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sábado, febrero 16, 2019

INVITACIÓN A UNA FIESTA DE CUMPLEAÑOS

Todas las mamás debemos ser ésta mamá que mandó una invitación de cumpleaños
La historia de esta mamá que recibió una invitación para una fiesta de cumpleaños es muy linda. Todas las mamás deberíamos ser la que escribió la invitación.

La historia la cuenta la mamá de Timothy, un niño con autismo quien casi no ha asistido a fiestas de sus compañeros porque para sus papás es muy difícil lidiar con la situación, por lo que prefieren no causar molestias, pero cuando Tim recibió una invitación especial, su mamá escribió esto para agradecer a esa mamá que se tomó el tiempo de hacerlo.

Querida mamá:

Tú no me conoces, ni yo a ti, pero tu hijo se sienta a veces a lado del mío en la escuela.

Timothy tiene un trastorno severo del espectro autista. Pero también es un niño de 7 años que ama y juega con todo su corazón. Él necesita atención extra en la escuela y a veces parece simplemente ajeno a lo que pasa justo debajo de su nariz.

Él quiere tener amigos pero a veces no sabe cómo hacer amigos.

Él quiere jugar pero no sabe cómo pedirlo.

Él quiere que lo incluyan en las actividades pero no sabe cómo.

Nosotros, los papás de niños con condiciones especiales sabemos muy bien lo que sufren cuando los dejan a un lado de las reuniones sociales, de las citas de juegos, de las pijamadas, de las tardes de deportes y de los cumpleaños.

 Y te puedo decir con mi corazón que mi hijo jamás ha asistido a alguna de esas reuniones, a pesar de que hemos recibido incontables invitaciones de niños que invitan a todos los niños del salón en general. No me mal entiendas, estoy agradecida por eso.

 Pero siempre me pregunto si los papás saben qué podría pasar si llevo a Timothy, las interrupciones, las crisis. Y lo mucho que odiaría robarme el centro de atención de la fiesta por la situación de mi hijo.

 Así que muy amablemente hemos declinado ante las invitaciones, cada una de ellas.

 Hasta que llegó a mi correo una invitación tuya con una nota especial:

“Carter se sienta a lado de Timothy en la escuela y siempre habla de él. En verdad espero que pueda venir a la fiesta. Tendremos un castillo inflable y podemos agregar otro más pequeño a un lado. También habrá globos de agua y pistolas de agua para jugar. Tal vez Timothy pueda venir más temprano, por si se llegara a abrumar con tantos niños. Por favor hazme saber cómo podemos hacerle para que funcione”.

 Escribiste exactamente lo que necesitaba leer ese día sin saberlo, porque gracias a ti y a cómo has educado a tu hijo, el mío es incluido.

 Gracias a tu hijo mi hijo se siente querido.

 Gracias a tu hijo el mío tiene una voz.

 Y quiero que sepas que gracias a ti puedo atravesar otro día más.

 Gracias a ti puedo llegar a otra junta, puedo subir más escaleras y hacer más preguntas.

 Gracias a ti tengo esperanza en el futuro de Timothy y solo quería decirte el fantástico trabajo que estás haciendo con tu hijo.

 Sinceramente,

 La mamá de Timothy verdaderamente agradecida.

 Fuente: Tricia Rhynold, para For Every Mom

domingo, julio 05, 2015

CARTA A QUIEN ME LASTIMÓ

Cuando mantienes tu resentimiento hacia otra persona, estás amarrado a esa persona o a esa situación, por un vínculo emocional que es más fuerte que el acero. Perdonar es la única forma de disolver ese vínculo y lograr la libertad. Catherine Ponder
Te escribo esta carta a ti, aunque nunca la leas. Me hiciste daño, mucho daño. Pero hoy me he dado cuenta que de alguna forma tengo que sacar de dentro de mí el profundo pesar que siento y eso es lo que voy a hacer.

Desconfío del rencor porque no es un buen amigo, por eso no lo quiero conmigo. Además el rencor nos lleva a sentir miedo y es precisamente lo que necesito que desaparezca. No es que te tema, es que tengo miedo a revivir mi sufrimiento y a volver a caer en el mismo error.

Por eso he decidido que tengo que afrontarlo, ponerme frente a frente a tu persona y a todo lo que tú significas; sea en mi mente o no, y hacerme valer. Si reduzco este miedo conseguiré reducir todos los demás.

Yo te quería y confiaba en ti, ¿sabes? En realidad no pedía nada extraordinario pero si lo hubiese sabido no hubiese permitido que me dañaras. No voy a olvidar nunca lo insoportable que es este dolor ni lo mucho que me ha enseñado. Al fin y al cabo te tengo que dar las gracias por algo.

He aprendido que no puedes darle a alguien algo que no quiere recibir. Te permitiste el lujo de dejármelo demasiado claro; tanto como lo importante que es saber lo que es malo en tu vida y te está consumiendo.

Pues sí, me he dado cuenta de que eras tan perjudicial para mí que me has impedido avanzar durante mucho tiempo.

No pienso arrojar una piedra hacia arriba, pues lo más probable es que caiga en mi cabeza. Desde luego que no aportaría felicidad, sino que sumaría miseria a mi vida sin contemplación. El dolor en el alma, de alguna forma te anestesia y no eres consciente de lo que está suponiendo para ti hasta que es demasiado tarde.

Quizás estoy escribiendo estas líneas con lágrimas de sangre y de puro dolor pero estoy cogiendo el mando y haciéndome con el timón porque he llegado a tiempo de ir más allá y superar lo que tú provocaste en mí.

He de decirte que escribo esto porque detrás de mi coraje existe una gran tristeza, una infinita humillación y una delicada decepción. Siento que camino por encima de un volcán mientras mi vida pende de un hilo, por lo que tengo que soltar el lastre que supone cargar con lo que tú ocasionaste en mi interior.

Necesito muy poco para estar bien pero es por eso que tengo que sacar de dentro de mí todo este dolor. A partir de hoy no te guardo rencor ni ira ni rabia, no quiero cosas innecesarias en mi corazón. Toda experiencia dolorosa encierra dentro una gran semilla de crecimiento y liberación.

La realidad es que hoy me pregunté si podía hacer algo valioso, entonces decidí escribir esto. Esta carta no es por ti, es por mí, porque necesito liberar de mi espalda tu carga. Me he parado a pensar en que no quiero cosas negativas en mi vida y me he dado cuenta de que ahí estás tú y todo lo que hiciste, así como la forma en la que me haces sentir.

Me he percatado de que reflexionar sobre ti es el mayor acto de amor propio que puedo llevar a cabo. Hoy puedo decir que me estás haciendo un favor porque ahora más que nunca me quiero y sé que no quiero hacer de mi cuerpo la tumba de mi alma, que puedo afrontar todo lo que hay en mi interior. No hay que tener miedo a vivir porque todo consiste en reaprender a hacerlo.

Por: Raquel Aldana