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jueves, noviembre 13, 2014

12 MANERAS DE SER LA MADRE MAS MALA DEL MUNDO


Por: Megan Wallgren

Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el estacionamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido.

La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es acceder a todos los pedidos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá “buena onda”? No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.

Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo:

1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable

¿Sinceramente habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Sé una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja.

2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días

Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo ameriten. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia.

3. Hazles pagar por sus propias cosas

. Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto.

4. No les facilites la vida

Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso.

5. Hazlos hacer cosas difíciles

. No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de auto-confianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos.

6. Dales un reloj y un despertador

A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo.

7. No te preocupes por comprarles el último modelo

Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el celular más caro y más nuevo estando al pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad.

8. Déjalos saborear las pérdidas

Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti.

9. Toma control de la tecnología que usan

. Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen videojuegosque no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Sé una influencia positiva en sus compañeros.

10. Enséñales a que se disculpen

Si tu hija hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullyingbajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad.

11. Cuida sus modales

Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: "Se atrapan más moscas con miel que con vinagre."

12. Hazlos que trabajen — de forma gratuita

Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos.

Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.

Artículo traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del original en inglés "12 ways to be the meanest mom in the world" de la autora Megan Wallgren

Hacer clic en este enlace para ver el vídeo en un artículo similar que ya habíamos publicado hace algún tiempo, en el Día de la Madre del año 2009: http://psicologosperu.blogspot.com/2009/05/la-mama-mas-mala-del-mundo.html 

sábado, octubre 04, 2014

11 FORMAS DE DISCIPLINAR A LOS HIJOS

¿Cómo premiar o castigar a mis hijos?
Enfocarse más en los refuerzos positivos, es decir preferir reforzar las conductas adecuadas que deseamos lograr antes que castigar por las conductas inadecuadas
Dar la oportunidad de corregir y resarcir lo hecho y de mejorar.
Ponernos en el lugar de los hijos, cómo nos gustaría que nos hubieran tratado cuando de niños hacíamos algo equivocado, e incluso ¿cómo nos gustaría que en el presente, como adultos, se nos tratara cuando hacemos algo indebido?
Por ejemplo, ¿acaso nos gustaría que nuestro jefe nos jalara las orejas, nos gritara o nos pegara cada vez que nuestro trabajo no le satisface? ¿A nuestros empleados o colegas, cuando hacen algo erróneo, les gritaríamos y pegaríamos?
Ir entrenando a los hijos para que sepan cómo manejarse emocionalmente estables y saludables cuando sean adultos.
Se empieza por los padres, quienes son el ejemplo y modelo a seguir.
Primero les corresponde a los padres entrenarse en manejo de frustraciones, cólera, tristezas, miedos, estrés, etc. para que nuestros hijos tengan ideas de cómo lograrlo.
Muchos padres esperan que los hijos realicen mejoras que a los propios padres se les dificulta lograr
La mejora empieza por uno mismo, como el cerebro adulto, maduro, civilizado, sereno y con mayor experiencia de vida, en comparación con el cerebro de los niños que recién se está formando, realizando nuevas conexiones neuronales y que muchas veces les cuesta aprender por ellos mismos.
Los padres son la guía: Poner límites con amor y no con cólera.
Si se les dificulta lograr todo ello por ustedes mismos, siempre pueden asistir a asesoría psicológica para padres, con el fin de recibir información importante que quizás nuestros padres nunca nos dijeron, no hemos visto en nuestra familia y, por tanto, no tenemos el ejemplo.
Nadie nace sabiendo cómo ser padre y/o madre.
Cuanto más informados estemos, mejor será para todos los integrantes de la familia nuclear, primaria, básica, esencial, fundamental.

domingo, septiembre 07, 2014

¿CUANTAS VECES UN HOMBRE PIENSA EN SEXO AL DIA?


