Nada responde al azar y menos la foto que eliges para colgar en tu perfil en Facebook. Ni tan siquiera tu decisión es original por muchas vueltas que le hayas dado. La imagen que quieres proyectar, te retrata por dentro. Descubre a qué rebaño perteneces y comprueba lo expuesto que estás por mucho que te tapes la cara.
Te plantas delante de la pantalla y te sientes protegido por una burbuja en la que la intimidad resulta incorruptible. Incluso aunque seas consciente de que cientos de ojos te observan de cerca, no te imaginas que 110 millones de personas en todo el mundo, de las que 12 millones hablan español, y 1,4 millones son españoles, diseccionan tu foto en Facebook. La red social de origen estadounidense que está creciendo sin parar en nuestro país, se ha convertido en el paraíso del voyeurismo amateur. Que tire la primera piedra el que no haya chismoseado las páginas de los amigos de sus amigos con ese morbo que produce observar con total impunidad. Como resultado del contagioso enganche se presenta esta
TIPOLOGIA DE PERFILES en base a
la foto que decora tu perfil.
Con tu niño. Es la típica foto de papá orgulloso. Habitual entre los que juraron y perjuraron que ellos jamás guardarían en la cartera a sus criaturas. Todavía no se han dado cuenta de lo extraño que resulta charlar de ciertos temas cuando tienes constantemente presente a un hijo adjunto a tus rodillas que te mira con inocencia y al que sientes que corrompes con tus ácidos comentarios.
Con tu novio o novia. Estás pillado/a. De eso no cabe duda. Parece una declaración de intenciones pero en realidad invita al desafío. Observas a la pareja de turno, con la cara pegadita a la de tu amigo e irremediablemente piensas que no le merece. Recoges el guante y te dispones a cazar la pieza delante de sus narices. Usas el muro para echar el anzuelo y rematas por mail. Son de lo más facilón y están deseando que le despegues de ese pesado/a que no le deja ni respirar, y le vigila hasta el facebook. Para el psicólogo Juan José García, indica "ajuste de pareja, y posiblemente búsqueda de otros amigos/as también en pareja".
Foto carnet. Han cogido la primera foto que han encontrado. Funcionales propietarios de un cerebro binario. Para ellos 2+2=4. La utilidad en esta vida es lo primero. Para qué andar jugando o perdiendo el tiempo en disquisiciones sobre la imagen. Transparentes y un pelín aburridos.
Tú de pequeñito. "Uy, por favor, está para comérselo". Son muchos más los hombres que eligen enseñar qué terriblemente monos eran de pequeños de lo que lo hacen las mujeres. Buscan despertar ternura y apelan a ese instinto maternal que se supone que despiertan los niños que no sobrepasan los 6 o 7 años. También es habitual encontrarse parapetados tras su infancia a hombres que han disfrutado poco de esa etapa de su vida, a los que las circunstancias o su propia personalidad les han obligado a ser adultos antes de tiempo. Es una forma de rescatar a ese niño del que no pudieron disfrutar. Sin embargo, "ofrece una tarjeta de visita no actualizada. Sugiere veracidad y ocultamiento a la vez: soy yo pero ya no soy yo", apunta Juan José García.
Autofoto. Es el recurso más habitual. Yo, mi, me, conmigo. Los primeros en usar las redes sociales se fotografiaban a sí mismos, era un sello de distinción, les hacía sentirse cómplices, socios de un exclusivo club. La apertura de estas redes al resto del universo, vulgarizó el santo y seña pues los que se iban incorporando copiaban las costumbres de los oriundos. Aun así, esta especie de autofelación sigue teniendo mucha gracia.
Posando pero sin posar. Pecan de una absoluta falta de naturalidad aunque ni de lejos era su pretensión. Revelan cierta tendencia a la escenificación. Son peliculeros, cuidan su imagen al milímetro, y disfrutan de una elevada autoestima. No tienen abuela. Menos mal que existe gente así porque si no Facebook sería mucho más aburrido.
