domingo, octubre 22, 2017

LAS HERIDAS EN LA FAMILIA

Las heridas en el círculo familiar son las que tardan más tiempo en curarse

No podemos permitir que un pasado familiar disfuncional y traumático afecte a nuestro presente y nuestro futuro. Debemos ser capaces de superarlo y sanarnos para ser felices

Las heridas generadas en el círculo familiar ocasionan traumas, carencias profundas y vacíos que no siempre logramos reparar.

El impacto por el padre ausente, por la madre tóxica, el lenguaje agresivo, los gritos o esa crianza falta de seguridad y afecto traen algo más que la clásica falta de autoestima o esos miedos que tanto nos cuesta superar.

Muchas veces, la dificultad para resolver muchos de esos impactos íntimos y privados se halla en un cerebro tempranamente herido.

No podemos olvidar que el estrés experimentado a lo largo del tiempo y a edades tempranas provoca que la arquitectura de nuestro cerebro cambie, que estructuras asociadas a las emociones se vean alteradas.

Todo ello trae como consecuencia una mayor vulnerabilidad, una indefensión más profunda que conlleva un riesgo mayor a la hora de sufrir determinados trastornos emocionales.

La familia es nuestro primer contacto con el mundo social, y si ese contexto no nutre nuestras necesidades esenciales, el impacto puede ser constante a lo largo de nuestro ciclo vital.

Veamos a continuación con detalle por qué es tan difícil superar todas esas heridas sufridas en la época más temprana de nuestra vida.

La cultura nos dice que la familia es un pilar incondicional (aunque, a veces, se equivoca)

El último escenario donde uno piensa que va a ser herido, traicionado, decepcionado o incluso abandonado es, sin duda, en el seno de nuestra familia.

Sin embargo, ocurre con más frecuencia de la que pensamos.

Esas figuras de referencia que tienen como obligación darnos lo mejor, ofrecernos confianza, aliento, positividad, amor y seguridad, a veces nos fallan voluntaria o involuntariamente.

Para un niño, un adolescente o incluso para un adulto, experimentar esa traición o esa decepción en el seno familiar supone desarrollar un trauma para el cual nunca se está preparado.

La traición o la carencia generada en el seno de una familia es más dolorosa que la simple traición de un amigo o un compañero de trabajo. Es un atentado contra nuestra propia identidad y nuestras raíces.

La herida en una familia se hereda entre generaciones

Una familia es algo más que una árbol genealógico, que un mismo código genético, que unos mismos apellidos.

Las familias comparten historias y legados emocionales. Muchas veces, esos pasados traumáticos se heredan de generación en generación de muy diversas formas.

Desde la epigenética nos recuerdan, por ejemplo, que todo lo que acontece en nuestro ambiente más cercano deja su impacto en nuestros genes.

De ahí, que factores como el miedo, el estrés intenso o los traumas se hereden muchas veces de padres a hijos.

Ello hace que, en ocasiones, seamos más o menos tendentes a sufrir depresiones o que reaccionemos con mejores o peores herramientas ante situaciones adversas.

Aunque establezcamos distancia de nuestro círculo familiar, las heridas siguen presentes

En un momento dado, lo hacemos; decimos basta y nos atrevemos a cortar con ese vínculo dañino para establecer una necesaria distancia de esa familia disfuncional y traumática.

Ahora bien, el simple hecho de decidirnos a decir adiós a quien nos hizo daño no trae por sí mismo la sanación a la herida. Es un principio, pero no la solución definitiva.

No es nada fácil dejar atrás una historia y unas dinámicas, unos recuerdos y unos vacíos.

Muchas de esas dimensiones quedan ancladas a nuestra personalidad e incluso en el modo de relacionarnos con los demás.

Las personas con un pasado traumático suelen ser más desconfiadas, les cuesta mucho asentar relaciones sólidas.

Quien ha sido herido necesita, además, sentirse reafirmado; ansía que los demás llenen esas carencias, de ahí que muchas veces se sientan frustrados porque pocas personas llegan a ofrecerles todo lo que necesitan.

Lo recomendable en estos casos es sanarnos primero como persona antes de buscar en los demás lo que necesitamos.

Podemos llegar a cuestionarnos a nosotros mismos

Esto es quizá lo más complejo y lo más triste.

La persona que ha pasado gran parte de su ciclo vital más temprano en un hogar disfuncional o en el seno de una familia con estilo de crianza negativo, puede llegar a verse a sí mismo como alguien que no merece ser amado.

La educación recibida y el estilo de paternidad o de maternidad en el que hemos sido criados erige las raíces de nuestra personalidad y nuestra autoestima.

