Ahora es más importante que nunca cuidar lo que hablas en la oficina. Con la situación económica que estamos viviendo, tu jefe seguramente está sobrecargado, estresado por los recortes de personal y la restructuración del equipo. "El tiempo que tienes para interactuar con tu superior es limitado, porque él está en la modalidad de supervivencia", advierte Cindy McLaughlin, experta en talleres de liderazgo y coautora de "The Truth about Sucking Up: How Authentic Self-Promotion Benefits You and Your Organization" (La verdad sobre lamer las medias: cómo la auténtica autopromoción te beneficia a ti y a tu organización). Cuando tienes tan poco acceso a tu jefe, un comentario insignificante puede perjudicar tu imagen. "Necesitas lograr que él se dé cuenta del valor que tienes como emplead@. No siembres dudas en su mente", alerta McLaughlin. Tampoco se trata de quedarte callad@ si deseas pedir un aumento salarial o hablar del exceso de tareas que te asignan; la clave está en cómo abordas el tema. Descubre aquí qué frases molestan a tu jefe y cómo elegir tus palabras para transmitir el mensaje correcto y obtener los resultados que buscas.
1. NO LE DIGAS: "Eso no fue lo que me dijiste que hiciera. Tú dijiste..."
Aun si tu jefe se equivocó y te dio instrucciones erróneas o imprecisas, no es una buena idea señalarlo abiertamente, sugiere Leslie Mayer, coach ejecutiva. "Parece que estás retando su autoridad. Los jefes también son seres humanos, y lo único que oirá el tuyo es que estás echándole en cara su error".
DILO DE ESTA FORMA: "Creo que ya entendí lo que necesitas. Ahora lo arreglo".
Con esto le das a entender que hubo falta de comunicación, pero que estás enfocad@ en buscar la solución (y no en echarle en cara que se equivocó). Si un proyecto sale mal, imagina que tu superior es un cliente. "El cliente siempre tiene la razón. Lo que tu jefe quiere oír son soluciones, no empezar a discutir sobre quién dijo qué", dice Mayer. Como medida de seguridad, repite sus nuevas instrucciones en tus propias palabras. No sólo parecerás un(a) emplead@ dedicad@, sino que al repetir sus instrucciones como tú las entiendes, estás dando la oportunidad de que te corrija si entendiste algo mal.
2. NO LE DIGAS: "¿Quieres ver las fotos que tomé de mi nueva mascota?"
En tiempos de recorte de presupuesto y despidos, iniciar una conversación sobre temas que no están relacionados con el trabajo (aun cuando sean buenas noticias) puede hacerte parecer desconectad@ de la realidad. Además, estarías dando por sentado que tu jefe: a) está interesado en tu vida personal, o b) tiene tiene tiempo para este tipo de intercambio, comenta Mayer.
DILO DE ESTA FORMA: "Tengo un nuevo perrito".
Hay un tiempo y un lugar para compartir noticias personales (y no es en el medio de una junta). Deja que tu jefe inicie la conversación y limita lo que compartes. "Deja que sea él quien te pida más información", dice Mayer.
3. NO LE DIGAS: "Eso no es parte de mi labor"
Si todavía estás emplead@, lo más probable es que estés haciendo el trabajo de 2 o 3 personas. Decir que esa tarea no te corresponde o que estás "muy ocupad@", te hace quedar como una persona rígida y poco dispuesta a cooperar, justo cuando la compañía más lo necesita", explica McLaughlin.
DILO DE ESTA FORMA: "Lo hago con gusto, pero estoy trabajando en otras cosas. ¿Me puedes decir qué priorizo?"
De esta manera no sólo le recuerdas a tu jefe todos los proyectos que estás manejando, sino que le demuestras que entiendes de prioridades (el tipo de actitud que los superiores desean ver cuando existe poco margen para los errores). "Considera esta situación una oportunidad", dice McLaughlin. "Puede que los aumentos de sueldo y las promociones sean una utopía en este momento, pero tu disposición no pasará inadvertida. Es como comprar un seguro a largo plazo. Cuando llegue el momento en que las cosas mejoren, querrás ser el primero en la línea para recibirlas". Además, así estás adquiriendo mucha más experiencia.
4. NO LE DIGAS: "No me dieron el aumento o la promoción que prometieron"
Hay grandes probabilidades de que tu superior tampoco haya recibido un aumento, y pedirle que te suba el sueldo de esta forma tampoco te llevará muy lejos. "Das a entender que no te importa la realidad económica y que tampoco te interesa la presión bajo la que está la empresa", subraya Mayer.
DILO DE ESTA FORMA: "Entiendo que en estos momentos no me puedan dar un aumento, pero me gustaría ver qué otras posibilidades hay de mejorar".
Cuando se trata de solicitar un aumento salarial, hablar de lo que mereces es la peor forma de hacerlo. Tu argumento debe estar centrado en tus logros, en demostrar que la compañía te necesita y en por qué te deben dar lo que pides, cuando mejore la situación económica. Si te habían prometido un aumento o un mejor puesto, pero la situación financiera de la empresa ha cambiado, solicita que cambien el título de tu puesto actual. Cuando se congelan los sueldos, es más fácil obtener un mejor título: "Tu jefe reconocerá tu madurez", dice Mayer.