La foto de tu hijo en lugar de la tuya. Mírales a ellos y me verás a mi. Son la mejor tarjeta de presentación. pretendes transmitir la idea de que si eres capaz de crear a un personajito así, se te puede confiar cualquier cosa. Juan José García, psicólogo, lo interpreta como intención de "ocultamiento y usurpación de identidad. Puede confundir al interlocutor".
De viaje. Con el mar, las montañas, o un enorme templo budista, por ejemplo, de fondo. Los miembros de esta especie parecen activos, sanotes, inquietos y quieren que el mundo entero sepa que aunque se pasen el día atados a una mesa, su espíritu se quedó en el Himalaya.
Con copa en la mano. A tenor de la media de personas con copa o cerveza en la mano que puebla facebook, la estadística de bebedores debería ser preocupante. Desinhibidos, relajados y colegas. Esa es la imagen que transmiten. El único inconveniente es que sólo ellos saben que eso lo hacen dos o tres veces a la semana, tirando por lo alto. Para el resto, para quienes les visitan, su vida es una juerga continua.
Cambian de foto como de camisa. Probando, probando... Una actividad en sí misma, típica de adolescente camaleónico —lo cual incluye a cualquiera entre los 13 y 18 años—. Todavía no han dado con el perfil de persona que les gustaría ser entre la multitud que hay para elegir. Hoy son una lolita que se fotografía ante el espejo, mañana un gamberro en pandilla y pasado un perdonavidas en potencia.
Ligero de ropa. Estás tan, tan, tan orgulloso de tu cuerpo que aprovechas cualquier ocasión para dar al planeta la oportunidad de disfrutarlo. Las fotos en bikini o bañador no son exclusivas de jovenzuelos. Es más, muchos treintabastanteañeros o cuarentañeros —sobre todos hombres— no se resisten a enseñar su fornido pecho en Facebook. Se consideran atractivos y sin derecho a privar a sus incalculables fans de ese físico tan bien conservado. Sus amigos les envidiarán y el resto les deseará -al menos, eso creen ellos. "Posiblemente sea más utilizado por personas que busquen pareja. Pone, por tanto, el acento en las cortas distancias" analiza el psicólogo Juan José García.
Un personaje con el que te identificas. Aquí se junta el fenómeno ídolo con el de la sublimación de los deseos. Tú admiras a ese personaje pero además, te gustaría ser él y estás encantado de que quienes te vean, automáticamente mezclen ambas personalidades. "Puede ser un disfraz pero a la vez oculta la identidad, como ocurriría por ejemplo en el carnaval", explica Juan José García.
Trabajando. Vaya por delante que soy un profesional como la copa de un pino. Nadie le echa tantas horas, ni esfuerzo. Transmiten una dedicación absoluta y delatan su incapacidad para disfrutar del ocio. Cuesta imaginarles con sentido del humor ni disfrutando de los placeres de la vida. Además resultan sumamente interesados. Para Juan José García , refleja el mensaje de "yo soy mi trabajo. Quieren transmitir estatus, poder".
Sin foto. No existen. Te cortan el rollo nada más entrar. No te apetece perder ni un minuto en alguien que no ha sido capaz de dedicar ni un instante en subir su foto o la de su mascota.
Tú y tu mascota. "Habla de simbolismo, sobre todo en referencia al afecto. Una mascota es un animal de compañía. El perro, por ejemplo, es puro símbolo de afecto. Sugiere, por tanto, una personalidad de corte emocional y de proyección afectiva, quizá también búsqueda de pareja", apunta Juan José García. Habitualmente quienes posan con su animalito no suelen tener hijos.
En grupo o en familia. "Pone el acento en la agrupación afectiva y/o en la amistad. Es el símbolo del afecto «a media distancia». Indicaría extroversión, comunicación y proyección social. A la vez «difumina la identidad», ya que sólo será reconocido por personas que le diferencien y le sepan entresacar del grupo que muestra", explica el psicólogo.
Una ilustración. Publicitarios, diseñadores, adictos a los cómics, interneteros con alias... Esta tendencia reune en torno a si, a una variada fauna. Comparten un interés por el anonimato, son juguetones y adoran la libertad que otorga ser un pingüino, por ejemplo. Buscan diferenciarse y marcar territorio. Presumen de creativos.
Por Pilar Portero
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