El impacto negativo de estas huellas es muy intenso; de ahí que muchas veces uno mismo tenga dudas sobre la propia eficacia, su valía como persona o incluso si es digno o no de cumplir sus sueños.

Nuestro círculo familiar puede darnos alas o puede arrancárnoslas. Es algo triste y devastador.

Sin embargo, hay algo que nunca podemos olvidar: nadie puede elegir quiénes van a ser sus padres, quienes sus familiares, pero siempre llegará un momento en que tengamos ya la capacidad y la obligación de elegir cómo va a ser nuestra vida.

Elegir ser fuertes, ser felices, libres y maduros emocionalmente es algo esencial, de ahí la necesidad de superar y sanar nuestro pasado.
Fuente: mejorconsalud

viernes, octubre 20, 2017

9 FRASES PARA FRENAR A LAS PERSONAS GROSERAS

Algunas personas tienen una relación de amor/odio con su familia, jefe , amigos e incluso su pareja. Pues aquellas personas pueden ser en un momento totalmente cariñosas y en otro momento muy ofensivas. Entonces nos preguntamos ¿Cómo llegan a tener novio/a? ¿Cómo llegan a conseguir trabajo con ese carácter?. Este tipo de personas no suelen pensar lo que van a decir llegando a ofender muchas personas.

No hay duda, cuando una persona es grosera contigo es normal que te sientas molesto y reacciones a la defensiva, pero debes tener cuidado porque caer en sus provocaciones te puede llevar a meterte en serios problemas.

Pero si resistes los sentimientos de rabia y enojo, puedes responder a comentarios inapropiados y acusaciones groseras sin perder el autocontrol y con frases que dejarán “desarmada” a la otra persona. A continuación te mencionamos las frases más efectivas para conseguirlo.

1. MUCHAS GRACIAS

Esta poderosa palabra le demostrará a la persona grosera que no estás enfadado y la desarmará por completo, debido a que ese tipo de personas siempre quieren provocar para que sus víctimas se enfurezcan. Recuerda que si te mantienes cortés ante la persona grosera le dejarás claro que no te afecta lo que te dice.
Un simple “gracias” dice mucho. No sólo muestras a la otra persona que sus palabras no te afectaron sino refleja madurez de tu parte. Este pensamiento mantendrá tus pensamientos y acciones positivas, además demuestras que las palabras groseras simplemente no tienen poder sobre ti.
GRACIAS también porque gracias a esas personas aprendemos a defendernos, nos agudiza la rapidez mental para tener una respuesta ingeniosa y, al final, nos hace más fuertes y sabios.

2. RESPETO TU OPINIÓN

Esto no pondrá fin a la conversación, pero te permitirá demostrarle que estás dispuesto a conversar si te trata con respeto. Es una actitud inteligente. Mostrarás a la persona grosera que sólo deseas comunicarte de manera adulta, sin rebajarte a su nivel. Las personas groseras siempre querrán hacerte sentir inferior en una conversación, pero demuéstrales que puedes llevar una conversación con dignidad y respeto.

3. LO MEJOR ES DETENER ESTA CONVERSACIÓN AHORA 

Si te encuentras demasiado enfadado para responder a alguien de una manera civilizada, sólo tienes que poner fin a la conversación. No creo que quieras causar daño permanente a una relación por perder la calma, pero tampoco te quieres faltar el respeto a ti mismo.
Lamentablemente, las personas groseras no se preocupan por las personas que perjudican, debido a que disfrutan de herir los sentimientos de los demás, por lo que con esta frase les harás saber que no te gusta lo que dice y no te interesa escuchar más.

4. ¿POR QUÉ ME DICES ESO? ¿QUÉ ESPERAS GANAR?

Estas dos preguntas son ideales para cuando alguien quiere ponerte en una situación incómoda o quiere provocarte.

5. TE GUSTA SER GROSERO o GROSERA, ¿NO? 

Por lo general, cuando una persona suele ser grosera casi todo el tiempo no es capaz de darse cuenta que es desagradable para la gran mayoría de las personas. 

6. SIEMPRE TIENES ALGO NEGATIVO QUE DECIR, ¿VERDAD?

Esto llamará la atención de estas personas, haciéndoles pensar dos veces antes de elegir los temas de conversación. No sólo va a llamar su atención en sus propias palabras, sino también los obligan a reconsiderar lo que dirán en el futuro.

7. ME ESTÁS FALTANDO EL RESPETO 

Probablemente si le haces saber a la persona grosera que sus palabras te ofenden la hagas recapacitar sobre su comportamiento, pero si persiste te ayudará a asegurarte de que no es buena compañía, por lo que no debe preocuparte si comprende o no lo que le dijiste.

