Él le acomodaba la silla para que ella se siente; con mucha atención, en silencio y mirándola a los ojos, escuchaba lo que ella decía, era mi madre, ella hablaba con tanta emoción, con tanta motivación, con tanto interés, que se sentía una mujer importante; nunca antes la había visto tan feliz, aquel OTRO HOMBRE la atendía como una reina.
Sí, una reina, a la que muchas veces vi que en casa la trataban como una empleada, ella siempre tenía todo listo; desde muy temprano, el desayuno para todos; la ropa limpia y perfectamente planchada, la casa nunca estaba desordenada, siempre aseada; recuerdo que ella no era de hablar mucho, que pocas veces sonreía, mayormente lo hacía cuando nos veía porque regresábamos del colegio, de la universidad o de algún trabajo; mi padre, con sus incómodas ironías, siempre la interrumpía cuando ella quería decir algo, no tengo en mi memoria un tema completo que ella haya querido decir; siempre le cortaba lo que quería contar, sus temas de conversación se redujeron a los quehaceres domésticos de la casa; en otras oportunidades, él, mi papá, terminaba burlándose o gritándola, tanto que terminaba preguntándome ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo se enamoraron? ¿Cómo o por qué se casaron?
Hace algunos días, con mis 18 años y en un arranque de confianza, me atreví a decirle a mi papá que no me gustaba como la trataba, que no era atento, que menos le ponía atención cuando ella quería decir algo, que eran pocos, mejor dicho nada, los detalles que habían de él para con ella, que nunca la abrazaba y menos le daba una caricia, que no la sacaba a cenar, que los regalos por su cumpleaños, por el día de la Madre o por Navidad, sólo eran adornos, muebles o artefactos domésticos para la casa, pero no para ella; cuando sentí que había captado su atención, me atreví a dar un paso más de confianza y le dije: “algún día la vas a perder”; ... hoy recordé lo que le dije y, el solo hecho de pensar, de ver a mi madre separada de mi padre hace que sienta una corriente helada que me eriza la piel.
El día que vi a mi mamá con este OTRO HOMBRE, primero fue grande la impresión, luego el cuadro me agradó, es que la había visto tan sola, tan abandonada, que lo que hoy veía me invitaba a ver más, vi su alegría y quise ver más, tanto que sentí su alegría, luego salieron del restaurante, él, con diligente atención, le abrió la puerta del coche para que ella suba, las lágrimas recorrían lentamente mis mejillas; y yo los seguí, quería ver más, ellos se fueron a un teatro; él la llevaba del brazo, ella parecía una joven recién enamorada, él le compró flores, chocolates, ambos eran unos chiquillos locos de amor, no pude más, me dije: “es suficiente”, y me fui a casa, las lágrimas me brotaban sin cesar, era mi madre y su felicidad con otro hombre; y yo no podía creerlo.
En la noche esperé sentado en un sillón de la sala, frente a la puerta; recuerdo que aquel día (para el día), todo había quedado listo, las comidas para cada uno de nosotros en la refrigeradora y con instrucciones de cómo usar el micro-hondas, ahora entiendo porque ella no estuvo en casa todo el día; más tarde, sentí que llegó, su risa me despertó; ella caminaba y mi padre la traía abrazada. "Hola hijito", me dijo ella. Ante mi silencio y asombro, levantó la voz, acompañada de la sonrisa de siempre, "¿hijito, pasa algo?", preguntó. Yo le dije: "no, no mamá, nada pasa"; y, con una sonrisa mía acompañé la suya y ella se fue a la cocina, como siempre, a dejar todo listo para el día siguiente.
Cuando mi papá y yo nos quedamos solos en la sala; él se acercó a mí, había servido dos copas de vino, me miró a los ojos, me entregó una copa y haciendo un brindis me dijo: “Gracias”. Mis lágrimas humedecieron mis ojos; y él repitió: “Gracias hijo, muchas gracias por el consejo; hoy he tratado a tu madre como se merece, como una reina", yo le dije: “Y YO FUI TESTIGO PAPÁ, ... HOY VI QUE TÚ PUEDES SER OTRO HOMBRE”, ... sabes papá, proseguí: “Hoy vi a mi mamá con otro hombre, ... y me gustó lo que vi".
Gracias a ti hijo, a partir de hoy seré OTRO HOMBRE, dijo él; y yo mirándolo a los ojos, con los míos inundados de alegría me repetía una y otra vez “Hoy vi a mi mamá con otro hombre... ¡y me gustó lo que vi!".
Autor:
Benito D. Cervantes Quiroz
ABOGADO - DOCENTE UNIVERSITARIO
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martes, marzo 17, 2015
HOY VI A MI MAMA CON OTRO HOMBRE... Y ME GUSTO LO QUE VI
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UN AMOR ETERNO
Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
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