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lunes, abril 13, 2020
4074: DISTANCIA SOCIAL: CONCEPTOS BÁSICOS
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
martes, noviembre 26, 2019
COMO MEJORAR TUS REUNIONES: 7 REGLAS DE ORO
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
martes, agosto 06, 2019
COMO MEJORAR LAS REUNIONES
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
lunes, diciembre 17, 2018
DÍA 351: 10 ASESINOS DE LA MOTIVACIÓN LABORAL
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
martes, enero 12, 2016
15 CONSEJOS PARA REUNIONES PRODUCTIVAS
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
jueves, abril 23, 2015
10 CONSEJOS PARA REUNIONES MAS EFICACES
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Psicólogos Perú: Hipnosis y regresiones. Terapia de Pareja. Psicólogo Luis Venegas Chalen.
martes, diciembre 23, 2014
4 PASOS PARA CONSERVAR LA PAZ EN NAVIDAD
Estos tips pueden ayudar a evitar los resentimientos y las fricciones en las reuniones familiares.
Nuestras expectativas sobre los miembros de la familia y el deseo de pasar un momento alegre y agradable con ellos parece llegar al máximo durante las reuniones navideñas. Sin embargo, en esos momentos es precisamente cuando los parientes y familiares pueden resaltar su peor actitud, rememorando antiguos agravios e interactuando en formas increíblemente poco productivas.
Para ayudar a evitar o prevenir frustraciones y garantizar una Navidad más feliz, se pueden aplicar estas 4 estrategias:
1. Deja de estar a la defensiva. Evita enganchar con las conductas disfuncionales de otros. Durante la visita, pon lo mejor de tu parte para renunciar al hecho de querer cambiar los pensamientos o acciones de otras personas.
Simplemente observa los acontecimientos en vez de querer tener la razón. Reestructura tu forma de pensar y decide no enganchar con los sarcasmos ni "pisar el palito". Opta por un espíritu de perdón en vez de asumir una postura de guerra. Esto no es fácil, pero resulta esencial si deseas liberarte de emociones que pueden mantenerte cautivo/a.
Si hay cosas por resolver con respecto a ti mismo y a tus relaciones (¡y siempre hay cosas por resolver!), puedes asumir esa tarea después de las fiestas.
2. Controla tu lengua. Cuando se trata de nuestros hijos adultos, padres ancianos y parientes políticos, muchas veces tendemos a dejarnos llevar y decir las cosas sin pensarlo dos veces. Eso puede herir los sentimientos de los demás.
Y con frecuencia, hay mucha ironía en el contexto. Por ejemplo: podemos comentar sobre el peso de nuestros hijos adultos mientras servimos comidas llenas de calorías que dedicamos mucho tiempo a preparar o quizás los culpamos por la falta de comunicación después de que han venido desde lejos para pasar un tiempo con nosotros.
“Antes de hablar, permite que tus palabras pasen por 3 puertas", recomendaba Rumi, poeta, filósofo, teólogo y maestro persa del siglo XIII. "En la primera puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es algo verdadero?’. En la segunda puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es necesario?’. En la tercera puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es amable y productivo?’”.
A mi parecer, es una buena idea aplicar este filtro a todo lo que vayamos a decir a nuestros familiares.
3. Simplifica y reduce el estrés. Para poder lograr los pasos 1 y 2, necesitamos estar lo mejor posible — bien descansados y calmados. Sin embargo, tendemos a cargarnos hasta nuestros límites en las navidades dejando exteriorizar las cosas de cualquier manera.
La mayoría de nosotros no contamos con todo el tiempo y energía que se requiere para toda esta actividad frenética y podemos estar totalmente exhaustos incluso antes de que lleguen nuestros familiares y amigos. Para empeorar las cosas, con frecuencia nos aferramos a estándares de perfección que resultan poco realistas al querer tener todas las cosas listas antes de la medianoche, añadiéndole una sensación de fracaso y autocrítica a toda la pesada carga que ya estamos cargando.
Por eso, esta Navidad, puedes aplicar otro enfoque. Empieza diferenciando lo que es verdaderamente esencial de lo que no lo es. Elimina cualquier cosa de tu lista que no sea algo imprescindible. Luego, solicita ayuda para lograr lo que falta y que amenaza con dejarte exhausto, estresado o resentido. Si no puedes conseguir el apoyo que necesitas para dicha tarea, mejor evita emprenderla.
Divide y delega responsabilidades, desde comprar y cocinar hasta poner la mesa y limpiar. Asimismo, considera el darte permiso para comprar comidas ya preparadas.
El anfitrión puede poner el plato principal, la mesa y el hielo; los invitados también pueden cooperar trayendo el resto de cosas y alimentos.