8. ME AMO, Y YO TAMBIÉN TE QUIERO

Esto sólo puede aplicarse en ciertas situaciones con los amigos, la familia y tu pareja, pues esto no se lo dirías a tu jefe, ¿verdad? La bondad siempre prevalece sobre la negatividad; la oscuridad no puede prosperar en donde está presente la luz. Cuando expresas a la otra persona lo mucho que amas la vida, sus comentarios se vuelven irrelevantes y pierden potencia rápidamente. Tus palabras tienen la capacidad de aumentar toda la energía de una habitación y promover la conversación más positiva.

9. RISA O SONRISA

Esta reacción busca atrapar a la persona grosera con la guardia baja y hacer que esta se sienta incómoda. Una risa hará que el momento que parece grave se aligere un poco y enviarás un mensaje de que los comentarios groseros de otras personas no afectan tu estado de ánimo o la visión de la vida.
¡EL MEJOR DESQUITE ES QUE TE VEAN FELIZ! (demostrando que no podrán arruinar tu felicidad, por más que lo intenten).

En pocas palabras: Solo tú eliges cómo reaccionar ante cualquier situación dada, ¡así que elige siempre la felicidad!

Fuente: ​Power of Positivity

CONVIERTE TU PASION EN TU NEGOCIO

¿SE PUEDE OLVIDAR CON HIPNOSIS?

Pregunta: "En el pasado me han ocurrido cosas negativas que quiero olvidar de mi mente y por ello quiero saber si la hipnoterapia me servirá para ello".
Respuestas:
Los recuerdos son algo que no se pueden borrar de la mente (a excepción de la amnesia). Todos debemos aprender a convivir con ellos y a aceptarlos como parte de nuestra vida y nuestro pasado. Nos sirven para aprender de ellos y no volver a repetir los mismos errores. Si estás teniendo problemas con recuerdos del pasado lo más aconsejable es que recurras a un psicólogo. La hipnosis o hipnoterapia te ayudará a poder convivir con ellos sin que te impidan vivir de una manera positiva, saludable y que puedas tener paz y satisfacción en tu vida.
Hasta donde se sabe, no hay manera de eliminar los recuerdos más allá de la amnesia y, aunque la hubiera, no sería la forma más adaptativa de solucionar los problemas del pasado. Los errores y las malas experiencias del pasado, por duro que sea, están para hacernos crecer, dándonos las herramientas necesarias para enfrentarnos al presente. La hipnosis y las regresiones son recursos psicológicos que nos ayudan a gestionar esas situaciones, y para ello se requiere motivación y dedicación por parte del paciente. Si te animas a dar el paso, te aconsejo acudir a psicoterapia y/o hipnoterapia online contactándonos en www.HipnosisLimaPeru.com.
Para poder olvidar hay que transformar, porque el recuerdo no es acumulación sino construcción. Lo que quiere decir que si no hay una transformación en la manera cómo afrontas y percibes el mundo y la realidad en este momento, no hay transformación de los recuerdos posible. La hipnosis no transforma al sujeto en contra de su voluntad, es decir, si la persona no puede o no desea hacer algo, aunque conscientemente diga desearlo, no hay manera de inducirlo por más que se le hipnotice a hacerlo.
Es normal que desees borrar esos sucesos porque se puede pensar que así se haría una limpieza del pasado y se podría seguir mejor hacia un futuro. Pero como profesional de la Psicología te comento que no es la mejor opción aunque lo parezca. Porque todo lo que nos sucede es por algo y se puede aprender de ello, para cambiar y mejorar y aprender cómo somos y nuestra fortaleza interior que nos hace seguir para adelante. Te aconsejo recurrir a terapia psicológica con hipnosis para hacer una limpieza más sana asumiendo lo que has vivido y aprendiendo de ello para poder salir fortalecido/a.
Cuanto más te esfuerces en olvidar cosas, menos lo conseguirás. Los recuerdos dolorosos no se olvidan; se trabajan para encontrarles un sentido y un lugar en tu experiencia vital donde ya no duelan. Desafortunadamente, a lo largo de nuestras vidas a veces nos ocurren acontecimientos emocionalmente muy duros; la única solución es aceptarlos, comprender ese dolor, encontrarle alguna utilidad y "archivarlos". Aprende estas herramientas psicológicas aquí, en los enlaces abajo señalados.
La hipnosis no se utiliza para olvidar el pasado, el pasado no se puede olvidar.
No somos robots ni máquinas a las que se les puede borrar o eliminar datos como por arte de magia, por más que deseemos borrarlos. Así aprendemos.
De lo contrario, nos quedamos con un pensamiento infantil, mágico, inmediatista.
Pero la hipnosis, regresiones y otras técnicas psicológicas pueden conseguir que el pasado deje de perturbarte y causarte malestar o al menos aliviarlo bastante, que no sea lo primero que se te venga a la mente y que sientas que puedes controlarlo y que ese recuerdo ya no te domina.
Como consejo de emergencia, cuanto más intentes olvidar el pasado más lo recordarás y se convertirá en un problema mayor.
Deja que vengan los recuerdos, aprende cómo controlarlos (puede ser mediante hipnoterapia y/o psicoterapia) y mantente ocupado en cosas que te gusten y en lo que tienes que hacer en tu día a día.
Con el tiempo, vas a ir dejando de lado ese pensamiento obsesivo hasta el punto que, de repente un día, sin darte cuenta ya no estés pensando en esa persona, y quizás hasta te llegues a preguntar "'¿cómo se llamaba esa persona?", en algún momento de tu vida. Por eso se dice que el tiempo lo cura todo. Todos hemos pasado por eso. Así funcionamos los seres humanos.
LA CLAVE NO ES OLVIDAR SINO SANAR ESA HERIDA.
Si deseas mayor información, puedes hacer clic en el enlace que figura aquí abajo. Gracias.
mundopsicologos