5. NO LE DIGAS: "Me tengo que ir a las 5 p.m. porque tengo clase de spinning".
"Mi trabajo no es una prioridad, pero mis piernas sí lo son", eso es lo que tu jefe entenderá si le das demasiada información, advierte McLaughlin. No eres esclavo del trabajo y tienes todo el derecho a llevar una vida fuera de la oficina, pero cuando se tata de excusarte, mientras menos información brindes, será mucho mejor.
DILO DE ESTA FORMA: "Tengo un compromiso previo y debo irme alrededor de las 5 p.m.".
"No des explicaciones sobre cómo empleas tu tiempo libre, mejor ofrece una solución diferente", recomienda McLaughlin. ¿Puedes trabajar durante el almuerzo o llegar más temprano e irte más tarde al día siguiente? Si tu compromiso ese día no es tan importante, esta podría ser una buena oportunidad para ganar puntos con el jefe. Dile: "Tengo un compromiso previo, pero voy a llamar para ver si puedo aplazarlo". Eso muestra tu flexibilidad.
6. NO LE DIGAS: "Agarré tremenda borrachera en la boda a la que fui el sábado".
Cuando tu jefe esté buscando a alguien maduro y confiable para un proyecto especial, no te va a elegir porque ya se formó una imagen mental de ti bailando sobre las mesas. "Esto influye en la forma en que tu superior te ve", dice Mayer. "Y no de una forma positiva".
DILO DE ESTA FORMA: "La pasé bien con mis amigos".
"Es bueno que tu jefe sepa que disfrutas la vida fuera de la oficina, pero evita dar detalles demasiado gráficos", sugiere McLaughlin. Incluso, si cada lunes tu jefe habla de la borrachera que agarró el fin de semana, no lo imites. Compartir anécdotas de este tipo no te hace su amig@. "El jefe siempre es el jefe", alerta Mayer. Hoy día, las compañías tienen otros estándares para decidir a quién promueven y a quién despiden, por lo que es muy importante que mantengas una imagen profesional. "Es clave que tu superior te vea en tu mejor papel ahora", aconseja McLaughlin.
7. NO LE DIGAS: "¿Esas horas contarán como tiempo extra?".
Por supuesto que quieres que te paguen por el trabajo extra que realizas, pero hoy esas palabras se escuchan como: "Claro que lo haré... siempre que me paguen por ello". McLaughlin advierte: "Si dices que no a lo que te están pidiendo o exiges que te lo compensen como tiempo extra, tu jefe recordará perfectamente tu actitud y tus palabras cuando haya un mejor puesto disponible".
DILO DE ESTA FORMA: "Estuve contando mis horas de trabajo y la cantidad me sorprendió. ¿Podemos hablar de esto en algún momento?
De esta manera das por sentado que tu jefe ha estado tan ocupado y sobrecargado, que no se dio cuenta de todas las horas extra que has trabajado. Si se lo presentas de forma profesional, es posible que te compense por las horas adicionales o te reduzca la carga laboral. Si sólo te está pidiendo unas cuantas horas ocasionalmente, tómalo como una buena señal. "Tu superior confía en ti y te está dando la oportunidad de brillar", explica McLaughlin. "Piensa estratégicamente: lo que hagas ahora repercutirá en tu futuro".
8. NO LE DIGAS: "Tal vez no debería decirte esto, pero [aquí va un nombre]...".
"Poco confiable", eso es lo primero que pensará tu jefe de ti cuando escuche que estás diciendo algo negativo sobre un miembro del equipo. Entonces se preguntará por qué te interesa tanto lo que otra persona está haciendo o por qué vienes a contárselo.
DILO DE ESTA FORMA: [Silencio].
Sigue este sabio consejo: si no puedes decir nada positivo, no digas nada. Cuando estés con tu jefe, habla de las ideas que se te ocurren para la compañía. Si tienes malas noticias, habla de lo que piensas hacer para solucionar el problema. Verás que él empezará a asociarte con cosas buenas.
9. NO LE DIGAS: "Siempre lo hacemos así".
"Si fueras un(a) viejo(a) gruñón(a) que está a un paso del retiro, puedes escapar iles@ con esta respuesta; pero si eres un(a) chico(a) joven que está empezando en el mundo empresarial, resistirte a adoptar nuevos procedimientos no te va a llevar a ninguna parte", alerta McLaughlin. Tu jefe no te asignará ese proyecto interesante si piensa que no estás abiert@ a las nuevas ideas.
DILO DE ESTA FORMA: "Es una idea muy interesante... Me muero por ver cómo funciona".
En estos momentos, la prioridad de tu jefe es adaptarse a la nueva economía, y eso implica buscar modelos novedosos y soluciones creativas para resolver las dificultades que está enfrentando la compañía en estos tiempos tan complejos. Para conservar tu empleo o seguir tu ascenso en la empresa, debes ser la persona que ofrece esas ideas originales o, por lo menos, parecer entusiasta cuando se presentan conceptos innovadores. Los mejores puestos siempre se los dan a quienes logran adaptarse rápidamente a los cambios.
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ENDÚLZALE LOS OÍDOS A TU JEFE
Estas frases le transmitirán a tu superior tranquilidad... y te asegurarán el empleo, dice la coach ejecutiva Leslie Mayer.
"Considéralo hecho".
"¿Ayudaría si me quedo un poco más tarde hoy?".
Veo que tienes demasiado trabajo. ¿Hay algún proyecto que pudiera tomar para aligerar tu carga?.
"Terminé el proyecto antes".
"El comentario que hiciste en la junta, me hizo pensar...".
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