuestos al coronavirus por motivos laborales.

En la nueva normalidad instaurada a partir del 21 de junio (que algunos prefieren llamar nueva anormalidad o, por considerarla peor que la vieja, nueva subnormalidad), los covidiotas se han transformado en mascaridiotas o mascaritontos que ―con razón o sin ella― se niegan en redondo a enmascarillarse o llevan la mascarilla de un modo que la hace ineficaz: con la nariz fuera, por debajo de la barbilla, en la nuca, colgando de una oreja, en el codo, etcétera.

Los neologismos chistosos son incontables: desde las vinollamadas o birrallamadas para quedar por Internet a tomar una copa con los amigos hasta la generación de cuarenténials, corónials o pandémials (que para unos está formada por quienes hemos padecido esta pandemia, mientras que para otros lo estará por quienes nazcan nueve meses después del confinamiento, en el coronababy boom que anuncian para Navidades), pasando por los perreros (que sacaban a pasear al perro un montón de veces al día para escapar del confinamiento), los cuñavirus (que en un pispás pasaron de no saber una palabra de virología ni epidemiología a ir dando lecciones, cuando no a ejercer directamente de epimiedólogos o de bulócratas), las más-carillas (que se dispararon de precio durante los primeros meses de pandemia) y la depresiva cuarempena que aquejó a tantas personas recluidas sin poder salir de casa ―algunas, muertas de panicovid― en la nueva covidianidad.

Cuando el confinamiento, inicialmente decretado por dos semanas, empezó a prorrogarse una y otra vez, se convirtió en sinfinamiento; que unos aprovecharon para hacer ejercicio físico (crossfinamiento o cuarentrena); otros, para darle al alcohol (convinamiento), ya fuera en soledad o en compañía a través de Zoom (convidamiento por vinollamada; por ejemplo, con ocasión de celebrar un zoompleaños); otros, para el guisoteo (cocinamiento) o el horneado de pan casero (pan-demia); muchos, en fin, para vaguear y practicar el sillombol; lo cual, unido a la proliferación de repostería casera y al constante picar entre horas (con lo que el día pasaba a ser una desayualmueriendena continua), supuso para algunos un auténtico confitamiento con varios kilos de más. No es de extrañar que algunos hayan propuesto rebautizar año dos mil vientre a este pandémico 2020.

El tiempo dirá, en fin, si alguno de estos sesenta y tantos neologismos populares ―y otros por el estilo que siguen brotando en pandemia un día sí y otro también―llega a ser algo más que efímero entretenimiento para sobrellevar los tiempos pasados de cuarenpena y presentes de nueva anormalidad.

Fuente: www.efesalud.com

sábado, julio 25, 2020

4137: ÉPOCA POST-CUARENTENA

Tantos miedos, pensamientos y dudas negativas que se nos vinieron a la mente en esta época de cuarentena y post cuarentena, generaron muchos cambios en todos nosotros.

Recuerda que, incluso de forma remota, un psicólogo puede ser de mucha ayuda para erradicar poco a poco todo ello.

No tengas miedo, no estás solo, y pedir ayuda no está mal.

Fuente: Psicología en sintonía