martes, octubre 17, 2017

INSTRUCCIONES PARA VIVIR EN LA TIERRA

¿POR QUE CUESTA TENER AMIGOS? 7 RAZONES

Tener amigos en la edad adulta puede ser complicado para muchas personas. Entender las nuevas “normas del juego” en relación a las amistades entabladas en la infancia y la adolescencia es un primer paso. Comprender qué cuestiones pueden hacer difícil entablar nuevas amistades es el siguiente.

Se necesita trabajo para mantener la amistades a lo largo del tiempo. Conocer gente puede ser ya una cuestión complicada para algunas personas a medida que se hacen mayores. Pero una cosa son los conocidos o las “amistades” y otra muy diferente es tener amigos.

Hacer amigos en la edad adulta es mucho más difícil que en la adolescencia. Es más, muchas de esas relaciones que teníamos como relaciones de amistad se destapan y descubrimos que no había verdadera amistad. Así muchas personas llegan a la edad adulta y se dan cuenta que no tienen apenas amigos, aunque muchos anhelan tener este tipo de relaciones.

Motivos que dificultan la amistad

Las personas que sienten que no tiene muchos amigos deben tener en cuenta las posibles razones por las que ocurre esto. Para empezar hay que tener en cuenta que las reglas del juego cambian con los años. Las personas evolucionan, crean su vida en torno a su trabajo y su familia y pasan por diferentes experiencias. Todo esto influye en sus relaciones con los demás.

Además, cuando somos niños y adolescentes, seguimos unas pautas de conducta dictadas por el entorno, haciendo lo que creemos que debemos hacer. Pero, con el paso del tiempo, vamos entendiendo las cosas de otra manera y muchas situaciones que antes aceptábamos como válidas dejan de serlo. 

En este sentido, hay cierto tipo de cuestiones y actitudes que dificultan mucho hacer amigos y mantener relaciones de amistad que se refieren; sobre todo, al carácter y forma de ser de cada uno. Hazte las siguientes preguntas para descubrir los motivos que pueden estar haciendo difícil que tengas amigos.

1) ¿Te quejas mucho? 

¿Eres una de esas personas que está quejándose constantemente de su trabajo, la falta de dinero o la de lo injusta y ruin que es la vida? A la gente no le gusta malgastar su tiempo con gente negativa y pesimista. Trata de desarrollar una actitud más positiva y buscar temas más interesantes para discutir en lugar de hablar siempre de tus problemas y lo mal que está el mundo.

2) ¿Eres egoísta?

La amistad conlleva dar y recibir. A veces toca dar más de lo que se recibe. Esto incluye escuchar, ceder y compartir, tanto en lo material como en lo espiritual. Pero si solo estás dispuesto a recibir la balanza se desequilibra. Ten en cuenta que ser egoísta es una actitud y que nadie querrá ser tu amigo si actúas solo pensando en ti.

3) ¿Te preocupas por la gente?

Si no te importa lo que ocurre en la vida de las personas que te rodean es muy difícil que consigas construir y mantener cualquier amistad. Si quieres hacer amigos debes empezar por mostrar interés genuino en ellos.

4) ¿Dramatizas? ¿Causas problemas?

