Todo en exceso es malo
SOBREESTIMULAR A UN NIÑO, LEJOS DE AYUDARLO A INCREMENTAR SUS HABILI-DADES, PUEDE OCASIONARLE PROBLEMAS FÍSICOS Y EMOCIONALES
Llanto, dificultad para respirar, trastornos del sueño, cambios de coloración de la piel, hipo, náuseas, vómitos, miedos nocturnos y conducta agresiva son solo algunos de los síntomas que los pequeños pueden sufrir por culpa de la sobreestimulación. La psicóloga Carmen Bravo de Rueda señala que algunos padres de familia no dudan en inscribir a sus hijos en toda clase de talleres en su afán de que desarrollen al máximo sus destrezas, y no se dan cuenta de que están cometiendo un gran error. Además de saturarlos, les exigen demasiado y pueden llegar a bloquearlos.
Diversos estudios médicos revelan que los niños felices y los que se sienten queridos y amados son los que más aprenden. Los papás no deben obligar a sus vástagos a cumplir sus sueños inconclusos, ni trasladarles sus frustraciones. El hecho de que realicen mañana, tarde y noche diversas actividades de estimulación temprana, no significa que vayan a caminar a los 5 meses o hablen a los 6, es imposible. Lo único que conseguirán es que estén nerviosos, angustiados y tengan problemas para concentrarse por un alto grado de estrés.
EXPERIENCIA POSITIVA
La especialista Liliana Heeren subraya que la estimulación es positiva siempre y cuando se disfrute, de lo contrario, no funciona. “Es fundamental que los padres dosifiquen las actividades de sus hijos según su edad, necesidades y actitudes; además, no se deben dejar llevar por sus anhelos y aspiraciones. La insistencia o sobrecarga de ejercicios o rutinas harán que el menor pierda la oportunidad de ir adquiriendo confianza y autonomía, así como de aprender progresivamente a enfrentar el mundo que lo rodea”. Recuerde, la estimulación temprana no tiene como finalidad crear genios, su propósito es contribuir al desarrollo de las capacidades del bebe a través de actividades adecuadas. Por eso, es muy importante solicitar el apoyo de un profesional que tenga los conocimientos adecuados y un alto compromiso moral para que no cometa excesos, con tal de satisfacer a los padres.
Consejos para no sobreestimular
Diga NO
En el afán por ser los mejores padres o por desconocimiento, muchas veces se realizan actividades que no son favorables para el desarrollo de los niños. Evite:
- Regalar cientos de juguetes que solo confundirán al niño y no le darán la oportunidad de escoger uno para descubrirlo.
- Ingresar al niño a cuanto curso, taller o competencia aparezca.
- Comprar juguetes, pero no compartir tiempo de juego.
- Impulsar a que el niño haga varias actividades como: cursos de natación y talleres de música. Si el pequeño tiene una habilidad permita que se concentre en desarrollarla.
- No presione talentos que no ha visto en el niño. Si ve que tiene oído para la música, inscríbalo a clases para que aproveche las ventajas. Pero si no las tiene, solo lo pondrá bajo una exigencia que le será difícil alcanzar.
- A compartir tiempo con su hijo.
- Permítale explorar el mundo a través de sus sentidos.
- Fomente uno de los gustos por los que vea inclinación.
- Recuerde que el juego es el método que el niño emplea para relacionarse con su entorno.
En manos de los padres está la responsabilidad de brindar el ambiente adecuado para que el pequeño vaya tomando lo que le sirve y, en el futuro, sea un adulto capaz de asumir retos, saber elegir, adaptarse al mundo y tener herramientas para enfrentar los cambios.
Los expertos recomiendan a los padres conocer la etapa del desarrollo en la que está su hijo. Los pequeños presentan picos en su evolución de acuerdo con su edad, como, por ejemplo, levantar la cabeza, el apoyo de antebrazos, la capacidad de arrastre, entre otras. Estas habilidades marcan pautas de crecimiento.
La terapeuta ocupacional Liliana Saavedra explica que los padres no pueden exigir a sus hijos que se igualen al desarrollo de un primo, el amigo o el vecino, porque todos tienen un tiempo. “Cada niño tiene un ritmo de desarrollo y de crecimiento propio, todos hacen cosas distintas a la misma edad y van a cumplir las etapas de desarrollo, adecuadas para su tiempo de vida”.
Sin embargo, los padres deben estar atentos, porque si las metas no se alcanzan (se determinan en los controles de crecimiento) sí puede existir una alteración.
Compre juguetes dosificados y no en grandes cantidades, para que así el niño pueda conocer cada uno, entenderlo, usarlo y además compartirlo con sus padres y con otros niños.
La fonoaudióloga María Paola González considera que en el mundo de los adultos “todo el tiempo nos la pasamos sentados. Hay que permitirles a los niños que salgan, jueguen, corran. Ellos reconocen el mundo a través de los sentidos”.
Muchos padres no llevan a sus hijos a un parque por falta de tiempo, inseguridad o mal clima. Recrear entonces un ambiente similar los ayudará a adquirir habilidades a través del movimiento, mejorar su motricidad gruesa y compartir con otros niños.
Niños sobreestimulados pueden engrosar las cifras de la deserción escolar, porque no asumen la autoridad, los hábitos y son indisciplinados.
Cuando se les exige demasiado, los niños dejan de ser propositivos, no forman su opinión, porque esperan que cada paso sea aprobado por alguien más.
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