La silla vacía, llamada también "la silla caliente" es una auto- dramatización. El protagonista pone en esa silla a su padre, a su madre, a su hijo, a su "otro yo", a su "yo ideal" a un órgano enfermo, a una parte de su cuerpo, etc. Se establece un diálogo, de modo que el paciente le habla al personaje o cosa que puso en la silla y luego ocupa en la silla el lugar del otro y contesta según lo que imagina que respondería.
El paciente establece un dialogo con la persona significativa, sea el padre o la madre, es muy conveniente para situaciones inconclusas, como frente a la muerte de uno de los progenitores, (despedidas), cuando verbalizan sentimientos de culpa se les sugiere sustituirlos por "resentimiento"; así se le conduce al cierre que es la gratitud.
Cuando el psicoterapeuta trabaja en la silla vacía a la persona, a veces se interviene para incentivar el compromiso del cliente, para que la explosión emocional sea lo mas completa posible. Luego que el protagonista ha concluido una situación conflictual, es decir, ha hecho una descarga emocional, se ha puesto en el lugar de la otra persona, ha perdonado, lo que sigue es la retroalimentación.
Regresión:
El terapeuta invita al paciente a que retorne o se vaya a la infancia y busque a uno de sus padres, o a alguna situación especial de la niñez, logrado esto, se invita al paciente a que hable en primera persona y en tiempo presente, ubicándolo en la silla vacía.
Intención paradójica:
Invitar a la persona que experimente con mayor fuerza lo que esta sintiendo, que ubique en que parte de su cuerpo esta la sensación y que la exagere. (exagerar una conducta permite disminuirla).
Mimética:
Convertirse en alguien o en algo y decir qué siente, qué busca, qué evita, qué hace y de qué se da cuenta.
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