Si eres una persona problemática y que dramatiza en exceso los problemas te encontrarás que la gente no muestra interés en lo que te pasa, es más, que procura desaparecer. Si te gusta hacer las cosas para irritar a otros, no sabes guardar secretos, criticas o buscar culpar a los demás es muy difícil que la gente sienta interés en entablar cualquier tipo de relación contigo.

5) ¿Llevas la cuenta del daño que te hacen los demás?

La amistad es un tipo de relación que implica perdonar. Pero si eres de ese tipo de gente que lleva la cuenta de las injurias y perjuicios de los demás estás dando a entender que te sientes el centro del universo y que consideras que todo debe girar en torno a ti. Así no se puede mantener ni iniciar ningún tipo de relación, y mucho menos una relación de amistad.

6) ¿Chismorreas?

Chismorrear de los demás da muy mala imagen de las personas. Puede resultar divertido en un principio, pero cuando oyes a alguien hablar mal de otras personas, contar cosas personales o reírse de sus defectos y problemas no puedes evitar pensar: ¿hablará así de mal de mí también?

7) ¿Eres un mandón? ¿Escuchas a los demás? ¿Respetas los límites?

Ser un mandón tampoco te ayudará a tener amigos. Una cosa es tener iniciativa y querer ayudar y otra muy diferente organizar la situación o hablar ex cátedra, diciendo a todo el mundo lo que tiene que hacer.

Para hacer amigos, escuchar y no pasarte de la raya siempre son buenas ideas. Ir de listo, saltarte los límites del respeto y actuar como si todo el mundo tuviera que hacer lo que tú dices no es lo más recomendable si quieres entablar relaciones saludables.

Autora: Eva Maria Rodríguez

domingo, octubre 15, 2017

25 FRASES PARA CALMAR HIJOS FURIOSOS

Ya sea que tu hijo o hija sea tranquilo, que su mecha se tarde en encenderse o que explote ante la primera provocación, nunca está de más conocer sobre control de la ira. Finalmente somos nosotros como padres quienes debemos controlarnos en su totalidad sin dejarnos llevar por nuestro enojo. Por ello, aquí les dejamos 25 frases que podemos utilizar en estas situaciones en que debemos mantener la cabeza fría con nuestros pequeños, y hasta con nuestros adolescentes.
1. En vez de: “¡Deja de aventar/tirar las cosas!”
Intenta: “Veo que estás aventando tus juguetes, ¿no quieres jugar con ellos? ¿Eso es lo que está pasando?”

Esta técnica de hablante/escucha está diseñada para ayudarnos a comunicar nuestros sentimientos de una manera no confrontacional. No solamente permite que las vías de comunicación se abran, sino que también te permite plantear la situación desde tu perspectiva, lo que le permite al niño replantear la misma situación desde su perspectiva.

2. En vez de: “¡Los niños grandes no hacen X!”
Intenta: “Los niños grandes, incluso los adultos tenemos sentimientos y está bien, algunos de éstos son pasajeros”.

Seamos honestos, entre más grandes tus niños sean, más grandes serán sus problemas y más grandes serán sus emociones. Decirles que los niños grandes no sienten enojo, frustración, ansiedad, lo que sea, es simplemente mentirles. Esta frase, en cambio, también los motiva a manejar y procesar sus emociones de una forma sana.

3. En vez de: “¡No te atrevas a pegar!
Intenta: “Está bien enojare, pero no puedo dejar que pegues. Debemos mantenernos seguros a todos”.

Ésta establece perfectamente que la emoción está bien, pero la acción no. Separar estos dos elementos hará que tu niño aprenda, efectivamente, a hacer esta separación.

4. En vez de: “¡Estás siendo bien difícil!”
Intenta: “Ésta es complicada ¿no? Pero vamos a entenderla y superarla juntos”.

Cuando los niños están que no lo calienta ni el sol, debemos entender por qué. Esta frase refuerza la idea de que están en el mismo equipo, trabajando para el mismo objetivo.

5. En vez de: “¡Ya, suficiente! ¡Estás fuera!”
Intenta: “Vamos a calmarnos los dos y encontrar nuestro punto juntos”.

Esto cambia la idea de “afuera” a “adentro”, permite así la reconexión en vez del aislamiento.
6. En vez de: “¡A lavarse los dientes ya!”
Intenta: “¿Te gustaría lavarle los dientes a Elmo primero y luego a los tuyos?”

Los pequeños a veces se frustran cuando no tienen control de su ambiente, bueno, todos. Pero con esta frase, le ofreces una opción, una forma de control en donde ellos tienen el poder de elegir.

