sábado, noviembre 13, 2010

ACTITUD: EL VALOR DE LOS BUENOS COMIENZOS

¿Es posible que un individuo tenga éxito sin tener una buena actitud? La respuesta es sí, pero su actitud determinará cuánto disfrutará del éxito.

Sigmund Freud es un ejemplo de alguien que tuvo una actitud pobre que lo volvió incapaz de sentirse satisfecho. Al padre de la psicoterapia moderna lo ovacionaron como un genio innovador durante su vida. Escribió numerosos libros e influyó en varias generaciones de terapeutas, artistas y pensadores. Lo han considerado como una de las personas más influyentes del siglo XX. Sin embargo, desde su adolescencia fue una persona pesimista, escéptica y a menudo deprimida

En su libro "La civilización y sus descontentos", Freud escribió: "¿De qué nos sirve una vida larga si es difícil y carente de alegrías, y si está tan llena de desdicha que lo único que nos queda es darle la bienvenida a la muerte como una libertadora?" Sin lugar a dudas, su actitud –y no sus logros– influyeron en la perspectiva de su vida. Lo más triste es que optó por su descontento.

Si bien es posible que personas con un gran talento o incentivo logren cosas con una mala actitud, no ocurre muy a menudo, y lleva un esfuerzo inmenso. Y aun si logran en cierto grado sus objetivos de éxito, no son felices. Casi siempre las personas con malas actitudes no llegan muy lejos en la vida.

Observe a las personas exitosas y verá que han adoptado una gran verdad: "¡Todo lo que está bien comienza bien!". La persona confiada incrementa sus posibilidades de éxito. El pesimista prepara el escenario para el resultado negativo que espera.

¿Cuál es su actitud al comienzo de una nueva experiencia? ¿Está emocionado, es cauteloso o negativo? ¿Hay alguna experiencia en particular que lo haga sentir negativo? Si esas experiencias son cruciales para su éxito, necesita un ajuste en su actitud.

Los pensamientos en su mente siempre serán más importantes que las cosas en su vida. La fama y la fortuna son fugaces. La satisfacción que viene de los logros es momentánea. El autor del libro de Eclesiastés dijo: "Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente". No puede comprar ni ganar la felicidad: debe quererla.

Muchas personas creen por error que su actitud está determinada. Se ha convertido en tal hábito para ellos, que creen que no pueden cambiarla. La ven como una de las "cartas" que la vida les repartió, como la altura o el historial de cáncer en la familia. Con todo, eso no es verdad. Su actitud es una elección. Si desea hacer de su día una obra maestra, necesita tener una gran actitud. Si no es buena ahora, necesita cambiarla

Hay cosas en la vida que no puede escoger, como sus padres, lugar de nacimiento o su raza. No obstante, su actitud es algo que sí puede cambiar. Casi todos tenemos algunos aspectos en nuestro modo de pensar que necesitan ayuda. Si quiere tener un mejor día, necesita hacer algo con sus esferas de mala actitud.

Uno de los secretos para mantener una buena actitud es valorar a las personas. No puede tener aversión a las personas y una buena actitud a la vez. Piense en esto: ¿alguna vez ha conocido a alguien que siempre trataba mal a la gente, pero que tenía una actitud positiva? Asimismo, no puede tener una mala actitud y animar a otros al mismo tiempo. Animar a otros implica ayudarlos, encontrar lo mejor en ellos y tratar de resaltar sus cualidades positivas.

Su interacción con los demás determinará el tono de su día. Es como la música de su vida. Cuando su interacción con otros es pobre, puede compararse con una música desagradable al oído. Entonces, cuando tiene en alta estima a las personas y las trata bien, es como escuchar una melodía dulce mientras pasa por su día.

Si desea beneficiarse de las posibilidades que brinda una actitud positiva, necesita hacer más que tan solo una decisión de ser positivo. También debe tener el control de esa decisión. Para mí, esto significa una cosa: Cada día haré los ajustes necesarios de modo que mi actitud sea buena.

He descubierto que la actitud de una persona no permanece positiva con naturalidad ni con facilidad. Como cualquier disciplina, su actitud no se cuidará sola. Por eso necesita atenderla cada día. Cuanto más fuerte sea su inclinación hacia el pesimismo o la crítica, más atención deberá poner en su actitud. Comience cada día haciendo una revisión y manténgase atento a las luces rojas que señalan que su actitud quizá esté en problemas. uando toma la decisión de tener una actitud positiva y luego tiene buen control de esa decisión, casi no existe nada que no pueda lograr.

John C. Maxwell
www.psicologosperu.com

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