Pongámonos en su lugar como adultos, y no nos gustaría que alguien nos gritara, insultara, humillara, ridiculizara, descalificara, menospreciara, discriminara, etc.
¿Cómo reaccionaríamos como adultos?
Imagínese los niños que aún están aprendiendo a comunicarse.
Tratémoslos como nos gustaría que nos trataran a nosotros para lograr estabilidad emocional.
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