Hace unos años se extendió por internet la noticia falsa, que aún perdura en algunas cadenas de correo y páginas de dudosa reputación, que aseguraba que los hombres piensan en sexo cada siete segundos –algunas versiones hablan de seis y otras de diez–. Esto implicaría que, descontando las horas de sueño, los hombres están pensando en sexo 7.200 veces al día. No cabe duda de que es un invento pero, aún así, seguimos creyendo que los hombres, de forma irremediable, están todo el día dándole vueltas a lo mismo. Y hay científicos que han tratado de estudiar si es cierto.

En 2011 un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio realizó un estudio, publicado en el Journal of Sex Research, que llegó a la conclusión de que los hombres piensan en cuestiones relacionadas con el sexo unas 19 veces al día, mientras que las mujeres lo hacen unas 10 veces.

Los participantes del estudio, 283 hombres y mujeres de entre 18 y 25 años, recibieron un pequeño contador con tres botones (“sexo”, “comida” y “sueño”) que debían pulsar cada vez que sintieran una de estos tres “instintos” básicos. El autor principal de la investigación, el profesor de psicología Terri Fisher, aseguró que “entre chicos y chicas no solo existe una diferencia en cuanto a la cantidad de pensamientos sexuales, sino también en lo relativo a otras necesidades físicas, como la comida o el sueño”. Algo que consideraba “muy significativo”.

Siempre pensamos en lo que no debemos pensar
Pero ¿realmente se trata de un estudio significativo? Aunque la investigación tuvo en su día un gran eco mediático (algo que no es de extrañar dada la temática) es un buen ejemplo de lo que se conoce en psicología como “el problema del oso blanco”. En 1987 el psicólogo social Daniel Wergner pidió a los participantes en un estudio que suprimieran cualquier pensamiento sobre un oso polar: el resultado fue que, sin quererlo, acabaron obsesionándose con el oso imaginario, que no salía de sus cabezas.

¿Si tienes encima un contador con la palabra 'sexo', no acabarás pensado más en sexo de lo que lo harías si no tuvieras el contador?
La realidad es que aún no conocemos una manera precisa de medir los pensamientos de una persona sin incurrir en los errores derivados de este fenómeno, conocido técnicamente como el “proceso irónico”. ¿Si tienes encima un contador con la palabra "sexo", no acabarás pensado más en sexo de lo que lo harías si no tuvieras el contador? No es difícil imaginar a los participantes andando por el campus de la facultad de psicología con el contador en la mano tratando de no pensar en sexo y a la vez, pulsando el contador cada vez que lo hacían. Hubo un participante que llegó a pulsar el botón 388 veces en un día. ¿De verdad este chico pensaba en sexo cada dos minutos o fue sólo una víctima del experimento?

El propio Fisher reconocía en su artículo las limitaciones de su método. “No somos capaces de estudiar cuánto duraron esos pensamientos ni la naturaleza de los mismos. Tampoco sabemos si los participantes siguieron las instrucciones y realmente pulsaron el contador cada que tuvieron un pequeño pensamiento que tenían que anotar”.

Otra investigación, otro resultado
Los investigadores de Ohio no son los únicos que han estudiado esta cuestión, y los resultados de otras investigaciones, realizadas con otros métodos, arrojan resultados muy distintos. En 2012 el psicólogo social Wilhelm Hoffman y sus colegas de la Booth School of Business, trataron de averiguar cuántas veces piensan los hombres sobre sexo mediante una aplicación para móviles, que preguntaba a los participantes en momentos aleatorios del día cuáles eran sus más recientes pensamientos.

Sólo se registraron pensamientos sexuales, en la media hora anterior a que saltara la alarma (una vez al día), en el 4% de las ocasiones

Los resultados de su investigación, publicada en la revista Psychological Science, fueron muy distintos a los de sus compañeros estadounidenses. Sólo se registraron pensamientos sexuales, en la media hora anterior a que saltara la alarma (una vez al día), en el 4% de las ocasiones. Esto era mucho menos de lo que pensaban en comida, dormir, lavarse, salir con los amigos, el tiempo libre y, hasta las cinco de la tarde, tomarse un café. Ver la televisión, leer los correos y otros usos de las nuevas teconologías también tenían más presencia que el sexo. De hecho, el sexo sólo se covertía en un pensamiento predominante al final del día, cerca de la media noche, pero incluso en esos momentos había más participantes que estaban pensando en dormir. Unos resultados igualitos a los obtenidos por Fisher.

