LA IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA MORAL.
Robert Coles, una de las máximas autoridades estadounidenses en psiquiatría infantil, planteó hace unos años el concepto de inteligencia moral en los niños y adolescentes. Así como Daniel Goleman y su célebre “Inteligencia emocional”, Coles le dio relevancia a la capacidad de reflexionar con todos los recursos emocionales e intelectuales de la mente humana sobre lo que está bien y lo que está mal. En resumen, la inteligencia emocional es la que nos permite ser buenas personas.
Su fascinante libro explica cómo hacer de un niño una persona simpática, empática, generosa, cariñosa y respetuosa. También buscamos a la psicóloga Marta Giuntta para que nos diera algunos consejos para criar a un niño bueno.
TOME NOTA
“La inteligencia moral del niño empieza antes de que nazca, pues sus padres le heredan su carácter, moral y valores. Antes de tener un hijo, los padres deben evaluar qué tipo de personas son y en qué aspectos necesitan mejorar”, refiere Giuntta como primera recomendación.
Tras el nacimiento del niño, lo primero que este debe conocer es el orden en sus rutinas y horarios (comidas, juegos, baño, etc.). “Este orden físico creará en la mente del niño una organización mental adecuada que hará que sea obediente, ordenado en sus emociones y que se esfuerce por cumplir sus responsabilidades”, comenta la especialista. Otra recomendación es encargarle tareas. A la hora de comer debe poner la mesa; si en casa hay una mascota debe cuidarla, por ejemplo. Estas tareas forjarán un niño responsable y generoso, presto a ayudar.
En la etapa en la que los pequeños inventan cosas, que no son mentiras sino parte del desarrollo de su imaginación, hay que hacerles distinguir entre lo real y ficticio. De este modo se le enseña la sinceridad. Cuando llegue la fase en la que golpee a otros niños, hay que decirle que eso no está bien, indica Giuntta, pues muchos padres celebran este comportamiento. Así formaremos un niño que respete a los demás. “Los padres no reparan en que darle valores a un niño es igual o más importante que la estimulación temprana. Un niño bueno siempre será querido y eso hará que tenga una alta autoestima”, finaliza Giuntta.
Fuente: Diario El Comercio
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