Date momentos de relax. Se supone que los feriados incluyen un tiempo de descanso, así que date respiros en tu agenda antes, durante y después de tus reuniones. Reserva un tiempo a solas y paseos de distracción; y no dejes de lado tus rutinas establecidas de ejercicio o meditación; estas resultan incluso más vitales durante periodos de un elevado estrés y de elevadas calorías.
4. Reformula el concepto de dar regalos. Considera realizar donaciones a una causa en nombre de tus seres queridos y sugerir que realicen algo similar y no sólo quedarse en dar cosas materiales entre los que se conocen.
Otra estrategia sencilla que puede reducir las demandas de tu tiempo y el desorden en la casa consiste en adquirir regalos de "experiencias" online: entradas para el cine, teatro y conciertos, tarjetas especiales de regalo en restaurantes y supermercados, tratamientos de spa, viajes de aventura y similares.
Recuerda: se supone que es una temporada para estar dichosos y agradecidos. Mejorarás tus probabilidades si pones en acción un plan concreto.
Nuestras expectativas sobre los miembros de la familia y el deseo de pasar un momento alegre y agradable con ellos parece llegar al máximo durante las reuniones navideñas. Sin embargo, en esos momentos es precisamente cuando los parientes y familiares pueden resaltar su peor actitud, rememorando antiguos agravios e interactuando en formas increíblemente poco productivas.
Para ayudar a evitar o prevenir frustraciones y garantizar una Navidad más feliz, se pueden aplicar estas 4 estrategias:
1. Deja de estar a la defensiva. Evita enganchar con las conductas disfuncionales de otros. Durante la visita, pon lo mejor de tu parte para renunciar al hecho de querer cambiar los pensamientos o acciones de otras personas.
Simplemente observa los acontecimientos en vez de querer tener la razón. Reestructura tu forma de pensar y decide no enganchar con los sarcasmos ni "pisar el palito". Opta por un espíritu de perdón en vez de asumir una postura de guerra. Esto no es fácil, pero resulta esencial si deseas liberarte de emociones que pueden mantenerte cautivo/a.
Si hay cosas por resolver con respecto a ti mismo y a tus relaciones (¡y siempre hay cosas por resolver!), puedes asumir esa tarea después de las fiestas.
2. Controla tu lengua. Cuando se trata de nuestros hijos adultos, padres ancianos y parientes políticos, muchas veces tendemos a dejarnos llevar y decir las cosas sin pensarlo dos veces. Eso puede herir los sentimientos de los demás.
Y con frecuencia, hay mucha ironía en el contexto. Por ejemplo: podemos comentar sobre el peso de nuestros hijos adultos mientras servimos comidas llenas de calorías que dedicamos mucho tiempo a preparar o quizás los culpamos por la falta de comunicación después de que han venido desde lejos para pasar un tiempo con nosotros.
“Antes de hablar, permite que tus palabras pasen por 3 puertas", recomendaba Rumi, poeta, filósofo, teólogo y maestro persa del siglo XIII. "En la primera puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es algo verdadero?’. En la segunda puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es necesario?’. En la tercera puerta, pregúntate: ‘¿Lo que pienso decir es amable y productivo?’”.
A mi parecer, es una buena idea aplicar este filtro a todo lo que vayamos a decir a nuestros familiares.
3. Simplifica y reduce el estrés. Para poder lograr los pasos 1 y 2, necesitamos estar lo mejor posible — bien descansados y calmados. Sin embargo, tendemos a cargarnos hasta nuestros límites en las navidades dejando exteriorizar las cosas de cualquier manera.
La mayoría de nosotros no contamos con todo el tiempo y energía que se requiere para toda esta actividad frenética y podemos estar totalmente exhaustos incluso antes de que lleguen nuestros familiares y amigos. Para empeorar las cosas, con frecuencia nos aferramos a estándares de perfección que resultan poco realistas al querer tener todas las cosas listas antes de la medianoche, añadiéndole una sensación de fracaso y autocrítica a toda la pesada carga que ya estamos cargando.
Por eso, esta Navidad, puedes aplicar otro enfoque. Empieza diferenciando lo que es verdaderamente esencial de lo que no lo es. Elimina cualquier cosa de tu lista que no sea algo imprescindible. Luego, solicita ayuda para lograr lo que falta y que amenaza con dejarte exhausto, estresado o resentido. Si no puedes conseguir el apoyo que necesitas para dicha tarea, mejor evita emprenderla.
Divide y delega responsabilidades, desde comprar y cocinar hasta poner la mesa y limpiar. Asimismo, considera el darte permiso para comprar comidas ya preparadas.
El anfitrión puede poner el plato principal, la mesa y el hielo; los invitados también pueden cooperar trayendo el resto de cosas y alimentos.