¿De qué estudio podemos fiarnos? Según el psicólogo cognitivo de la Universidad de Sheffiled Tom Stafford, que ha analizado estas investigaciones en un artículo en la BBC, tampoco este estudio se libra del “problema del oso blanco”, ya que los participantes sabían que en algún momento del día iba a sonar la alarma y tendrían que contestar en qué estaban pensando. La gente podía sentirse avergonzada de pensar en sexo durante el día y no comunicarlo.

La realidad, nos guste o no, es que somos incapaces de medir en tiempo real lo que está pensando una persona sin condicionarle a que piense una u otra cosa, por lo que, a día de hoy, es imposible saber a ciencia cierta cuánto piensan los hombres sobre sexo (y sí lo hacen más que las mujeres).

Probablemente la frecuencia varíe entre las personas, y en la misma persona según las circunstancias, pero al saberse parte de un experimento todos los participantes cambian lo que deberían ser sus pensamientos “reales”. Pero hay algo más, como explica Stafford, “los pensamientos no son como las distancias, que se pueden medir en centímetros, metros o kilómetros. ¿Qué es un pensamiento? ¿Cuán grande tiene que ser para tenerlo en cuenta? Son demasiadas cosas en las que pensar”.

Fuente: El confidencial
www.psicologosperu.com

jueves, julio 24, 2014

EL CEREBRO DE LOS ENAMORADOS

Existe una sola clase de amor, pero hay miles de copias, aseguraba el escritor francés François de la Rochefoucauld en el siglo XVII. Cuatro siglos más tarde, para Semir Zeki, neurobiólogo del University College de Londres: “El desafío es detectar qué determina estas diferentes copias en cada persona”. Cuando amamos a alguien, sea a nuestra pareja, un hijo o a la Humanidad, creemos que es nuestro corazón el mensajero... Pero la pluma, el papel y aun el mensaje están dictados por el cerebro, y nuestro músculo cardíaco es solo eso: fuerza involuntaria, un testigo pasivo.

El primero en retar a duelo al corazón fue el propio Zeki, quien en el año 2000 publicó un estudio, Base neuronal del amor, en el que demostraba, analizando la reacción de voluntarios que veían una imagen de su pareja y otra de un amigo, que el amor se relaciona con la desactivación de ciertas zonas del cerebro que, curiosamente, son las que se activan durante la depresión y la tristeza.

Más tarde, Helen Fisher, bioantropóloga de la Universidad de Rutgers, le dio una estocada al afirmar que los circuitos neuronales de una relación duradera son distintos de los implicados en el amor apasionado propio de las etapas iniciales. En los primeros, la actividad en el pálido ventral (una estructura que se encuentra en los ganglios basales) es mayor. Algo que, señala Fisher, también es evidente en otros mamíferos en relaciones duraderas.

Pero el golpe de gracia le llegó de la mano de Stephanie Ortigue, neurocientífica de la Universidad de Siracusa, quien comparó el cerebro sumergido en el amor apasionado con el del amor maternal y el del amor incondicional. Y lo que Ortigue descubrió ha descorazonado a miles de románticos: cuando nos enamoramos, con la entrega irracional de la pasión lo que domina es, paradójicamente, la razón. Por eso se activan en nuestro cerebro 12 áreas (véase el recuadro), cada una con un propósito. “Emoción, reconocimiento social, memoria autobiográfica”, confirma a Quo la propia Ortigue. “Algunas se activan muy deprisa, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestra percepción de la imagen corporal.”

Y es que, por más que nos resistamos, el amor también entra por los ojos. Un estudio realizado por Daniela Schiller, neurocientífica de la Universidad de Nueva York, señala que las mismas regiones que usábamos hace miles de años para decidir la importancia de objetos de nuestro entorno (la amígdala y el córtex cingulado) son las que hoy nos permiten hacernos una primera impresión de las personas. Y aquí es cuando los científicos se hacen una pregunta: ¿qué hace al amor tan importante como para que un área de nuestro cerebro se adapte, evolucione?