7. En vez de: “¡Cómete tu comida o te vas a quedar sin hambre!”
Intenta: “¿Cómo podemos hacer que la comida sea más rica?”

Esto le da al pequeño una responsabilidad de encontrar una solución.

8. En vez de: “¡Este cuarto está asqueroso! No puedes salir hasta que esté limpio”.
Intenta: “¿Qué te parece si empezamos a limpiar esta esquina desordenada? Yo te ayudo”.

En vez de centrar toda tu atención a terminar una tarea que se ve imposible, intenta plantear la meta más sencilla. Sobre todo si es una tarea que a nadie le gusta hacer, lo importante es iniciarla.

9. En vez de: “¡Ya estuvo! ¡Nos vamos!
Intenta: “¿Qué te falta para que estés listo para irnos?”

Permite a los niños que piensen en los procesos de transición de sus vidas. Esto va a ayudar frente a una pelea de poder y les va a dar una oportunidad para pensar en que están haciendo el paso a una nueva actividad. También es una rutina excelente para cuando hacen juegos de rol y no están yendo realmente a ningún lado.

10. En vez de: “¡No te estés haciendo berrinche!”
Intenta: ¿Qué te parece si me lo vuelves a decir en tu voz normal?”

Algunos niños hacen berrinche sin siquiera darse cuenta. Al pedirles que lo digan en un tono normal, les enseñas a que la forma en que dices las cosas es muy importante.
11. En vez de: “¡Ya no te estés quejando!”
Intenta: “Ya te escuché. ¿Se te ocurre alguna solución?”

De nuevo, esto le da la responsabilidad al niño. La próxima vez que se esté quejando de la escuela/hermanos/comida/, mejor realicen una lluvia de ideas para llegar a una solución. Con esto debes recordarle que no hay respuesta incorrecta y que entre más boba sea, mejor.

12. En vez de: ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?”
Intenta: “Creo que no me escuchaste la primera vez. ¿Qué te parece si te lo digo y me lo repites?”

Hacer que tu niño repita el mensaje, hacer más fuerte el mensaje. Variar en el volumen y tono le da un elemento divertido.

13. En vez de: “Ya no te frustres”.
Intenta: “¿Está demasiado complicado? ¿Qué te parece si nos damos un descanso y regresamos en 52 minuto?”

Suena muy aleatorio, pero se ha estudiado que la mayor productividad se realiza en un ritmo de trabajo de 52 minutos y un descanso de 17. Al descansar de tareas estresantes, permite regresar a ellas con mejores ánimos y otra perspectiva, más concentrados que antes. Y es lo mismo para la tarea, para el piano, para cualquier deporte.

14. En vez de: “¡A tu cuarto!”
Intenta: “Bueno, me voy a quedar aquí hasta que estés listo para darme un abrazo”.

Aislar a los niños solamente les da el mensaje de que hay algo mal con ellos. Al darles su espacio hasta que esté listo para reintegrarse, le estás asegurando que siempre estarás para él.

15. En vez de: “¡Me estás avergonzando!”
Intenta: “Vamos a algún lugar privado donde podamos arreglar eso”.

Esto no se trata sobre ti, es sobre él y sus sentimientos. Al quitar a los dos de la situación, le estás recordando ese trabajo en equipo, esto sin prestarle demasiada atención a su conducta.
16. En vez de: (Exhalar y girar tus ojos)
Intenta: (Míralo a los ojos, recuerda las mayores fortalezas de tu niño y dale una sonrisa)

Practica mantener la perspectiva pensando en las virtudes de tu niño.

17. En vez de: “¡Estás insoportable!”
Intenta: “Creo que estás pasando un mal momento, vamos a trabajar juntos en esto”.

Siempre, siempre, separa la conducta del niño, tu niño no es su conducta, más bien, trabaja la emoción y motiva a que encuentren una solución juntos.

18. En vez de: “¡Deja de gritar!”
Intenta: “Voy a imaginar que le voy a soplar a tus velitas de cumpleaños. ¿Me quieres ayudar?”

La respiración profunda ayuda a calmar completamente el cuerpo y hacerlo a través de un juego lo hace más sencillo. Para los niños mayores, tal vez sea más efectivo que quieran respirar como Darth Vader.

19. En vez de: “¡Ya no puedo contigo en este momento!”
Intenta: “Me estoy frustrando, pero voy a estar aquí calmándome”.

Enséñales cómo identificar y controlar sus emociones al darles un modelo en tiempo real.

20. En vez de: “¡Ya! ¡Es mi última palabra!”
Intenta: “Te amo y necesito que entiendas que no está bien que ______. ¿Hay algo que yo deba entender?”

