Científicos confirman que adultos producen nuevas neuronas en mayor cantidad de la pensada
Tras la crisis de los misiles en Cuba de 1962, la preocupación de la opinión pública por la escalada de armamento nuclear, obligó a los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unidos y Unión Soviética a firmar, al año siguiente, el Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas Nuclear. Aunque Francia y China continuaron realizándolas. Éste prohibía los ensayos en la atmósfera, bajo el agua y en el espacio, permitiendo sólo los subterráneos.
A consecuencia de estas detonaciones, los niveles de carbono—14, una forma no radiactiva de ese elemento, crecieron en la atmósfera para descender posteriormente a partir de 1963, a niveles cercanos a los habituales. Los alimentos permiten al organismo absorber grandes cantidades de carbono contenido en vegetales y animales y es utilizado posteriormente en la formación de nuevas células de las que pasa a formar parte.
Un grupo de investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), en un estudio publicado en la revista Cell, comprobó que las mismas concentraciones de este carbono pesado encontradas por aquellos años en el aire, se reflejan en las largas cadenas del ADN de las células del cerebro y gracias a ello han podido explicar el proceso de nacimiento de nuevas neuronas en el cerebro adulto.
Arqueología cerebral
Midiendo la concentración en el hipocampo —la región cerebral asociada a los procesos del aprendizaje y la memoria—, de muestras de tejido procedente de personas fallecidas, los investigadores encontraron que más de una tercera parte de estas células son renovadas a lo largo de la vida. Se ha estimado que alrededor de 1.400 neuronas nuevas se incorporan cada día durante la edad adulta en el hipocampo, un ritmo que apenas decrece con la edad.
«Durante mucho tiempo se pensó que el hombre nacía con un número determinado de neuronas y que no se formaba ninguna nueva después del nacimiento», explica Jonas Frisén, autor principal del estudio. Experimentos llevados a cabo hace 15 años con bromodeoxiuridina, una sustancia química que ya no es utilizada para estudios con personas, dejaron claro que sí había neurogénesis (nacimiento de neuronas) en el cerebro adulto, pero no zanjaron la polémica existente en torno a este tema.
Ésta «es la primera evidencia de que hay una sustancial neurogénesis en humanos a lo largo de su vida adulta, lo cual apunta a que esas nuevas neuronas contribuyen al funcionamiento del cerebro», destaca Frisén. Aún a falta de analizar en profundidad las ventajas o desventajas de su modelización matemática, y sobre las que habrá que tener la debida cautela.
Los hallazgos de Spalding y colaboradores demuestran que existe en el hipocampo humano adulto una tasa de neurogénesis muy superior a la sospechada hasta ahora; que es similar en cantidad en hombres y mujeres; y que estas nuevas neuronas tienen en el ser humano una vida media de alrededor de 7 años, la mitad que el de la de las neuronas que nacieron durante el desarrollo cerebral.
Pero lo más importante de todo es que la tasa de neurogénesis adulta declina durante la vida del individuo mucho más despacio que en roedores. Así, mientras que en los ratones de laboratorio la tasa de neurogénesis decae a la décima parte del nivel de la neurogénesis inicial a los 9 meses de vida del roedor- que suele vivir una media de dos años- en el ser humano esta tasa sólo decae al 25 % en toda la vida, como se ha visto ya que se examinaron cerebros de sujetos de hasta 92 años», explica José Luis Trejo, responsable del grupo de Neurogénesis Adulta del Instituto Cajal-CSIC.
¿Para qué sirven las nuevas neuronas?
Debido a que el proceso es similar en los roedores, la neurogénesis en humanos podría jugar el mismo papel, donde se ha demostrado que las neuronas recién incorporadas influyen en los procesos cognitivos y los desórdenes mentales. «Desde hace tiempo se sospecha que la depresión está relacionada con una menor neurogénesis en el hipocampo. “ Estos hallazgos podrían servir para crear antidepresivos más efectivos una vez se comprenda a fondo todo el proceso”, apunta Frisén.
Una de las interrogantes que hoy persisten es la función que realizan las neuronas nuevas en el cerebro. Según explica José Luis Trejo, se tiene la evidencia de que las neuronas inmaduras nacidas en el cerebro adulto cumplen una función importante para los circuitos neurales relacionadas con el aprendizaje, memoria y respuesta a un medio ambiente en constante cambio. Incluso un reciente estudio apunta que una parte importante de las diferencias en la personalidad podría deberse a estas nuevas neuronas.
«Aquellos científicos reticentes a considerar relevante la neurogénesis humana adulta siguen teniendo razón en una sola cosa: los modelos matemáticos utilizados hasta la fecha no han sabido descubrir aún para qué sirven, en última instancia, estas nuevas neuronas en el hombre, pero a partir de este estudio, no podremos volver a decir que la neurogénesis adulta en humanos es una reminiscencia filogénica», opina Trejo.
Y es que, explica el investigador del Cajal, en la escala filogenética, a medida que se asciende en las escala evolutiva, cada etapa tiene menos neurogénesis, lo que dio pie a que, en la década de los ochenta, muchos científicos de prestigio, ante las enormes evidencias de que existía neurogénesis en el cerebro adulto de los mamíferos, cuestionaran si esas nuevas neuronas servían para algo.
Edición de Edson Salas para Sophimanía
Fuente: ABC.es
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