http://www.psicologosperu.com/Se llaman adrenalina, serotonina y dopamina, y son unas sustancias que genera nuestro cerebro y que nos hacen sentir eufóricos, nerviosos, tristes o cansados. Son sistemas de defensa que sirven al cuerpo humano para reaccionar ante determinadas circunstancias. Sin embargo, su alteración puede desajustar la armonía con la que funciona el organismo y provocar incluso la depresiónPor: Miren Izquieta
La química no sólo existe en los laboratorios. El cuerpo humano tiene en el cerebro su propia base de operaciones donde unas sustancias llamadas adrenalina, serotonina y dopamina nacen cuando las neuronas perciben el riesgo o el miedo. Estas reacciones provocan que el corazón lata a cien por hora o que estemos eufóricos o tristes.
Todo comienza cuando una neurona detecta lo que pasa a nuestro alrededor. Los ojos de una persona que decide practicar el puenting se exponen al vacío, y sus neuronas envían un mensaje a la sinapsis, región cerebral en la que se produce el intercambio de información, y ésta segrega adrenalina.
Entre los efectos que produce en el cuerpo este subidón de adrenalina están el aumento del ritmo cardíaco de 70 a casi 110 pulsaciones, el ascenso de la presión arterial de 120 a 150, o el aumento de la sudoración y la palidez de la piel.
De la misma manera que la adrenalina es una reacción del cuerpo ante un estímulo externo, la serotonina también es un químico cerebral, pero con la diferencia de que se pone en marcha por que lo ordena el propio cuerpo. Su función es organizar las horas de trabajo y de sueño del cuerpo humano.
Es como un director de orquesta, ya que se ocupa de activar la glándula pineal, situada en el centro del cerebro, para que segregue serotonina, que en ciclos de 24 horas se debe convertir en melatonina. La glándula pineal adapta su ciclo al de la Tierra, de modo que las 12 horas del día en la Tierra son las 12 horas del día para la glándula pineal. La glándula pineal está en constante armonía con el ciclo terrestre. Para que este coordinador cerebral funcione bien, se necesitan tres semanas de adaptación a la luz solar, por eso se habla del jet lag que sufren quienes viajan a países con diferentes horarios. En este caso, su reloj interno tarda en cambiar y no sienten sueño cuando es de noche sino durante el día hasta que la glándula pineal consiga ajustarse al nuevo horario y se ordena.
Pero la alteración de la serotonina no sólo influye a los viajeros. También se producen bajos niveles de serotonina en personas que sufren depresión, dolores de cabeza o estrés. Por eso, los médicos aconsejan aumentar la serotonina con el ejercicio físico, la vida al aire libre o ingiriendo azúcar. Así pues, la serotonina se conoce también como el mensajero alegre.
La dopamina también cumple esta función. Las neuronas dopaminérgicas son las encargadas de liberar dopamina y transmiten el mensaje de sensación placentera y euforia.
Se cree que las alteraciones de los niveles de serotonina y de dopamina están implicadas en un gran número de trastornos psiquiátricos, como la depresión, los trastornos maniaco-depresivos, la esquizofrenia y la adicción a las drogas.
La receta
EJERCICIO FÍSICO. El ejercicio es una de las recetas de los médicos contra la depresión. Libera adrenalina y también serotonina, lo que servirá para reordenar el ritmo del cuerpo, recuperar horas de sueño y, con ello, el ánimo.
ADICTOS A LA ADRENALINA. Existen personas que para sentirse vivas necesitan desafiar al peligro. Los científicos han hallado una explicación biológica a esta forma de ser. Se trata de un gen, denominado D4DR, que se encuentra en el cromosoma 11 y que influye en la personalidad del individuo, empujándolo a probar siempre nuevas experiencias.
EL DOLOR. Se sabe que la morfina es una de las sustancias utilizadas por la medicina para disminuir el dolor de los enfermos. Sin embargo, el cuerpo humano también produce algo parecido a una inyección de morfina. Son las endorfinas, las responsables de nuestra percepción del dolor. Bajo ciertas condiciones la secreción de endorfinas aumenta y hace que la persona sea mucho menos sensible al dolor y viceversa. Así, las variaciones individuales en el nivel de endorfina explicarían el porqué de que a unas personas una herida no les provoca ninguna molestia mientras otras sufren un dolor insoportable.
ALIMENTACIÓN. El sistema nervioso –de donde provienen la adrenalina, serotonina o dopamina– requiere una nutrición adecuada, una vida ordenada y alejada del estrés o las drogas, que afectan a su correcto funcionamiento.
La mejor medicina, una ración de buenos chistes
No son cosas de la medicina moderna. En la antigua China e India existían templos donde se reunían para reír, consideraban la risa como algo divino y de sabios, le daban un carácter espiritual de alto grado. La tradición oriental ve a la risa como un bien de carácter espiritual.
Sin embargo, el estilo de vida, las exigencias, las presiones de la sociedad moderna dejan de lado estas prácticas a las que antes se les dedicaba tiempo. Lo técnico de la medicina del siglo XX se olvida muchas veces de que la risa descarga dopamina y serotonina, entre otras sustancias que elevan la euforia de las personas.
Ya desde la psicología, Sigmund Freud analizó en El chiste y su relación con el inconsciente el efecto que provoca en el individuo la risa. Víctor Frankl, fundador de la Logoterapia y discípulo de Freud, partió del principio de introducir el humor como parte de su proceso terapéutico.
El doctor Labott también estudió el impacto químico de la risa y el llanto, observando que el estímulo humorístico mejora la inmunidad. Según el neurólogo Lee Berk, la risa hace disminuir la concentración de cortisol –una de las hormonas causantes del estrés en el organismo–, lo que a su vez potencia una mayor actividad entre los linfocitos, que son los responsables de lograr una buena respuesta inmunológica.
Dentro del sistema inmunológico, el efecto del humor y la risa tiene dos procesos: primero, el estímulo sobre el cuerpo, y luego, la relajación y su consecuente sensación de placer y goce.
La serotonina entiende de sexos
Los estrógenos, hormona femenina por excelencia, son los culpables de que las mujeres sufran más dolores de cabeza que los hombres. La cantidad de estrógenos aumenta dependiendo del momento del ciclo en el que se encuentre la mujer. Así, cuando el nivel de esta hormona es menor, la comunicación entre células disminuye y se segrega menos serotonina, con lo que se produce el dolor de cabeza. De hecho, un estudio reveló que en el cerebro del hombre hay un 53% más de serotonina.
Sin embargo, no todo son desventajas: como las mujeres son más sensibles a los cambios en niveles de serotonina, reaccionan mejor a los medicamentos que influyen sobre ella, como los antidepresivos.