¿CUÁL ES TU PEOR PESADILLA?.
Muchos jóvenes no reportan que padecen una fobia. Solo buscan ayuda cuando el temor les impide seguir una vida normal
Por: María Victoria Vásquez
Hace tres años Alessandra sufrió un ataque de pánico. Estaba en la calle cuando sintió algo raro en su cabeza. Comenzó a gritar, zapatear y sudar. Su corazón comenzó a acelerarse. ¿Qué había pasado? Una araña se le enredó en el pelo.
Hoy, a los 24 años, Alessandra asegura que no hay forma de que esté cerca de un insecto. Todos los bichos le repelen. Se trata de un temor completamente irracional; sin embargo, ella tiene la certeza de que algo malo le puede ocurrir.
Lo mismo le sucedía a Luisa, de 23 años, que confiesa tener un miedo terrible a los payasos: “La última vez que fui al circo estaba en primera fila. Todo iba bien hasta que salieron los payasos. Le agarré la mano a mi hermana, sudaba, me dio taquicardia. El payaso se acercaba y yo me retorcía en la butaca, se me caían las lágrimas, hasta que me fui corriendo”.
Hoy Luisa se está tratando con un especialista, porque además padece de musofobia (a los ratones) y tiene terror a los temblores. En suma, no duerme bien.
Según el psicólogo Daniel Dreifuss, las fobias son el resultado de la combinación de tres elementos: los vínculos parentales; determinados eventos negativos que hemos vivido, y el tipo de sensibilidades con que hemos nacido (factor hereditario). De ahí nacen las fobias, los trastornos de pánico y los psicosomáticos.
Una de las fobias más insólitas es negarse a nadar en una piscina por temor a los tiburones. Una muy irónica es la de un arquitecto que tiene fobia a las alturas en espacios abiertos (eso le ocurre a Ubert, de 24, quien por chamba ha aprendido a tragarse el miedo y a subir edificios en construcción con un arnés).
Fobias como esas no afectan sino hasta que se produce la situación indeseada (como Alessandra con la araña). Pero también están las fobias sociales, que sí influyen en la vida cotidiana.
Según datos del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, en el 2002 el 7% de los adolescentes peruanos presentaba fobia social. Esos jóvenes hoy tienen entre 20 y 24 años. Horacio Vargas, psiquiatra de ese instituto, afirma que la fobia social se presenta cuando la persona se expone frente al grupo. “Hay gran ansiedad, tartamudeo, dolores y palpitaciones. La persona no puede salir a hablar, se aísla y prefiere no ir a ningún lado”, explica.
La fobia social es la timidez llevada al extremo. Quienes la padecen nacen con una predisposición, pero el factor desencadenante pudo haber sido algún episodio en que pasaron mucha vergüenza.
Según médicos del instituto, el 8% de los mayores de 18 años ha padecido alguna vez fobia social. El 4,5% ha tenido agorafobia (fobia a los espacios abiertos) y 3,7% ha tenido trastorno de pánico.
El psicólogo Dreifuss explica que estas personas tienen miedo a que la gente vea en ellas lo que ellas mismas no quieren ver. Por eso muchos jóvenes terminan, por ejemplo, enfrascándose en Internet, un medio que les permite interactuar, y donde no tienen que preocuparse de lo que el resto puede decir (recomendamos visitar la web http://www.fobiasocial.net/).
Para lidiar con las fobias sociales se requiere de una terapia especial, ya que para los pacientes pisar la calle significa ahogarse, tener el corazón en la boca.
Aunque no todos desarrollemos fobias, la velocidad del mundo nos transmite angustia, vacío y soledad. Según Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, el 39% de los universitarios peruanos tiene temor a avanzar lento. Tiene sentido.
Fobias y angustias son la manifestación de un mismo problema. Tratarlas no es una recomendación, es una urgencia.
Hoy, a los 24 años, Alessandra asegura que no hay forma de que esté cerca de un insecto. Todos los bichos le repelen. Se trata de un temor completamente irracional; sin embargo, ella tiene la certeza de que algo malo le puede ocurrir.
