Todos somos necesarios en las vidas de los demás en algún momento, es el síndrome Mary Poppins.
El síndrome de Mary Poppins = prácticamente perfecta en todo sentido.
Todos recordamos a la famosa Mary Poppins, genial personaje de Disney, interpretado por Julie Andrews allá por 1964, niñera estricta pero divertida que con canciones y personajes de dibujos animados conseguía hacer feliz la vida de los pequeños Jane y Michael Banks.
¿Quién no ha querido alguna vez tener una nana o niñera así? Convierte las tareas domésticas en algo divertido, llena con música y alegría la vida de los niños y además, con ella todo parece fácil, sencillo y posible. Tus sueños se hacen, en definitiva, realidad.
Pero, ¿cuál es realmente el mérito de Mary? Mary "recompone" la maltrecha vida de toda la familia Banks.
Un padre centrado en su trabajo, en el dinero y en la ambición, descubre, gracias a Mary, que el motivo principal de su vida tiene que ser su familia, su mujer y sus hijos.
Una madre alocada en ideas políticas feministas olvida que la verdadera lucha y defensa es la que ella tiene que hacer de lo que más quiere.
Los niños, unos pobres niños ricos, que todo lo tienen pero de todo les falta, ¿por qué? Porque, a veces, el mayor premio es una caricia, una sonrisa, un beso de buenas noches, un saber que estás ahí para ellos.
En definitiva, Mary recuerda que el AMOR todo lo une y todo lo puede, aunque a veces olvidemos el poder tan grande de tal sentimiento.
Ahora bien, ¿alguna vez nos hemos planteado qué pasa con Mary? Esta llega en el momento indicado, justo y preciso, realiza su labor, pero, siempre se marcha, tan rápido como el cambio del viento, nunca se queda.
Mary no es importante porque ella es la heroína del cuento, la fuerte, la que lucha por hacer feliz a los demás. Poco importa en la historia si se siente feliz o desgraciada, si alguna vez puede que se encariñe demasiado con alguien pero como deja de ser necesaria en un momento determinado se ve obligada a marcharse. ¿Acaso alguien le pide alguna vez a Mary que se quede?
Puede sonar presuntuoso por mi parte el compararme con este personaje, pero, muchas veces es como me siento.
Va apareciendo mucha gente en mi vida, personas que llegan, pero siempre se acaban yendo. Mis sentimientos se van plantando poco a poco, se les va regando y comienzan los primeros brotes verdes pero, al final siempre acaban siendo recolectados, recolecciones que, aunque no lo parezcan, parten mi alma.
¿Por qué? ¿Por qué la palabra GRACIAS es tan habitual de los demás hacia mi cuando a veces sólo necesito un QUE TAL ESTAS?
Ayudar es algo innato en mi, me han educado así y así es como sale de dentro de mi. Las personas que forman parte de mi vida no sólo están, SON. Son mi vida, el sentido de mi existencia, mi fuerza para luchar. Entonces, ¿por qué a veces me siento tan solo? ¿Por qué nadie se ocupa de Mary Poppins? ¿Por qué soy el primero de la agenda para la ayuda, para escuchar el lamento, pero no para compartir las risas y los momentos dulces? ¿Por qué no piensan alguna vez que quizás tenga un día, una semana, un mes malo en el que ni siquiera Supercalifragilisticoespialidoso tenga sentido para mi?
Con esto no pretendo santificarme ni mucho menos. No soy alguien perfecto, ni siempre soy la mejor persona del mundo. Soy cabezota, testarudo, maleducado a veces, irascible, incluso envidioso (siento incluso celos muchas veces de quien más amo en esta vida, lo siento ). Pero, ¿acaso sabemos si Mary también lo era? Porque, que yo sepa, nadie nos dice en el cuento lo que hacía en sus días libres, o ¿es que jugaba al parchís con Bert? (jejeje, por quitarle hierro al asunto).
Sí, no reniego de ser Mary Poppins en muchos momentos de mi vida, de hecho, me gusta ayudar a los demás, pero me gustaría dejar de volar, dejar de vivir una vida tal y como sopla el viento y sobre todo, dejar de ver gente pasar.
Tal y como reza mi canción favorita The winner takes it all, el ganador lo consigue todo, no deja nada para el segundo lugar. ¿Por qué hace tanto tiempo que dejé de sentirme ganador? ¿Por qué dejé que el viento marcara siempre mi destino no siendo yo el que llevara el timón de mi vida?
Sí, siempre que quiero a una persona, ya sean amigos, pareja, compañeros, etc., tengo MIEDO a perderlos. Una persona especial me dijo un día que eso era debido a falta de confianza por mi parte y no es así. Mi MIEDO no es ese, realmente es que un día amanezca el viento en otra dirección y ya no sea necesario en tu vida y me vea obligado a volar.
Es bonito ser un recuerdo importante en la vida de los demás, pero, ¿no sabeis que el paragüas con el que vuelo no es irrompible? Además, sin duda alguna, estaría encantado de perderlo.
P.D. Gracias a cualquiera que lea lo que escribo. Son las 2.25 de la mañana y sin duda, no será una de las mejores cosas que hayas leído en tu vida, pero para mi es importante, porque sale desde lo más profundo que tengo en mi corazón. GRACIAS
Fuente: http://elsindromedemarypoppins.blogspot.es/
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La mayor parte del tiempo sufro del Síndrome de Mary Poppins. Extraña enfermedad que me hace verle el lado bueno a las personas malas, el lado simpático a las situaciones, el lado positivo a las catástrofes. Entre los múltiples síntomas están la posibilidad de reírse y llorar al mismo tiempo y las respuestas sistemáticas como: “no es tan grave”, o “la próxima vez nos irá mejor”. La gente piensa que soy una persona positiva y con una gran capacidad de análisis, pero lo que no saben es que he desarrollado esta sofisticada enfermedad como mecanismo de defensa contra el fracaso y la desilusión.
Pero lo más extraño de este síndrome, es que a veces desaparece: no puedo verle el lado bueno a los malos, todas las situaciones me parecen catástrofes, repito frases en futuro definitivo como: “hasta aquí llegamos”, o “no doy mas”. Las personas que entran en contacto conmigo en estos periodos, piensan que soy negativa y melodramática. Que solo veo lo que quiero ver. Que soy una neurótica - quejumbrosa.
Hace 19 días Mary Poppins se bajó del bus y me dejó sola. Esta es la razón por la que hace 19 días no escribo. Todo lo que digo o pienso es gris. Estoy triste y desilusionada. Es posible que sea el invierno, la cercanía a la navidad y la lejanía de los que quiero. Es posible que Mary Poppins se haya dado por vencida después de meses en los que no hemos parado de luchar. La pobre ha tenido un año muy duro. No la puedo culpar.
Fuente: http://instantaneasinmigrantes.blogspot.com/2010/11/sindrome-de-mary-poppins.html
http://www.psicologosperu.com/
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