¿Cómo han cambiado las redes sociales la manera en que interactuamos?
Las redes sociales nos han unido de una manera en la que antes no era posible. Y eso es especial. Pro lo más importante es la amplificación de relaciones con gente que nos gustaría conocer y con la que tenemos intereses o pasiones en común.
¿Cree que este tipo de relaciones nos ha hecho menos humanos?
No, Es más, creo que nos está enseñando cómo comunicarnos más efectivamente. Hay muchas emociones y psicología detrás: se estudia por qué las personas comparten cosas en público, por qué disfrutan la reacción que obtienen al hacerlo... Creo que la gente ha empezado a revelar más quiénes realmente son.
De alguna manera, esta tecnología también nos permite asumir en internet lo que nos gustaría ser y que no somos en la vida real...
Las redes sociales nos permiten reflejar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Han habido varios estudios que demuestran que es una manera maravillosa de construir la autoestima. Te permite trabajar con tus inhibiciones, retos o problemas, para poder convertirte en la persona que te has enseñado a ti mismo ser en línea. Esto es bueno, pero a veces también puede ser algo negativo.
Porque algunas personas pueden concentrarse solo en su vida virtual y descuidar la real...
Por eso con las redes sociales viene una gran responsabilidad, porque a nosotros, como seres humanos, nunca se nos ha enseñado cómo utilizar estas herramientas o lo que significan. Estamos aprendiendo sobre la marcha lo que es tener una vida pública: decir algo y hacer que todo el mundo lo pueda ver, ponernos en contacto con gente que no conocemos. Tenemos que mantener la mente y el corazón abiertos para reconocer que esto nos está cambiando y que puede ser un cambio para mejor o para peor. Hay gente que se está enganchando demasiado y perdiendo la habilidad de manejar sus relaciones, están tan preocupados de perderse de algo, que afectan la manera en la que actúan en el mundo real.
¿Cuáles son los principales riesgos?
El mayor riesgo es que a veces nos olvidamos de que todo lo que decimos se queda ahí para que cualquiera lo pueda analizar, interpretar y hacerse una idea de quiénes somos, cuando en realidad el resultado puede no parecerse en nada a la realidad. Otro riesgo es que intercambiamos privacidad por atención.
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