Entre nosotros hay química

La tinta con que el amor se escribe en nuestras mentes está diluida en sustancias químicas. Ellas nos vuelven dependientes, soñadores, osados… Invencibles. Todo comienza con “el disparo pasional”, nos confirma Adolf Tobeña, catedrático de Psicología Médica y Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona: “Primero se activan los esteroides sexuales; preferentemente, los andrógenos. A esos motores se les añade el disparo de los sistemas de dopamina y noradrenalina centrales. Es un cóctel combinado de esteroides sexuales más neurohormonas”. Y es que, como diría Groucho Marx, no hay que confundir amor con sexo. El primero es tan necesario que el hecho de que active las áreas de recompensa de nuestro cerebro permite a muchos neurocientíficos afirmar que se trata de una emoción necesaria para establecer lazos duraderos entre seres humanos.

Para eso, precisan de docenas de neurohormonas, y la que abre el telón es la dopamina. Ella se encarga de enturbiar nuestro juicio, algo que es imprescindible: “Si no idealizáramos a la otra persona, la relación terminaría pronto, o ni siquiera empezaría. Esto, al menos, da una oportunidad”, asegura Pamela Reagan, investigadora del Instituto Tecnológico de California. De hecho, la idealización parece ser vital para mantener las parejas unidas, tal y como demostró una investigación de la Universidad de Texas que siguió la relación de 168 parejas durante una década: “La gente que ve al otro miembro de la pareja como una persona más sensible de lo que es en realidad, tiende a mantener relaciones más duraderas”, asegura el director de la investigación, Ted Huston.

Puede que la dopamina sea la protagonista del amor pasional, pero “la fabricación del afecto y la lealtad duradera”, afirma Tobeña, “requiere la modulación de otras hormonas: serotonina, oxitocina, la prolactina y opioides endógenos. La consolidación de la lealtad, por su parte, está a cargo de la oxitocina y la prolactina. por ejemplo”. Pero para llegar a este último paso, hay un largo camino. Y aparentemente, tiene un orden muy preciso. Y también una razón de ser.

En sus investigaciones, Helen Fisher sugiere que el lazo maternofilial, el amor romántico y la unión duradera en pareja son cruciales desde un punto de vista evolutivo, ya que mamíferos y aves han desarrollado tres sistemas primarios para la seducción, la reproducción y el cuidado de la descendencia, cada uno de los cuales está asociado con un circuito neuronal específico. “Por ejemplo, el apasionado activa el área tegmental ventral, una zona central para los sentimientos de placer y el establecimiento de lazos, ya que está relacionada con la producción de hormonas como la oxitocina, la dopamina y la vasopresina. También se activa la zona que regula nuestras metas: el núcleo caudado”, aclara Fisher.

Para saber si el amor de madre es el primer paso en la evolución hacia el amor de pareja, contactamos con Lucy Brown, doctora en Psicología Fisiológica y profesora de Neurología y Neurociencia en el Albert Einstein College of Medicine de la Yeshiva University de Nueva York y parte del equipo de Fisher: “Muchos psicólogos piensan eso. Nuestra experiencia como padres es muy importante a la hora de establecer una pareja”. Y no solo por eso. También deja huellas a nivel neuronal. Según el antropólogo Gabriel Janer Manila: “En un niño, la afectividad contribuye al desarrollo de ciertas zonas del cerebro. Por eso se ha dicho que sentir el afecto de los demás tiene una función fisiológica, permite la maduración de ciertas neuronas.”

Esta opinión la comparte también Lucy Brown, quien nos asegura: “El cuidado y la atención –por ejemplo, sacar al niño de la cuna varias veces y demostrarle cariño– es importante para la maduración de las áreas temporales. Pero solo sabemos qué ocurre si no lo hacemos, al comparar niños criados en orfanatos con otros que han crecido con sus familias”.

Es extraordinario, pero además lógico, que para que esto sea posible el amor maternal también produzca cambios en el cerebro de los progenitores. Stephanie Ortigue, desde Nueva York, nos confirma que: “La parte del cerebro llamada sustancia gris periacueductal, más activa en aquellos que aman de modo incondicional, es muy importante para reducir el dolor excesivo. Gracias a eso sabemos el motivo por el cual no resulta estresante experimentar este tipo de amor.”

