...PARA ALCANZAR LA FELICIDAD PERSONAL.
Benjamin Franklin (Boston, 17 de enero de 1706 – Filadelfia, 17 de abril de 1790) fue un político, científico e inventor estadounidense, quien desde joven tomó resoluciones para tener una vida fructífera y productiva.
Franklin trazó un plan de trece virtudes que desarrolló cuando tenía 20 años y que continuó practicando de una forma u otra por el resto de su vida. En su autobiografía lista sus trece virtudes que compartimos a continuación, esperando puedan serle útiles a ustedes también:
- Templanza: No comas hasta el hastío, nunca bebas hasta la exaltación.
- Silencio: Sólo habla lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo, evita las conversaciones insignificantes.
- Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio, que todos tus asuntos tengan su momento.
- Determinación: Resuélvete a realizar lo que deberías hacer, realiza sin fallas lo que resolviste.
- Frugalidad: Sólo gasta en lo que traiga un bien para otros o para ti; Ej.: no desperdicies nada.
- Diligencia: No pierdas tiempo, ocúpate siempre en algo útil, corta todas las acciones innecesarias.
- Sinceridad: No uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en concordancia.
- Justicia: No lastimes a nadie con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
- Moderación: Evita los extremos; abstente de injurias por resentimiento tanto como creas que las merecen.
- Limpieza: No toleres la falta de limpieza en el cuerpo, vestido o habitación.
- Tranquilidad: No te molestes por nimiedades o por accidentes comunes o inevitables.
- Castidad: Frecuenta raramente el placer sexual, sólo hazlo por amor, salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia o de otra persona.
- Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.
Franklin no trataba de trabajar en todas ellas al mismo tiempo. En lugar de esto, él trabajaba en una y sólo una cada semana, “dejando todas las demás a su suerte ordinaria”. Aunque Franklin no vivió completamente según sus virtudes y, según él mismo admitía, incumplió sus preceptos muchas veces, él creía que el intentarlo nos hace una mejor persona y contribuye enormemente al éxito y felicidad, por lo cual en su autobiografía (La vida privada de Benjamin Franklin), dedicó más páginas a este plan que a cualquier otro punto. Allí escribió: “Yo espero, por lo tanto, que alguno de mis descendientes pueda seguir el ejemplo y cosechar el beneficio”.
Cualquiera que sean su resoluciones, deseamos que lo pueda lograr y recuerde que el éxito no se mide por la fortuna que acaparemos en este mundo sino por el legado que dejemos a la humanidad y nuestra contribución a hacer de este mundo ¡Un mejor lugar para vivir!
Fuente: El Noticoto Magazine
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