¡Papi!, ¡Mami! ¿Qué están haciendo?, es la pregunta que hace Cristina de 6 años de edad, al encender la luz y encontrar a sus padres haciendo el amor, ellos apenados, sencillamente se escondieron debajo de las sábanas como un adolescente en una situación comprometedora.
Pero debajo de las sábanas es donde entran esos segundos o minutos que ante la duda o ansiedad parecen eternos, surge la gran pregunta ¿Qué hacemos?
Las primeras respuestas:
- “Te dije que ella tenía que dormir en su cama desde chiquita”.
- - “Pero si ya lleva tres días durmiendo sola”.
Después de este momento entre miradas y gestos surgen algunos planteamientos:
“La culpa es de ella o de nosotros”.
“Debemos hablar con ella o mandarla a su cuarto a dormir”.
“Decimos, qué estaba pasando o le inventamos algo”.
“Hablamos del tema o lo dejamos así”.
Entonces, ¿debemos hablar del tema?, ¿debemos inventar una historia?, ¿olvidar el tema o sentarnos a hablarlo?
¿Qué hacer? ¿qué decir?
Lo primero es dejar que el niño diga lo que vio y oyó. Con esto evitaremos decir más de lo necesario. Podemos empezar por tranquilizarnos y actuar con naturalidad, es un buen momento para hablar de sexualidad con nuestros hijos. Los profesionales en el área infantil recomiendan que es mejor decirles que es algo que hacen los adultos cuando se quieren mucho y que no se estaban haciendo daño, ya que algunos niños pueden pensar que se trata de un conflicto.
Al día siguiente podemos preguntarle al niño o niña si recuerda lo que vio anoche, de ser así aprovechemos la oportunidad para hablarle de emociones, del amor entre los padres y adultos. Además de explicarle que es una forma de expresar amor entre dos adultos que se aman y quieren.
Tratemos de usar palabras suaves, claras y sobre todo al nivel del niño.
No culpar al niño o regañar es fundamental para que nuestro hijo no se sienta culpable. No obstante algunos padres prefieren no dialogar sobre el tema y dejarlo allí, pero esta opción en la mayoría de los casos no es la más indicada, ya que muchas veces crea fantasías y ansiedades en el menor, las cuales pueden generar problemas conductuales en la escuela, en la casa y en algunas ocasiones comportamientos sexuales (imitación de lo que vieron). Sabemos que no es fácil hablar sobre este tema con nuestro hijo, pero es una de las mejores opciones, para tranquilizar al niño ante la situación.
Algunos niños menores de seis años pueden confundir determinadas posturas y considerarlas raras, violentas, ya que no comprende el alcance afectivo del acto y pueden malinterpretarlo. Razón por lo que debemos brindarle al niño un ambiente de sostén y tranquilidad para escuchar sus dudas, temores e interpretaciones, al calmarlos ganamos la confianza de nuestros hijos. Además si nos perciben tranquilos ellos confiarán más en nuestras respuestas.
Los padres y su espacio de intimidad
Algunos padres crean en los niños y niñas el hábito de dormir en la misma cama, por diversos motivos, además en ocasiones hacen el amor con los niños dentro del cuarto. Recuerden cuando pensamos que los niños están dormidos o no escuchan, debemos tener cuidado; porque sus procesos cognitivos de percepción están desarrollados y es mejor evitar que ellos nos observen o escuchen y no podamos nosotros aclarar la situación en ese momento.
Entonces debemos aprovechar el momento para dialogar con nuestros hijos, sobre la intimidad y el respeto al espacio de los padres.
Algunas sugerencias o recomendaciones:
- Debemos crear en nuestros hijos e hijas una rutina de sueño, podría ser un intervalo de hora a la hora de dormir.
- Tocar antes de entrar a la habitación y esperar a que los padres autoricen la entrada o den paso.
- Los niños deben aprender a dormir en sus camas desde pequeños.
- Los padres deben elaborar estrategias para mantener la privacidad en su intimidad.
Por: Psicólogo Dimas E. Villarreal de Panamá
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