¿O se les debe permitir que hagan todo lo que quieran?
Clave: reforzar las conductas adecuadas que deseamos que desarrollen nuestros hijos/hijas y desalentar, desincentivar (evitar reforzar riéndose, felicitándolo, celebrándole, premiándole, etc.) las conductas inadecuadas
Ir desarrollando la responsabilidad en el niño y la niña, desde pequeños: toda acción que hagamos en la vida tiene consecuencias. Si desarreglamos algo en nuestras vidas y en nuestras interrelaciones sociales, debemos volver a ponerlo en orden, corregir, reparar, enmendar, subsanar, pedir las disculpas del caso.
Para que nuestros hijos aprendan que no pueden hacer TODO lo que quieran (ya que los niños pequeños no suelen saber qué es lo más conveniente para ellos), hay que entrenarlos en MANEJO DE FRUSTRACIONES: es decir, saber que hay límites para todo en la vida, que hay formas de hacer las cosas bien y que siempre hay otras soluciones para lograr lo que deseamos (sitios especiales donde pintar y garabatear, con seguridad y precaución, encauzar su creatividad hacia cosas positivas, etc.).
Para ello, el padre y la madre primero tienen que empezar por trabajar en ellos mismos con sus cerebros de adultos y muchos años de experiencia de vida, aprender a manejar sus propias frustraciones, aprender a calmarse, serenarse, relajarse, autocontrolarse, para que los hijos vean los ejemplos de cómo se hace. Si a los padres se les dificulta lograrlo, ¿cómo esperan que lo hagan los hijos que recién están aprendiendo de la vida? Esa es la responsabilidad y misión de vida de los padres.
La mejor disciplina es el ejemplo.
"Hijo/Hija: te amo tanto y porque te amo te pongo límites". Tener en cuenta el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Y así nos llevaremos civilizada y saludablemente en sociedad.
PONER LÍMITES CON AMOR Y NO CON CÓLERA, ESTRÉS O FRUSTRACIÓN
Autor: Psicólogo Luis Venegas Chalen