Muchas personas creen o están de acuerdo con la afirmación de que solo usamos el 10 % de nuestra capacidad cerebral.
Esta vieja creencia fue en parte difundida y sostenida por algunos libros de autoayuda y ha estado vigente durante tanto tiempo, que llego a impulsar que algunos psicólogos buscaran su verdadero origen.
En cierto aspecto tiene mucho que ver con uno de los tipos de ilusiones que sufren habitualmente todas las UCCM (unidad cuerpo cerebro mente): la ilusión de potencial. La misma nos da esperanzas, pues nos dice que todavía nos espera desarrollar el 90 % de nuestras capacidades cerebrales, algo que nos seria de gran utilidad si lográramos encontrar el “como” hacerlo.
Lamentablemente para los que alguna vez fuimos afectos a esta creencia en alguna etapa de nuestras vidas, esta afirmación debería declararse inconsistente con la realidad de nuestro cerebro. Los puntos que la refutan son los siguientes:
1.- No hay forma conocida de medir la capacidad cerebral de una persona y menos aún de saber cuál es el porcentaje de la misma que esta usa.
2.- Si una parte del tejido cerebral se encuentra inactivo por un tiempo prolongado, significa ni más ni menos: que está muerto. Por lo que sí solo usáramos el 10% del cerebro, la causa se debería a la pérdida del 90% de la masa encefálica.
3.- Seria totalmente ilógico que la evolución se haya tomado millones de años para crear esta maravillosa máquina biológica, tan costosa energéticamente, para que fuera inútil e ineficiente en su mayor parte. Además el tener un cerebro grande como el nuestro, entraña un peligro de supervivencia para la especie humana, pues implica también por carácter transitorio una cabeza de mayor tamaño, lo que complica el parto para las madres y puede afectar la salud cerebral del bebe. ¿Todo esto por un 10%?
4.- El cerebro consume el 30% de la energía que produce un organismo en reposo, algo innecesario si solo usáramos una cantidad tan pequeña del mismo.
5.- El cerebro dedica una gran parte de sus recursos en el sentido de la vista, tanto es así, que esta actividad implica el 50% de todo lo que este hace a cada momento, y muestra el gran poder que tiene la visión, para influenciar en la apreciación de la realidad que hacen al resto de los sentidos.
Este mito fue difundido y creciendo mucho antes que la ciencia y la tecnología desarrollaran equipos como los escáneres cerebrales, que permiten obtener imágenes en vivo de la actividad encefálica. En donde se pueden ver islas de distintos colores como rojo, amarillo, azul, siendo el primero indicación de mayor actividad y el último de menor.
Lo importante de resaltar, es que menor no significa en ningún sentido “nada de actividad”. La totalidad del cerebro está siempre al menos en algún nivel básico de actividad y cualquier estímulo que implicara un área, producirá aumento inmediato de la misma. Incluso durante el sueño, el cerebro permanece activo, sólo que en un estado de actividad diferente.
Por ejemplo cuando una lectura nos atrapa y nos sumergimos en el relato, nuestra UCCM vive la historia como propia y crea simulaciones mentales, activando las mismas regiones usadas, para procesar experiencias de la vida real, estas simulaciones incluyen imágenes, sonidos, sabores, olores y movimientos.
El énfasis por ello debe estar presente, en cómo lo utilizamos, en motivarnos y crear contextos enriquecidos para que aflore lo mejor del mismo y sus funciones más elevadas. Más allá de nuestra edad, podemos aprender cosas nuevas todos los días, idiomas, poesías, baile, historia, cocina y hasta conocer el funcionamiento de la UCCM y dedicar tiempo a crecer como mejores seres humanos. “Gracias a que podemos hacer uso de todo nuestro cerebro y su maravillosa plasticidad”.
Por: Dr. Nse. Carlos Logatt Grabner
http://www.psicologosperu.com/
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