Dale a los niños una forma visual de expresarse cómo se sienten, te puede sorprender lo que pueden decir y la clase de soluciones al problema que pueden encontrar.
21. En vez de: “¡Yo NO voy a cambiar!”
Intenta: “Lamento que no te parezca como _____. ¿Hay algo que podamos hacer para la próxima?”

Cambiar la atención del problema a la solución, elimina el conflicto de poder asociado al mismo problema.

22. En vez de: “¡Deja de decir que no!”
Intenta: “Escucho que estás diciendo mucho que no. Entiendo que algo no te gusta, pero vamos a trabajar en ver qué podemos hacer distinto”.

Al reconocer las negativas de tu niño, estás disminuyendo el problema. En vez de hacer una discusión de sí y no, hay que hacer una para encontrar la solución.

23. En vez de: “¡Ya no te enojes!”
Intenta: Entiendo que te puedes enojar. Vamos a intentar nuestro grito de guerra”.

Cuando gritamos al estar lastimados físicamente, podemos interrumpir los mensajes de dolor mandados por nuestro cerebro. Y aunque no esté lastimado físicamente, un grito de guerra puede funcionar para liberar toda la energía de furia de una forma lúdica.

24. En vez de: “¡No exageres!”
Intenta: “Estás teniendo una emoción muy fuerte, que ocasiona una reacción muy fuerte. Pero si la emoción fuera un monstruo, ¿cómo sería?”

Cuando los niños están cansados, hambrientos o hiperactivos, vamos a exagerar. Darle una cara a la emoción hace más externo el problema y le permite al niño responder a su monólogo interno. Esto ayuda subsecuentemente a controlar la emoción cada vez más.

25. En vez de: “¡Suficiente!”
Intenta: “Estoy aquí para ti. Te amo. Estás a salvo. (Entonces siéntate en calma con tu niño y permite que la emoción pase)”

Cuando los niños están en ese punto de furia o pánico, sus cuerpos están experimentando una respuesta al estrés. Hacerlos sentir seguros, los apoya hasta que estas emociones pasen. Esta es una habilidad vital de resiliencia.

Fuente: Perfecto guru

sábado, octubre 14, 2017

METAFORAS TERAPEUTICAS PARA ENTENDERLO TODO MEJOR

Las metáforas son un recurso muy extendido en terapia. Según Lankton, una metáfora es una forma lingüística que hace una comparación implícita entre dos entidades diferentes. Se ha comprobado que en el contexto terapéutico, las metáforas son un elemento esencial para que los cambios en el paciente se produzcan antes y a un nivel más profundo.

Las metáforas terapéuticas han de albergar una serie de características para que sean eficaces. En primer lugar, la metáfora ha de ser entendida por el paciente, por lo que su relato debe estar adaptado a su nivel de comprensión. Por otro lado, se busca que la persona se vea reflejada en ella, de manera que entienda lo que le está ocurriendo y esta comprensión le motive a realizar el cambio terapéutico necesario.

La metáfora también debe tener una estructura de acción, de forma que en la narración se reflejen los pasos necesarios que el paciente tiene que emprender si quiere conseguir el cambio. Además, debe ofrecer una solución o salida al problema, de forma que el paciente vea con claridad que los pasos que tiene que dar le van a llevar, si los hace de forma correcta, a solucionar el problema por el que está en consulta.

Algunas metáforas que podemos usar en terapia

Sobre todo en la terapia de aceptación y compromiso (ACT), el uso de metáforas está bastante extendido. Nos complace exponer al lector algunas de las metáforas que a nuestro entender, más pueden ayudar a los pacientes o a cualquier persona que se encuentre perdida.

La metáfora de los dos escaladores

Imagina que tu terapeuta y tú sois dos escaladores, cada uno subiendo por una montaña distinta, pero cercanas. El terapeuta puede ver un camino que puede ayudarte a subir mejor tu montaña, pero no porque sea más listo que tú, ni porque la haya subido antes, sino porque está en una posición desde donde puede ver cosas que ahora mismo tú no puedes ver. Finalmente, aunque el terapeuta indique el camino, tú eres el que tiene que subir la montaña.

Por lo tanto, la ventaja del terapeuta respecto al paciente es la perspectiva. El terapeuta puede ofrecerle una perspectiva al paciente con la que este no cuenta; será el paciente el que tenga que integrar esta información, con la que él ya tiene, para avanzar.

La metáfora de la luz

Los pensamientos automáticos negativos, como su nombre indica, aparecen en nuestra mente de forma automática porque han sido repetidos y repetidos durante mucho tiempo. Así, hemos creado un hábito de pensamiento.

