Mostrando entradas con la etiqueta inteligencia emocional. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta inteligencia emocional. Mostrar todas las entradas

lunes, agosto 27, 2018

DIA 239: 25. ¿QUÉ ES LA AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL?

La autorregulación emocional o regulación de las emociones: es la habilidad para responder a las demandas actuales de experiencia en el rango de las emociones de una forma que es socialmente tolerable y suficientemente flexible para permitir reacciones espontáneas así como también la habilidad para retrasar reacciones espontáneas cuando sea necesario. 
También puede ser definida como el proceso extrínseco e intrínseco, responsable de observar, evaluar, y modificar las reacciones emocionales.
Fuente: Wikipedia

Ejemplo de pacientes a los que se les dificulta autoregular sus emociones:
Ella: "lloro mucho y no quisiera llorar tanto"
Él: "me dejo llevar por los celos"
Ingeniero: "me pongo ansioso al exponer en público"
Ella: "tengo miedo a los gatos"

Para poder autoregular nuestras propias emociones, es necesario aprender (y/o entrenarnos en) habilidades de relajación para poder calmarnos, serenarnos, controlarnos.

La autorregulación emocional es un elemento central de la inteligencia emocional.

Si se te dificulta lograrlo por ti mismo(a), puedes recurrir a la ayuda de un psicólogo experimentado.

domingo, agosto 12, 2018

DIA 224: 10. ¿QUÉ ES EL AUTOCONTROL?

El autocontrol es la habilidad de dominar las propias emociones, pensamientos, comportamientos y deseos; es una habilidad para controlarse y manejar "mi cuerpo", no muchos la poseen, el autocontrol se consigue a medida de sí mismo.

"El autocontrol es una de las facetas humanas que potencian el rendimiento del ser humano; los alcohólicos se convierten en seres faltos de autonomía, regresivos, débiles, dependientes y de escaso autocontrol"

Los seres humanos necesitamos autocontrol para poder manejar nuestra impulsividad, nuestras reacciones, nuestros enojos, nuestras tristezas, nuestras preocupaciones, nuestros celos, nuestras obsesiones, nuestros vicios, nuestras interrelaciones sociales, etc.

El autocontrol es una habilidad o manifestación de inteligencia emocional indispensable para mejorar nuestras relaciones personales y profesionales.

El autocontrol, control emocional o autorregulación consiste en no dejarse llevar por los sentimientos del momento, es una habilidad de la inteligencia emocional, concepto estudiado por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman. 

El autocontrol nos permite  controlarnos y afrontar con serenidad los contratiempos, tener paciencia y comprensión en las relaciones personales.

Una persona sin autocontrol puede convertirse en un ser falto de autonomía, débil y dependiente.

La persona que aprende a autocontrolarse tiene la facilidad de vivir con satisfacción pues no se dejará llevar por disgustos y contratiempos. 

domingo, noviembre 06, 2016

INTELIGENCIA EMOCIONAL: CARACTERISTICAS BASICAS

No basta con tener inteligencia cognitiva.
Se requiere inteligencia psicológica.

lunes, agosto 31, 2015

LOS MUY INTELIGENTES TAMBIEN SUFREN

El lado oscuro de las personas muy inteligentes, casi siempre está habitado por la tristeza, por un vacío existencial que rara vez ofrece una auténtica felicidad a las personas que, por lógica, más éxito social deberían tener. Y sin embargo, no parece ser así. De hecho recordarás, sin duda, el caso de William James Sidis, el hombre más inteligente del mundo pero también el más triste. Un claro ejemplo de cómo, en ocasiones, una alta inteligencia no ofrece felicidad al corazón.

Descubramos cómo puede explicarse este curioso hecho.

Ser muy inteligente no significa saber tomar las mejores decisiones

Nos llama la atención. Habitualmente siempre pensamos que las personas con un CI muy alto son las que generalmente, mejores trabajos obtienen, los que más éxito deberían tener en la vida. Sin embargo, muchas veces nos encontramos en las aulas a niños con grandes capacidades intelectuales que no son reconocidos e incluso que son considerados como alumnos con “problemas”.