Lo mismo le sucedía a Luisa, de 23 años, que confiesa tener un miedo terrible a los payasos: “La última vez que fui al circo estaba en primera fila. Todo iba bien hasta que salieron los payasos. Le agarré la mano a mi hermana, sudaba, me dio taquicardia. El payaso se acercaba y yo me retorcía en la butaca, se me caían las lágrimas, hasta que me fui corriendo”.
Hoy Luisa se está tratando con un especialista, porque además padece de musofobia (a los ratones) y tiene terror a los temblores. En suma, no duerme bien.
Según el psicólogo Daniel Dreifuss, las fobias son el resultado de la combinación de tres elementos: los vínculos parentales; determinados eventos negativos que hemos vivido, y el tipo de sensibilidades con que hemos nacido (factor hereditario). De ahí nacen las fobias, los trastornos de pánico y los psicosomáticos.
Una de las fobias más insólitas es negarse a nadar en una piscina por temor a los tiburones. Una muy irónica es la de un arquitecto que tiene fobia a las alturas en espacios abiertos (eso le ocurre a Ubert, de 24, quien por chamba ha aprendido a tragarse el miedo y a subir edificios en construcción con un arnés).
Fobias como esas no afectan sino hasta que se produce la situación indeseada (como Alessandra con la araña). Pero también están las fobias sociales, que sí influyen en la vida cotidiana.
Según datos del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, en el 2002 el 7% de los adolescentes peruanos presentaba fobia social. Esos jóvenes hoy tienen entre 20 y 24 años. Horacio Vargas, psiquiatra de ese instituto, afirma que la fobia social se presenta cuando la persona se expone frente al grupo. “Hay gran ansiedad, tartamudeo, dolores y palpitaciones. La persona no puede salir a hablar, se aísla y prefiere no ir a ningún lado”, explica.
La fobia social es la timidez llevada al extremo. Quienes la padecen nacen con una predisposición, pero el factor desencadenante pudo haber sido algún episodio en que pasaron mucha vergüenza.
Según médicos del instituto, el 8% de los mayores de 18 años ha padecido alguna vez fobia social. El 4,5% ha tenido agorafobia (fobia a los espacios abiertos) y 3,7% ha tenido trastorno de pánico.
El psicólogo Dreifuss explica que estas personas tienen miedo a que la gente vea en ellas lo que ellas mismas no quieren ver. Por eso muchos jóvenes terminan, por ejemplo, enfrascándose en Internet, un medio que les permite interactuar, y donde no tienen que preocuparse de lo que el resto puede decir (recomendamos visitar la web http://www.fobiasocial.net/).
Para lidiar con las fobias sociales se requiere de una terapia especial, ya que para los pacientes pisar la calle significa ahogarse, tener el corazón en la boca.
Aunque no todos desarrollemos fobias, la velocidad del mundo nos transmite angustia, vacío y soledad. Según Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, el 39% de los universitarios peruanos tiene temor a avanzar lento. Tiene sentido.
Fobias y angustias son la manifestación de un mismo problema. Tratarlas no es una recomendación, es una urgencia.
La adicción al Mp3 de los más jóvenes puede provocar fobias sociales, ansiedad o pánico a salir de casa.# El papel de la familia y de los padres para evitarlo es fundamental.# Además, el uso de estos dispositivos durante más de dos horas diarias puede causar deficiencias auditivas. Psicólogos de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV) advirtieron hoy de la aparición de fobias sociales en niños y adolescentes por la creciente adicción a los reproductores musicales o mp3.
El profesor de la UCV Javier Abril, de la clínica universitaria de la UCV, precisó que entre las consecuencias que genera el uso excesivo del mp3 figura el "aislamiento del menor en la familia y en la sociedad, la ansiedad y la aparición de miedos, entre ellos, el pánico a salir de casa, relacionarse con gente, a comunicarse o incluso hablar en público".
