Cuenta el periodista Sidney Harris que un día acompañó a un amigo a buscar el periódico a su quiosco habitual.
Su amigo saludó amablemente al quiosquero, le pidió el periódico.
El quiosquero se lo dio de mala manera, gruñendo.
Su amigo, no obstante, le dio las gracias y le deseó un buen fin de semana. Al marchar, Sidney le dijo a su amigo:
- Dime una cosa, ¿este quiosquero es siempre tan maleducado?
- Si, respondió su amigo, suele comportarse habitualmente así.
- Entonces, ¿Por qué eres tan amable con una persona así?
- Muy sencillo, porque no quiero que sea él quien decida cómo me debo comportar yo.
"Nosotros decidimos cuándo, dónde, de qué forma, y con quién, vamos a mostrar lo que sentimos.
Es esencial que tomemos el control y el timón de nuestra energía emocional puesto que es peligroso dejar en manos de otros o de las situaciones externas algo tan importante como es nuestro equilibrio emocional.
Se trata de decidir qué tipo de persona queremos ser y, en función de esta elección, pasar a la acción coherente, aunque no sea fácil".
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