Date momentos de relax. Se supone que los feriados incluyen un tiempo de descanso, así que date respiros en tu agenda antes, durante y después de tus reuniones. Reserva un tiempo a solas y paseos de distracción; y no dejes de lado tus rutinas establecidas de ejercicio o meditación; estas resultan incluso más vitales durante periodos de un elevado estrés y de elevadas calorías.
4. Reformula el concepto de dar regalos. Considera realizar donaciones a una causa en nombre de tus seres queridos y sugerir que realicen algo similar y no sólo quedarse en dar cosas materiales entre los que se conocen.
Otra estrategia sencilla que puede reducir las demandas de tu tiempo y el desorden en la casa consiste en adquirir regalos de "experiencias" online: entradas para el cine, teatro y conciertos, tarjetas especiales de regalo en restaurantes y supermercados, tratamientos de spa, viajes de aventura y similares.
Recuerda: se supone que es una temporada para estar dichosos y agradecidos. Mejorarás tus probabilidades si pones en acción un plan concreto.
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domingo, febrero 22, 2009
LOS VECINOS
LO MÁS RECOMENDABLE PARA EVITAR PELEAS ENTRE VECINOS ES SIEMPRE DIALOGAR Y NO TOMARSE A PECHO LO DICHO
http://www.psicologosperu.com/
Un colega del trabajo le comenta que no soporta a su vecino. Y por todo lo que cuenta, a usted el vecino le parece un desconsiderado, alguien que le amarga el día cada vez que se lo cruza renegando en el ascensor del edificio. Sin embargo, con el fin de llevar la fiesta en paz, su compañero ha decidido ignorarlo. ¿La escena le suena familiar?
Aunque resulte difícil de creer, la convivencia no se hace más fácil por tratarse de gente adulta, pues no es solo cuestión de edad sino de personalidad.
El psicoterapeuta Alejandro Salomón explica: “Cada individuo es distinto, hay quienes se irritan cuando sienten que han perdido intimidad, mientras que otros son más propensos a resentirse o encolerizarse por el mínimo problema”.
Agrega que los estados de ánimo o los repentinos cambios de humor influyen bastante en el comportamiento humano.
RECOMENDACIONES
Según la psicóloga Sandra Andrén, no hay que tomarse personalmente las diferencias que surjan con los vecinos, y siempre tratar de mantener una cierta distancia con ellos, sobre todo cuando se trata de lidiar con gente problemática o que, por falta de actividad, se la pasa pendiente de todo lo que acontece en el edificio.
Además, intente sostener una buena comunicación con el resto, pues —como indica Salomón— “es bueno aprender a dialogar con los demás. Asimismo, antes de decidir habitar en un lugar lo mejor es averiguar sobre las reglas establecidas para así evitarse malos ratos”. De otro lado, no olvide la importancia de saber ceder en algunas cosas y no actuar solo en función de sus propios intereses y gustos.
A pesar de que por naturaleza nos desenvolvemos en continuas situaciones de conflicto, si la convivencia es insufrible, no descarte la posibilidad de mudarse, ya que no tiene por qué obligarse a vivir en un constante martirio.
http://www.psicologosperu.com/
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Un colega del trabajo le comenta que no soporta a su vecino. Y por todo lo que cuenta, a usted el vecino le parece un desconsiderado, alguien que le amarga el día cada vez que se lo cruza renegando en el ascensor del edificio. Sin embargo, con el fin de llevar la fiesta en paz, su compañero ha decidido ignorarlo. ¿La escena le suena familiar?
Aunque resulte difícil de creer, la convivencia no se hace más fácil por tratarse de gente adulta, pues no es solo cuestión de edad sino de personalidad.
El psicoterapeuta Alejandro Salomón explica: “Cada individuo es distinto, hay quienes se irritan cuando sienten que han perdido intimidad, mientras que otros son más propensos a resentirse o encolerizarse por el mínimo problema”.
Agrega que los estados de ánimo o los repentinos cambios de humor influyen bastante en el comportamiento humano.
RECOMENDACIONES
Según la psicóloga Sandra Andrén, no hay que tomarse personalmente las diferencias que surjan con los vecinos, y siempre tratar de mantener una cierta distancia con ellos, sobre todo cuando se trata de lidiar con gente problemática o que, por falta de actividad, se la pasa pendiente de todo lo que acontece en el edificio.
Además, intente sostener una buena comunicación con el resto, pues —como indica Salomón— “es bueno aprender a dialogar con los demás. Asimismo, antes de decidir habitar en un lugar lo mejor es averiguar sobre las reglas establecidas para así evitarse malos ratos”. De otro lado, no olvide la importancia de saber ceder en algunas cosas y no actuar solo en función de sus propios intereses y gustos.
A pesar de que por naturaleza nos desenvolvemos en continuas situaciones de conflicto, si la convivencia es insufrible, no descarte la posibilidad de mudarse, ya que no tiene por qué obligarse a vivir en un constante martirio.
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