En la mayoría de casos, los adictos al mp3 "suelen presentar una baja autoestima", según el psicólogo que asegura que "los usuarios encuentran en los reproductores una vía de escape de sus problemas".
Entre los indicadores que "pueden alertar de una adicción al mp3 figura un uso irresponsable de más de dos horas al día, el hecho de que los niños eviten comer y comunicarse en casa, que se aíslen en su habitación o que obtengan malos resultados en la escuela". Además, la "utilización prolongada de estos aparatos puede conllevar daños auditivos que se transforman también en conductas de irritabilidad", añadió.
En este sentido para Abril, "el problema de las nuevas tecnologías radica sólo en el mal uso que hagamos de ellas" , por ello considera "fundamental el papel educativo de las familias y padres" a quienes anima a "estar atentos en el comportamiento de los hijos y fomentar con ellos el diálogo y el aprendizaje de valores, entre ellos, el de compartir ".
Igualmente, los padres pueden aprovechar los mp3 para fomentar la educación musical de sus hijos pero "nunca como sustituto de su presencia ante la falta de tiempo por el exceso de trabajo y responsabilidades".
En la actualidad, un 85 por ciento de niños entre 12 y 15 años usa móviles y mp3, según Abril que ha asegurado que la "sociedad actual registra cada vez más un incremento de casos por adicción de niños a las nuevas tecnologías".
El profesor de la UCV Javier Abril, de la clínica universitaria de la UCV, precisó que entre las consecuencias que genera el uso excesivo del mp3 figura el "aislamiento del menor en la familia y en la sociedad, la ansiedad y la aparición de miedos, entre ellos, el pánico a salir de casa, relacionarse con gente, a comunicarse o incluso hablar en público".
En la mayoría de casos, los adictos al mp3 "suelen presentar una baja autoestima", según el psicólogo que asegura que "los usuarios encuentran en los reproductores una vía de escape de sus problemas".
Entre los indicadores que "pueden alertar de una adicción al mp3 figura un uso irresponsable de más de dos horas al día, el hecho de que los niños eviten comer y comunicarse en casa, que se aíslen en su habitación o que obtengan malos resultados en la escuela". Además, la "utilización prolongada de estos aparatos puede conllevar daños auditivos que se transforman también en conductas de irritabilidad", añadió.
En este sentido para Abril, "el problema de las nuevas tecnologías radica sólo en el mal uso que hagamos de ellas" , por ello considera "fundamental el papel educativo de las familias y padres" a quienes anima a "estar atentos en el comportamiento de los hijos y fomentar con ellos el diálogo y el aprendizaje de valores, entre ellos, el de compartir ".
Igualmente, los padres pueden aprovechar los mp3 para fomentar la educación musical de sus hijos pero "nunca como sustituto de su presencia ante la falta de tiempo por el exceso de trabajo y responsabilidades".
En la actualidad, un 85 por ciento de niños entre 12 y 15 años usa móviles y mp3, según Abril que ha asegurado que la "sociedad actual registra cada vez más un incremento de casos por adicción de niños a las nuevas tecnologías".
Hola
ResponderEliminarEl articulo me pareció muy interesante. Tengo 17 años y quisiera saber si en este blog hay algún psicologo que deje su correo para poder charlar un poco y asegurarme de que no tengo nada raro más que una etapa y que me asegure que cuando crezca se irá.
Gracias!
me pregunto lo mizmo k cancerstick...hay algun pzicologo para hacer charla?
ResponderEliminarcomenze a sentir los sintomas de la fbs desde los 12 años,ahora que tengo 26 puedo decir que aun no me he curado por completo,claro que he aprendido a sobrellevar ciertas situaciones que antes me causaban panico pero sigo escapando de otras a las que aun no puedo enfrentarme...hasta ahora me pregunto si algun dia podre llevar una vida comun y corriente, sin miedos...lo unico que que tengo son mis ansioliticos,pero de verdad que ya no quiero seguir llevando esta vida,quiero ser libre
ResponderEliminarhola
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