Parece que el éxito social casi siempre se asocia a personalidades extrovertidas, pasionales, abiertas, con gran capacidad de diálogo, de atracción y superación personal. Sin embargo, según un estudio que se hizo ya en los años 50 y que nos ofreció unos datos que a día de hoy parecen seguir cumpliéndose, las personas que sobrepasan un CI de 170 se declaran infelices e insatisfechas. Según ellos mismos afirman, a lo largo de su vida no tomaron las mejores decisiones o bien confiaron en personas que finalmente no los apoyaron, o nunca se sintieron verdaderamente satisfechos por cómo era su vida.

Mayor inteligencia, mayor sensibilidad

Podemos observarlo en los niños. Aquellos alumnos con un CI elevado están pendientes de aspectos que van más allá de los que deberían tener los niños de su edad. Son muy sensibles a los problemas existenciales, parecen constantemente preocupados por temas que el resto ni tan solo perciben. Ello deriva, en ocasiones, en un rechazo social o en una sensación de “estar solos en el mundo”.

Muchos expertos nos indican que los niveles de estrés y ansiedad en los que suelen vivir los niños con altas capacidades o superdotados, son comparables con los de un adulto con muchas responsabilidades.

A mayor inteligencia, mayores “puntos ciegos mentales”

Este aspecto resulta muy curioso. Keith Stanovich, es un profesor de la Universidad de Toronto, un hombre que ha pasado más de una década estudiando a las personas con altas capacidades intelectuales. Según él mismo nos explica, es muy frecuente encontrarnos con las siguientes dimensiones:

La capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual. Es frecuente ver a personas muy inteligentes preocupadas por cosas aparentemente irracionales que, lejos de aportarles un beneficio, profesional, personal, material o emocional, les perjudica.

Además, presentan lo que él llama “puntos ciegos mentales”. Es decir, a pesar de ser muy sensibles a temas existenciales, no son capaces de practicar una adecuada introspección, de valorar sus errores para enfocar las cosas de un modo más adecuado. Pueden hacer daño a los demás sin darse cuenta, es muy difícil ofrecerles ayuda cuando lo necesitan porque se ven a sí mismos “autosuficientes”. Es decir, se combina una compleja sensación donde el sentirse incomprendidos se suma, además, al no “saber aceptar ayuda”. Dimensiones que, Keith Stanovich, define como puntos ciegos mentales.

¿Qué es mejor? ¿Una alta inteligencia o una adecuada sabiduría?

Obviamente, no podemos decir que todas las personas con un CI muy elevado son infelices. No obstante, un gran porcentaje de ellos presentan problemas de depresión, ansiedad o una infelicidad que no saben muy bien cómo definir, como superar.

Igor Grossman, profesor de la Universidad de Waterloo en Canadá, nos dice que antes de focalizarnos en el valor de la inteligencia, las personas, deberíamos aprender en desarrollar un adecuado concepto de sabiduría, es decir, esa sencilla facultad para saber tomar las mejores decisiones, para saber cuidar mejor de nosotros mismos y de los demás, mediante una adecuada “Inteligencia Emocional”.

Fuente: supercurioso.com

jueves, junio 11, 2015

10 SEÑALES DE QUE ESTAS MADURANDO

¿Cuáles son las señales que indican que estás creciendo emocionalmente?

1. Dejas ir las cosas que te dañan

Aprender a dejar ir, centrarse en las cosas que realmente valen la pena y obviar aquellas que nos dañan o molestan, es una habilidad clave para tener éxito y, sobre todo, para alcanzar el equilibrio emocional. Sin embargo, también es una habilidad muy difícil de desarrollar. Por eso, el simple hecho de aprender a reconocer a las personas tóxicas y saber cómo lidiar con sus comportamientos, sin que generen culpa o ira, ya es un gran paso.