Sexo vs. amor.

Bruce Arnow, profesor de la Universidad de Palo Alto, ha logrado diferenciar las áreas que se activan durante el impulso sexual y el amor. El primero dispara regiones, como la subinsular, el claustrum y el hipotálamo, que durante la conducta romántica están “apagadas”.

Una estrategia evolutiva

Pero estos cambios, ¿son tan importantes? “Cuando a los animales muy sociales se les priva de afectos – señala Tobeña, autor de El cerebro erótico–, hay anomalías hormonales y circuitos neurales con un funcionamiento alterado. Pero no porque se hayan constatado modificaciones anatómicas sustanciales de las áreas cerebrales correspondientes. Seguro que el amor ocasiona cambios neurales, pero también jugar al fúbol, bailar y escuchar música. No sabemos si tiene una importancia mayor que otras experiencias”.

Sin embargo para Helen Fisher y Lucy Brown, sí la tiene. En su trabajo Amor romántico, publicado en Philosophical Transactions of the Royal Society, aseguran que: “El amor apasionado es más que una emoción básica. Esto se ve apoyado por el hecho de que otras zonas del cerebro que se activan no tienen directamente que ver con la producción de hormonas y sí con áreas implicadas en funciones cognitivas complejas, como la atención y el reconocimiento social”. Y es la misma Brown quien nos confirma que: “El amor, como estrategia evolutiva, es una idea que tiene sentido”.

Puede que necesitemos el amor más de lo que pensamos. O al menos eso cree nuestro cerebro, que, según descubrió Beverly Whipple, sexóloga de la Universidad de Rutgers, crea mecanismos compensatorios para proveernos de “estimulos sensoriales sustitutos para reemplazar la estimulación que se nos ha negado”. Así las cosas, no es extraño que Lucy Brown se haya despedido con un ruego: “¡Necesitamos más investigación sobre el amor!”

Por: Por Juan Scaliter

domingo, junio 22, 2014

ARBOLES (POEMA) DE JOYCE KILMER

Creo que jamás mis ojos podrán ver,
Un poema tan bello como lo es un árbol.
Un árbol cuya hambrienta boca se contacta con
El dulce flujo del corazón de la tierra que lo nutre.
Un árbol que a Dios mira todo el día,
Y en oración eleva sus hojosos brazos.
Un árbol que lucir puede en verano,
El nido de un ruiseñor en su cabello adornado.
Sobre cuyo pecho la lluvia ha reposado,
Pues con ella vive íntimamente ligado.
Los ignorantes como yo suelen escribir poesía,
PERO SÓLO DIOS PUEDE CREAR UN ÁRBOL.
Poema de Joyce Kilmer
Roble Ángel en Angel Oak Park en Johns Island, Carolina del Sur - fotógrafo desconocido
 SOLO DIOS ES TAN PERFECTO Y SABIO QUE PUEDE CREAR UN ÁRBOL O LA NATURALEZA ENTERA.
En 1954 en Washington, al hijo de 8 años de una viuda le regalaron una #bicicleta de niña por lo que el niño se sentía avergonzado y no quería utilizarla. Por tanto, la familia no le prestó más atención a la bicicleta. Al árbol no le quedó otra opción que crecer alrededor de la bicicleta. Cuando salió el reporte en TV, la madre de 99 años y su hijo regresaron al lugar y reconocieron que era la misma bicicleta. Un vecino señala que la rueda aún puede girar. Se encuentra a 5 pies de altura y es exhibida como una obra de arte. Fotografía de Todd Bates
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miércoles, junio 18, 2014

EN TU VIDA HAY AMOR

Si te sientes dispuesto a compartir con los demás la alegría que te embarga, es que en tu vida hay amor.


Si tu corazón palpita acelerado pensando en todo el bien que puedes hacer, es que en él hay amor.