Una metáfora que se utiliza mucho en terapia para explicar este fenómeno mental tiene que ver con algo que alguna vez nos ha pasado y hemos hecho todos. ¿Qué ocurre cuando se funde una bombilla o se va la luz? Pues que entramos en una habitación y a sabiendas de que la luz no va a encenderse, apretamos el interruptor. Pasa lo mismo que con los pensamientos, es algo que tenemos automatizado.

La metáfora de la casa y los muebles

¿Una casa deja de tener valor si sus muebles son viejos, feos o están estropeados? La respuesta es no. La casa, tiene valor, independientemente de los muebles que contenga. La casa no son sus muebles. De la misma forma, el ser humano es valioso independientemente de sus pensamientos o sus actos puntuales.

Podemos tener pensamientos o actos más o menos nocivos, dañinos o negativos pero eso no hace que toda nuestra persona sea así.

La metáfora del viaje a tu lugar soñado

Tienes un objetivo: viajar a tu lugar soñado e incluso cambiar de aires y empezar una vida en ese lugar que tanto te gusta. Coges el auto para irte y unos pasajeros intrusos en el asiento de atrás empiezan a decirte: ¿Pero dónde te crees que vas? ¡Tú no tienes capacidad para hacer eso!, ¡No eres capaz de coger este auto, conducir tanto y vivir en otro lugar!, etc.

Esos molestos pasajeros son los pensamientos negativos: intentan boicotear nuestros objetivos, nos generan ansiedad y hacen que, finalmente, dejemos el auto y volvamos a nuestra casa, a nuestra zona de confort.

La metáfora de la fiesta y el invitado que nos cae mal

Te han invitado a una gran fiesta: la boda de tu mejor amigo. Evidentemente, tienes muchas ganas de asistir, pero te has enterado de que va a ir también alguien que no te agrada demasiado. Se trata de un compañero de trabajo del novio que te presentaron una vez y te cae bastante mal. ¿Vas a dejar de ir a la boda por ello? Supongo que tu respuesta será que no, ya que tienes muchas otras personas con las que disfrutar.

De la misma forma, las emociones negativas son como ese invitado: no porque ellas también hayan sido invitadas a la fiesta de nuestra vida tenemos que dejar de hacer cosas que nos importan.

La metáfora del calor

Las emociones negativas son como el calor: muy desagradables. Seguro que no te dices a ti mismo que tener calor es horrible, insoportable o la guerra nuclear. Es molesto, pero sabemos que de vez en cuando hemos de pasar por ello, sobre todo en verano. No le damos más valor.

De la misma forma, las emociones negativas, existen y a veces las vamos a tener que experimentar. ¿Por qué no somos tan indulgentes con nuestros propios estados emocionales? Las emociones, al igual que el calor, un dolor de cabeza o un grano en la nariz, no son más que estados fisiológicos latosos o fastidiosos, pero no tienen mayor trascendencia que la de facilitarnos información.

¡Ahora te toca ti recordar siempre que lo precises estas metáforas!. Notarás como desde esta perspectiva, todo se ve más claro.
Por: Alicia Escaño Hidalgo

La metáfora del diamante en bruto
Imagina que eres una piedra preciosa por dentro, es sólo que aun falta descubrirte, pulirte, aprender de tus experiencias para poder brillar con todo tu esplendor, es decir tu autoestima saludable. Eso se va logrando poco a poco y con el tiempo. No desesperes. Eres una persona muy valiosa, más valioso incluso que las joyas más preciadas. Tu mayor valor radica en tu interior, por allí se empieza.
Y así podemos crear muchas metáforas más según el estilo y creatividad de cada persona. ¡Inténtalo y verás los resultados!
Por: Luis Venegas Chalen

viernes, octubre 13, 2017

COMO TE VEN LOS DEMAS Y QUIEN ERES EN REALIDAD

Para que funcione bien debes seguir las instrucciones sin hacer trampa. ¿Estás listo?

Instrucciones:

Toma una hoja de papel y un lápiz.
Escribe el nombre de 3 animales en el siguiente orden:
Tu animal favorito.
El animal que más te gusta como mascota.
Tu segundo animal favorito, ya sea mascota o salvaje.

Para que resulte bien, escríbelos ahora antes de continuar con la lectura de las respuestas.

Luego ve a la lista de animales y anota las características que corresponden a cada animal.

Verifica tus resultados de la siguiente manera:

El tercer animal refleja cómo te percibes a ti mismo.
El segundo animal describe cómo te percibe la gente.
El primer animal te dice cómo eres realmente.


Fuente: Genial gurú

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jueves, octubre 12, 2017

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