Dos alpinistas escalan una montaña: el primero porque está de moda, el segundo por pasión y afición.
Cuando ya están de regreso: ¿Qué has visto?, se pregunta al primero "Pues nada especial; cuatro cuerdas, cuatro árboles, torrentes, prados, un pedacito de cielo y nada más" y bosteza.
Se pregunta al segundo: ¿qué has visto? ¡No lo podría haber soñado jamás! ¡Rocas y más rocas, prados y torrentes, azul del cielo, sol, cosas y espectáculos maravillosos!
Y mientras habla parece que tales maravillas le sonríen todavía en el espíritu y en el fondo del alma.
Los dos han visto lo mismo, pero qué diferentes las impresiones y percepciones.
El primero, no entusiasmará a nadie a intentar una subida a la montaña; el segundo, al contrario, con su entusiasmo encenderá la pasión por la montaña y el alpinismo y guiará a otros a nuevas ascensiones.
Por lo tanto: el maestro, no basta que enseñe, sino que enseñando entusiasme a los otros, los apasione y los haga fluir.