El Amor es la única meta que puede traer paz a cualquier alma
Si tus ojos aprecian felices todo lo bello que te rodea y sientes ansias de ser mejor, es que te impulsa el amor.


Si tus manos están abiertas para apoyar al hermano y tus pies son más ágiles para correr en su ayuda, es que sabes amar.


Si realmente te preocupas por los problemas ajenos y haces lo que está a tu alcance para remediarlos, es que en tu vida hay amor, ese noble sentimiento que te transforma en un ser superior y dichoso.













miércoles, abril 23, 2014

5 TIPOS DE CORAZONES

¿Con cuál te identificas?
¿Cuál te representa mejor?

#1: Corazón amoroso, respetuoso, amable, sonriente, feliz

#2: Corazón valiente. confiado, libre, independiente

#3: Corazón ardiente, apasionado, intenso, emocional, sensual


#4: Corazón bendecido, celestial, angelical, espiritual


#5: Corazón sentimental, expresivo, cariñoso, afectuoso, sensible



lunes, marzo 31, 2014

PALABRA CLAVE #1: ESPIRITUALIDAD

Palabras relacionadas:
Amor, Vida, Paz, Gracias, Luz, Naturaleza, Sabiduría, Universo, Energía, Alma, Conciencia, Nobleza, Virtud, Valores, Salvación, Liberación, Tranquilidad, Armonía

Esto es lo que funciona en esencia, tomando como base:

1) la experiencia de haber atendido a tantos pacientes a diario, 


2) las investigaciones más recientes en Psicología y 

3) la propia experiencia de Vida.


El término espiritualidad (del latín spiritus, espíritu), depende de la doctrina, escuela filosófica o ideología que la trate, así como del contexto en que se utilice (Wikipedia).


En un sentido amplio, significa la condición de espiritual. En este sentido, y referido a una persona, se refiere a una disposición principalmente moral, psíquica o cultural, que posee quien tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu, es decir, un conjunto de creencias y actitudes características de la vida espiritual. Esta decisión implica habitualmente la intención de experimentar estados especiales de bienestar, como la salvación o la liberación. Se relaciona asimismo con la práctica de la virtud (Wikipedia).


La Espiritualidad no es Religión, va más allá, es más profundo, independientemente de la religión o no que cada uno posea.


La Espiritualidad es la esencia que tenemos, cuando todo lo demás que hemos intentado ha fracasado.


Se suele elegir como último recurso cuando uno está en problemas realmente difíciles de solucionar, cuando lo irónico es que debería ser el primer recurso al cual acudir para solucionar nuestras dificultades en la Vida. 


Lo Espiritual le llega a cada persona a su manera, a su debido tiempo y en el lugar preciso. 
No forzar, presionar, ni obligar.


Al final de nuestros días, rescataremos lo que hemos trabajado en lo Espiritual a lo largo de nuestras vidas. Si lo hemos logrado, estaremos satisfechos; de lo contrario, nos podremos arrepentir de no haber reforzado más nuestro lado Espiritual.


Cuando no sepamos qué hacer, siempre podemos recurrir a nuestra Esencia, nuestra parte Espiritual, que sabe qué es lo correcto por hacer, qué nos hace bien y para qué estamos en este Mundo.


La Espiritualidad tiene que ver mucho con nuestro sentido de Vida.


Por lo general, cuando se les pregunta a los pacientes desde cuándo se inicio su problema, ellos suelen mencionar que desde ese entonces se alejaron de la parte Espiritual. Así que hay que retomarlo.


Muchas personas viven sus vidas sin tomar mucho en cuenta este aspecto Espiritual y luego se lamentan o se arrepienten de no haberse dado cuenta antes.


Cuanto más uno se alimenta del Espíritu, uno se sentirá mucho mejor.


Todos debemos tener una base sobre la cual desenvolvernos y saber qué es lo que se debe hacer: Valores. 


La Espiritualidad consiste en saber que hay algo más allá y que no es únicamente lo material que experimentamos.


Las religiones nos unen y, muchas veces, suelen separarnos unos a otros.
LA ESPIRITUALIDAD ES LO QUE NOS UNE A TODOS LOS SERES.