2. Aprendes de los errores

Nadie es perfecto, nadie puede afirmar que nunca se ha equivocado. Por eso, despojarse del perfeccionismo y aceptar que los errores forman parte del camino y que incluso son valiosos, es un signo inequívoco de que has madurado. Cuando comprendemos las equivocaciones como oportunidades para crecer, cambia por completo nuestra perspectiva y podemos emprender proyectos más ambiciosos sin temor a quedarnos a mitad del camino.

3. Dejas de quejarte

Las quejas suelen ser un agujero negro por el cual se escapa la energía porque no conducen a soluciones sino que tan solo generan un malestar aún mayor que nos hace ver el mundo bajo un prisma gris. Sin embargo, las personas más equilibradas y exitosas no tienen la costumbre de llorar sobre la leche derramada, se ponen inmediatamente manos a la obra e intentan darle la vuelta al problema. Si estás actuando más y quejándote menos, es porque estás creciendo emocionalmente.

4. Celebras el éxito de los demás

Aplaudir el éxito de las personas es una señal de madurez, indica que no les envidias y que comprendes que su éxito no significa que hayas fracasado. Ser capaces de reconocer el trabajo y el esfuerzo de los otros, en vez de lanzar críticas denigrantes, no solo contribuye a crear un buen clima sino que implica un cambio de actitud que te beneficiará.

5. Tus relaciones personales son menos conflictivas

El mundo no es conflictivo, solo hay egos demasiado grandes que chocan entre sí y dan lugar a conflictos que se podían haber evitado. Parte de la madurez significa dejar de ver las relaciones interpersonales como un campo de batalla en el que hay ganadores y vencidos. Cuando tus relaciones son más fluidas, logras trabajar mejor y te sientes más a gusto, es porque has madurado y has aprendido que es mejor tener paz que tener razón.

6. No temes pedir ayuda

Pedir ayuda no significa ser débil. De hecho, es una señal de fortaleza y confianza en sí mismo. Ninguna persona ha podido crecer y tener éxito aislada, necesita a los demás. Pedir ayuda significa que has reconocido que no puedes lograr algunas cosas por ti solo y que eres lo suficientemente humilde como para reconocerlo y apoyarte en los demás.

7. Has elevado tus estándares

A medida que maduramos, somos más conscientes de lo que queremos y de lo que no estamos dispuestos a permitir. Una persona madura es segura de sí y establece ciertos límites que los demás no deben traspasar. Por supuesto, no se trata de límites caprichosos sino de reglas que te permiten proteger tus derechos como persona y mantener tu equilibrio psicológico.

8. Has aprendido a abrirte emocionalmente

El amor es arriesgado. Amar significa entregarse y, por consiguiente, exponerse a que alguien nos dañe. Por eso, muchas personas temen comprometerse y se cierran cuando alguien se acerca. Sin embargo, cuando maduramos emocionalmente nos damos cuenta de que la mejor apuesta es abrir nuestro corazón. Es cierto que podemos ser rechazados o salir dañados pero habremos vivido, atesorado experiencias y conectado emocionalmente con alguien.

9. No te importa lo que piensen los demás

Es obvio que la opinión de las personas que están a tu alrededor es importante pero, en cierto punto de la vida, estas deben convertirse solo en sugerencias, no en lineamientos que determinen tu vida. La madurez llega cuando eres capaz de convivir con los demás sin dejarte influenciar demasiado por las expectativas que tienen sobre ti, cuando logras encontrar tu lugar en el mundo, un lugar con el que te sientes a gusto y puedes realizarte.

10. Aceptas tus limitaciones y trabajas para mejorar

La madurez emocional no implica desarrollar un positivismo ilusorio. La persona madura es consciente de sus limitaciones, sabe que hay muchas cosas que no puede cambiar o que están fuera de su alcance. Sin embargo, eso no la deprime. Al contrario, le permite focalizarse en las situaciones sobre las cuales puede realmente incidir. De esta forma, es capaz de economizar sus fuerzas y usarlas allí donde realmente puede obtener frutos.